Guaguas “al tope de su capacidad” en Tenerife en temporada alta de turistas: “He llegado a esperar una hora y media”

Una guagua de Titsa, en Santa Cruz de Tenerife

Nayra Bajo de Vera

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“En temporada alta, es imposible confiar en la guagua”, relata Aday (nombre ficticio), un joven tinerfeño que utiliza el transporte público a diario. “Me han llegado a dejar botado a las 6.00 de la mañana, obligándome a hacer piruetas para llegar a tiempo a mi trabajo”, una situación que se lleva produciendo desde antes de la bajada del precio de los bonos y la gratuidad para viajeros habituales.

Al igual que Aday, miles de personas utilizan la guagua como principal medio de transporte en Tenerife. El incumplimiento de los horarios y viajar de pie en guaguas al límite de su capacidad es un problema que afecta a gran parte de los viajeros, “pero al menos la guagua llega, tarde o temprano”, relata el joven. Esta es una queja habitual de los usuarios, que se ha agravado desde hace algunos meses.

En los meses de invierno y verano, Aday apunta que se da “un problema aún mayor, cuando se suman estudiantes y turistas”. En su caso, la 103, que sale desde el Puerto de la Cruz en dirección a Santa Cruz, en ocasiones va tan llena, en gran medida de turistas, que ha tenido que esperar hasta una hora y media para coger una guagua “que no esté al tope de su capacidad”.

Adrián Flores comparte la misma preocupación que Aday. Asegura que cuando no puede subirse “es porque van con mucho retraso y, básicamente, no paran”, aunque otras veces ha visto que “van hasta arriba y no paran porque no pueden”, una situación que ha encontrado en las líneas 111, 015 y 471.

Exceder la capacidad o dejar pasajeros fuera

Ese es un problema que se reproduce en otras líneas, algunas en el sur de la Isla. Ana Hernández, vecina del sur, describe unas “colas enormes” en San Isidro, Los Cristianos y, sobre todo, en el Intercambiador de Santa Cruz. En las rutas que siguen la 110, la 111, la 450 y la 010, ha visto algunas guaguas que, por ir demasiado llenas, tienen que dejar a gente fuera, aunque no cree que sea algo frecuente, sino cuestión de momentos puntuales del día, como las primeras horas de la mañana o la vuelta del trabajo, y en ciertos períodos concretos.

La 105 y la 050, guaguas que parten, respectivamente, de Santa Cruz y La Laguna, hasta llegar ambas a Punta del Hidalgo, experimentan ocasionalmente la misma situación. Ico Escatllar, residente de esta zona de la Isla, relata que en fechas como las vacaciones de verano o los carnavales no ha podido coger la guagua, teniendo que esperar a la siguiente, con media hora de diferencia. No obstante, indica que le ha ocurrido contadas veces, a pesar de ser usuaria habitual.

Por su parte, Fátima Kenair, vecina de Garachico, asegura que puede subirse “con tranquilidad” en la línea 363, dado que su casa no está tan lejos del punto de partida. Sin embargo, cuando llega aproximadamente a la zona de Los Realejos, los chóferes siguen subiendo a gente “aunque no quepa un alma de pie”, por lo que “muchas veces la gente va sentada incluso en los escalones de la puerta trasera”, excediendo la capacidad límite por mucho, pero permitiendo que todos los pasajeros suban.

Desde el 3 de octubre del año pasado, Transportes Interurbanos de Tenerife (Titsa) puso en funcionamiento tres líneas nuevas en el sur, con trayectos más directos y de menor duración. Concretamente, estas líneas son la aeroexpress 10, que conecta Santa Cruz con el aeropuerto de Tenerife Sur, la 112, a Los Cristianos y la 452, entre San Isidro y La Caleta. En ese mismo mes, la empresa pública de transportes anunció el aumento de su flota con 60 guaguas híbridas nuevas.

Según han declarado fuentes de Titsa a este periódico, “todas las guaguas” de las que disponen están activas, dado que “se ha ralentizado” la llegada de guaguas que compraron “desde hace un año”, motivo por el cual han debido recurrir a la compra de vehículos de segunda mano de Lituania, que deben ser adaptados a las condiciones de seguridad requeridas.

Asimismo, manifiestan que el contexto actual “no es comparable” al del mismo periodo hace unos años, debido a las restricciones de aforo por la COVID y al aumento de pasajeros, “superior a las 200.000 personas diarias”. Esperan en los próximos meses aumentar su flota, el número de profesionales formados y de conductores contratados.

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