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La compra del puerto de San Andrés incumplió la legislación

Canarias Ahora

Santa Cruz de Tenerife —

La documentación analizada durante las investigaciones de la conocida como operación Lavandera, demuestra que Fórum Filatélico intentó en todo momento evitar que trascendiera públicamente que habían comprado la participación en Valle Tahodio y en el puerto de San Andrés.

Por ello, el empresario y vendedor de estos activos, José Ana Labajos siguió apareciendo siempre como propietario. Y ello es así en cuanto que de las investigaciones se desprende que no se cumplió con los requisitos legales para transmitir la concesión encaminada a construir el puerto deportivo que obligaban a dar cuenta a Puertos de todo el proceso.

En el caso de la recalificación de Valle Tahodio también interesaba que Labajos apareciera como propietario dada la estrecha relación que mantenía con el exalcalde, Miguel Zerolo, imputado por supuesto soborno por el Tribunal Supremo (TS). Una de las condiciones de la venta de los activos fue precisamente que Labajos siguiera manteniendo su estatus como propietario “a todos los niveles públicos” y se comprometiera a hacer las gestiones ante las administraciones para el buen desarrollo de las mismas.

“Catalogado como un auténtico godo”

En un principio se intentó que el arquitecto Julio Aumente, autor del escrito en el que se recogían los supuestos sobornos, fuera la cabeza visible del grupo en Tenerife pero la estrategia falló.

Y él explica las razones de una forma muy gráfica: “Entendí que se había cometido el mayor error que se puede cometer en el mundo de los negocios en la Isla que es ser catalogado como un auténtico godo”. Por lo tanto se decidió que había que recuperar “a toda costa la imagen de José Ana como estandarte del Parque y pasar a un segundo plano de invitado como socio capitalista”.

En uno de los documentos que refleja una reunión sostenida en un despacho de abogados aparece textualmente: “Con respecto al pago reclamado por el alcalde habrá que ver el por qué y a cambio de qué”. Por ello no es extraño que los investigadores hayan concluido: “Los hechos expuestos apuntan desde la literalidad de los documentos a la posible comisión de delitos de cohecho y parecen hacerlo más allá de la mera conjetura”.

Los problemas surgen cuando Aumente comienza a desmarcarse de la trama. Así, en una de las ocasiones se señala, “dado el comportamiento que hemos observado en Julio últimamente, por un lado, hay que tratarle bien, pues es quien conoce mejor el proyecto y con quien tenemos el compromiso como arquitecto, pero sin permitir que se le suban los humos a la cabeza”. Con el tiempo Labajos atribuiría a estas desavenencias su imputación en el caso.

Pero en los buenos tiempos la documentación recoge que eran los encargados de gestionar los negocios de Fórum en la Isla. Labajos contaba con libertad de disponer económicamente de lo necesario, pero contando con el visto bueno de Aumente.

Las negociaciones tomaron un nuevo rumbo cuando el máximo representante de Fórum, José Manuel Carlos Llorca, es acusado de blanqueo de dinero por tráfico de drogas. En ese momento, tal y como refleja Aumente, “en la isla se encendieron todas las alarmas: desde el estudio jurídico, Labajos, la Autoridad Portuaria, Alcaldía... todos, nadie quería tener relación con nada que tuviera que ver con Marbella. Nos pedían insistentemente explicaciones que como bien sabéis no podíamos dar”.

En el calendario de trabajo que se elabora en 2005 se recoge, por ejemplo, la necesidad de tener al arquitecto Fernando Menis, “vinculado en el proceso de inversión profesional y económicamente”. De esta manera, “es como si tuviéramos vinculanda en el proyecto a la alta clase política”, para acto seguido recordar que es hermano del entonces presidente del Gobierno, Adán Martín, y pareja de la exconsejera de Educación y Cultura, Dulce Xerach.

Aumente abandonó la sociedad a finales de 2005 tras recibir 120.000 euros después de que, poco antes, las desavenencias con Labajos fueran constantes. El aquitecto llegó a pedir que se mantuviera al empresario alejado de las negociaciones y le culpó de “habernos metido en un callejón sin salida”. Indicó entonces que no les interesaba tener a una persona, “descontenta, boicoteando continuamente nuestra labor”.

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