Los expertos advierten: “Llenar el campo de árboles frutales es una auténtica locura”
“Vamos a lavar, secar y tirar semillas en el campo, como se ha hecho en Tailandia, para llenar el campo de árboles frutales”. Este es uno de los mensajes que ha circulado por WhatsApp en los últimos días. A través de una cadena en la red social se invita a la ciudadanía a subir a las cumbres de las Islas y comenzar a plantar árboles frutales sin precisar cuál es el objetivo o qué se persigue con esta iniciativa. Frente a este tipo de ideas, varios expertos coinciden en que, de ser verdad, son mensajes que “pueden hacer mucho daño” y en que hacer eso sería una “auténtica locura”. “Una especie ajena al ecosistema produce los mismos efectos que cualquier especie invasora”, manifiestan.
El catedrático de Biología de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) Pedro Sosa hace hincapié en la diferencia que existe entre los árboles frutales que una persona particular puede cultivar en una finca en un momento determinado a salir al campo y tirar semillas de cualquier fruta. “No podemos pensar que de esa manera vamos a hacer una repoblación fantástica y vamos a tener naranjas y plátanos por todos lados, un paraíso y un vergel en el cual vamos a tener de todo en la Isla. Eso no es así”, aclara.
Sosa sugiere que se tenga en cuenta la importancia de respetar el hábitat de cada una de las especies que podemos encontrar en las islas. “Las plantas de cultivo deben estar en su sitio controladas, cuidadas por los especialistas, gente agraria o agrícola”. El biólogo cree que la importancia no radica tanto en las consecuencias que puedan traer este tipo de mensajes, ya que en muchos lugares no se darían y no ocurriría nada, sino en que realmente “hay que respetar y valorar lo que significa la naturaleza”.
El peligro de las cadenas a través de WhatsApp y Facebook es un asunto que lleva debatiéndose mucho tiempo. En la búsqueda de acabar con las noticias falsas y bulos, la aplicación de mensajería ya ha activado la limitación del reenvío de mensajes a solo cinco contactos, pero, aún así, se puede multiplicar rápidamente el número de personas a las que les llegue la información. De momento no se conoce el origen de este mensaje ni qué personas o grupos de personas comenzaron a difundirlo. Ni siquiera si es un bulo o hay alguien que haya comenzado a hacer estas plantaciones.
Sosa cree que es importante advertir a la ciudadanía del peligro que puede ocasionar. “En este caso puede parecer una bobería, pero no se debe hacer”. No obstante, el catedrático explica que en determinadas zonas donde hay agua sí pueden darse este tipo de plantas. “En un área como Valleseco o San Mateo, donde hay tierra fértil podrían salir”. “Imagina llegar al Roque Nublo, que tiene un paisaje determinado, que no hay árboles porque en esa zona no tiene que haber y te encuentras aquello lleno de plataneras. No tiene ningún sentido”, considera.
En la misma línea opina el coordinador de espacios naturales en el Cabildo de Gran Canaria, Francisco González. Este experto cree que el mensaje, en principio, no tiene importancia pero se cuestiona qué objetivo puede perseguir esta iniciativa. “¿Cuál es el sentido? ¿Qué haya árboles frutales? Cualquiera con mínimos conocimientos en agricultura sabe que para obtener unas frutas aceptables los árboles que se cultivan tienen que tener un cuidado y un tratamiento”, señala. “El sentido de este planteamiento no es muy lógico”, afirma.
González detalla que se podrían dar dos situaciones. La primera es que caigan pipas de variedades comerciales muy estandarizadas y “probablemente no sean ”fértiles“, con lo que ”no tendría efecto“. Y la segunda es que se planten semillas de frutas más tradicionales y no tengan limitación a la germinación. ”Lo que se puede producir si germinan es el mismo proceso que una especie invasora, se establecería, podría estar tiempo ahí y dar lugar a una expansión de esta especie“.
“Nosotros estamos pensando en manzanas, peras, ciruelas, pero si alguien se le ocurre hacerlo con palmera datilera tendríamos un problema con la nuestra”, indica. El experto resalta que la palmera datilera es muy parecida genéticamente a la palmera canaria y si llegara hasta aquí se empezaría a perder el patrimonio genético de una especie autóctona.
Con estas iniciativas se comienza a “modificar la composición de especies del sistema y se limita la capacidad de reproducción de las especies nativa. Al final lo que vamos a tener es una mezcla de ecosistemas que no responden al original”, recalca.
Las especies invasoras, un problema en Canarias
El coordinador de espacios naturales del Cabildo aclara que “cuanto más equilibrado tengas el ecosistema, más difícil es que las especies que no pertenecen a ti entren”. El problema en Gran Canaria reside en que es una isla “con alto nivel de intromisión al territorio”, eso hace que este tipo de especies, vegetales o animales, tenga bastantes huecos para entrar.
La culebra real de California, Lampropeltis getula californiae, es una de las especies que más se han reproducido en la isla en los últimos años. Se encontraron a finales de los 90, pero se han multiplicado y, sobre todo, en la zona norte de la isla es habitual encontrárselas en las montañas e, incluso, se han visto a algunas en los núcleos poblacionales.
González cuenta que la situación de la culebra californiana es “pintoresca”. Al principio se pensaba que no tendría recorrido, pero, en la actualidad, se están alimentando de otros réptiles, de los lagartos, lisas, etc. Suelen comer lagartos pequeños o juveniles, por ello, el experto explica que “al final la mayor parte de los lagartos adultos en una zona donde habiten las serpientes terminarán su ciclo vital y no habrán más, ya que no has tenido jóvenes durante montón de años porque las culebras los han desaparecido”.
Los especialistas coinciden en el problema que ha generado otra especie invasora como el rabo de gato. Es una planta que viene de África y se planta en jardinerías, en zonas áridas y semiáridas. El problema está en que acaba dando el salto a la naturaleza. González recuerda “que su semilla tiene viabilidad durante muchos de años y nos genera un problema porque tenemos el ecosistema alterado”.
Pedro Sosa señala que otro problema en la isla es el de las colonias de gatos. “En el campo hay miles de gatos sueltos y están cargándose la biodiversidad. Se comen los huevos de los pájaros, las aves, atacan a los lagartos, perenquenes y muchos más animales que nos protegen de determinados insectos”.
La misma situación se da con las cabras asilvestradas, considera Sosa, que “están haciendo un daño tremendo. Generan mucho daño a las especies endémicas ya que se alimentan de vegetación nativa canaria”. Las ardillas son animales que también suponen un problema en Fuerteventura, no tanto para los cultivos sino para la fauna. “Se comen caracoles, insectos y especies autóctonas de la isla”, indica el biólogo.
Ambos expertos afirman que el funcionamiento de las especies invasoras pasa por aprovecharse de desequilibrios previos, pero también generan ellas mismas irregularidades. “El problema está en que a veces no son muy visibles los daños que puedan estar haciendo o lo son al cabo del tiempo”, concluyen.