Culpable de asesinato pero también loco

El tribunal del jurado que durante esta semana ha juzgado al conocido como “decapitador”, le ha considerado culpable del asesinato de la británica Jennifer Mills Wetsley, a la que decapitó en un bazar chino de Los Cristianos (Arona) el 13 de mayo de 2013, aunque ha considerado probado que lo hizo en un brote esquizoide que le anuló su capacidad intelectiva y volitiva, por lo que se le aplicará la eximente completa de enajenación mental.

Eso significa que Valentinov no será recluido en un centro penitenciario psiquiátrico, sino en un centro psiquiátrico civil. La juez de la sección II de la Audiencia Provincial que ha presidido el jurado deberá determinar en una sentencia el tiempo de reclusión, entre los 15 años (la mínima por asesinato) que pedía su abogado de la defensa, y la máxima (20 años), que pedía el fiscal.

Deyan Velentinov Deyanov decapitó a Jennifer Mills Westley en un ataque por sorpresa, el 13 de mayo de 2011, en el bazar chino de Los Cristianos, en Arona, y salió del establecimiento con la cabeza en la mano.

Para su veredicto, el jurado solo ha necesitado unas tres horas de deliberación, y ha tenido en cuenta los informes de los peritos psiquiatras que intervinieron en el juicio, incluidos los especialistas del centro penitenciario psiquiátrico de Sevilla, en el que Deyanov ha estado internado desde poco después de cometer el truculento asesinato.

Tanto la Fiscalía como el abogado defensor Francisco Beltrán sostuvieron desde el inicio del juicio que a Valentinov cabía aplicarle la eximente completa por enajenación mental.

En sus conclusiones finales, Beltrán también responsabilizó indirectamente del crimen al Servicio Canario de Salud, a la Policía Local y a la Nacional, ya que había muestras de sobra de la esquizofrenia paranoide que sufre el condenado, que fue detenido hasta en cuatro ocasiones antes del hecho, sin que un juez de lo Civil ordenase su internamiento en un centro psiquiátrico.

De hecho, Valentinov estuvo internado 15 días en la Unidad de Psiquiatría del Hospital de La Candelaria, pero fue dado de alta sin diagnosticar, según se dijo en el juicio.

Se despidió del jurado diciendo que él era “la reencarnación de Jesucristo” y mandándolos a la condena del fuego eterno.

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