Una década en barracones: por qué dan clases en aulas prefabricadas en el colegio con mayor déficit de infraestructuras de Canarias

Barracones en el CEIP Costa Teguise.

Jennifer Jiménez

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Un total de 77 aulas prefabricadas estaban instaladas antes de la pandemia en Canarias para albergar grupos de alumnos que no cabían en otros espacios de los centros escolares. El crecimiento de la población en algunas zonas donde se encuentran determinados colegios y el déficit de infraestructuras hacía necesario recurrir a esta medida “provisional”, pero que en algunos municipios, como Teguise, en Lanzarote, se ha enquistado durante más de una década. En menos de dos años, el número de estos barracones se ha ido reduciendo en las Islas, en una meta marcada desde el inicio de la legislatura por el actual Gobierno regional hasta llegar a los 46 que existen actualmente. Según explicó recientemente la consejera de Educación, Manuela de Armas (PSOE), parte de estas aulas se han mantenido a petición de muchos centros para poder dar respuesta a la pandemia, que ha hecho necesario contar con espacios como bibliotecas o salones de actos para desdoblar grupos. Sin embargo, esta no es la situación del CEIP Costa Teguise, el colegio con más barracones de Canarias y que lleva 14 años luchando por unas infraestructuras adecuadas. 

Calor, ventanas que no abren correctamente, con filtraciones de agua en algunos inviernos son algunas de las históricas reivindicaciones, donde constantemente a lo largo de los años se ha ido parcheando la situación. Unas infraestructuras que las familias no consideran adecuadas y que califican de obsoletas. Pedro Gil, presidente del AMPA Pejeverde, destaca que el alumnado sigue “dando clases entre chapas y pasando entre palets para cruzar de un sitio a otro”. Además, lamenta que este año podrían entrar en el colegio 80 estudiantes más, pero finalmente fueron 40. “Hay familias que ya optan por llevarlos a otros centros”, aclara, y añade que “parece mentira que en pleno siglo XXI no seamos capaces de tener una educación pública decente” ya que “la calidad educativa en cuanto a profesorado la verdad es que es muy buena, pero en cuanto a instalaciones es nefasta”, remarca. Según subraya, en su momento, las propias familias compraron con el ayuntamiento ventiladores para instalarlos en las puertas de estos barracones. 

En septiembre de 2020, en plena vuelta presencial a clases tras el confinamiento, las familias celebraron varias concentraciones a las puertas del centro para pedir unas instalaciones dignas. Ahora, las madres y padres están esperando a que comience el curso y supervisar en los próximos días si se ha mejorado algo este verano. Gil, que es padre de un menor que acude a esta escuela, insiste en que la gran reivindicación del AMPA es que se construya un nuevo centro, pero que también se sustituyan esas aulas, que actualmente suponen un total de 13. Además, subraya que las demandas de información el pasado mes de mayo a la Consejería de Educación no han sido fructíferas. “Solicitamos una reunión a tres bandas, con el Ayuntamiento y la Consejería para que nos expliquen qué se va a hacer”, insiste este padre. 

Por qué se ha enquistado la situación

La consejera de Educación del Gobierno de Canarias se pronunció precisamente sobre este asunto hace unas semanas en el Parlamento y señaló que cuando era viceconsejera de esta misma área en 2014 presentó un proyecto al Ayuntamiento de Teguise para sustituir esas aulas por otras fijas. La iniciativa fue rechazada por el consistorio porque se debía realizar una modificación referida a los linderos, pero también porque esas aulas se encontraban fuera de ordenación por parte de la corporación municipal, que tiene calificado ese suelo como uso deportivo, pero no educativo. Por tanto, si este requisito no se modifica, desde este departamento aseguran que no es posible convertir esas aulas en fijas. Por otro lado, desde la Consejería aclaran que ya se han iniciado los trámites y se trabaja en la futura construcción de un nuevo Centro de Enseñanza Obligatoria, que también dé respuesta a la demanda de espacio que se está produciendo en el Instituto de Enseñanza Secundaria de la zona.

La población de Costa Teguise está experimentando un crecimiento importante en los últimos años. En 2008, cuando se inauguró el colegio, contaban con poco más de 6.000 habitantes, pero en solo unos años creció hasta los casi 9.000 y según el ayuntamiento la previsión es que en pocos años siga creciendo hasta los 12.000 residentes. El colegio pronto se quedó pequeño, pero durante 14 años la situación se ha enquistado y la solución provisional que suponían estas aulas modulares ha perdurado en el tiempo. En 2015 se produjeron nuevas elecciones y en 2016 se rompió el pacto regional entre Coalición Canaria y PSOE. No obstante, en toda esa legislatura pasada Educación quedó en manos de los nacionalistas, con Soledad Monzón al frente, que tampoco desatascó la situación. Según explica el concejal de esta área en el municipio, Javier Díaz, también nacionalista, entonces se decidió dejar el proyecto presentado por Manuela de Armas de construir como fijas las aulas modulares y centrarse en el nuevo centro escolar “para buscar una solución definitiva”. En 2017, el consistorio asegura que cedió una parcela para ello y que desconocían que la actual Consejería quería continuar con el proyecto de 2014. 

Desde la Consejería de Educación apuntan que un técnico se ha dirigido hasta el consistorio para conocer el estado actual de dichos terrenos. Según el ayuntamiento, este problema burocrático se encuentra en vías de solución y está a la espera de un informe jurídico para posteriormente llevar a pleno ese cambio en el plan de ordenación municipal en el que se modifique el uso de ese espacio donde se encuentran las aulas modulares. Una vez se realice dicha modificación en el plan de ordenación, podrán construirse aulas fijas en la zona, al mismo tiempo que el grupo municipal espera que se liciten las obras del nuevo colegio. El consistorio asegura que ha facilitado la información requerida a Educación, que por su parte insiste en que se está trabajando para que esta obra pronto sea una realidad. “No somos ni docentes ni técnicos, pero somos padres y queremos que nuestros hijos estén en unas condiciones dignas”, concluye el portavoz del AMPA. 

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