''El ingenio y las ganas de hacer no se pueden recortar''
Soraya Torres dio carpetazo a una dilatada etapa de su vida el día que la secretaria de su abogada le comunicó que su despido había sido declarado improcedente. Cerraba así una puerta que se abrió en 2003, un año después de terminar la carrera de Trabajo Social, cuando pasó a formar parte de un proyecto de la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias para centros de atención preferente.
Como falsa autónoma hasta 2007 y a través de una subcontrata después, Soraya trabajó en tres colegios de Gran Canaria hasta que firmó su último contrato en junio de 2010. Ese año se convirtió en una víctima más de los recortes de las administraciones públicas. El proyecto desapareció y más de 20 trabajadores se quedaron en la calle. Posteriormente, el juez les daría la razón en el proceso legal que emprendieron contra el Ejecutivo regional. Algunos lograron volver; otros, como Soraya, fueron indemnizados.
Se cerró una puerta, pero se abrió una ventana. La trabajadora social decidió entonces que era el momento de canalizar todos los conocimientos que había adquirido a través de cursos dispersos y darle un empaque académico matriculándose en un postgrado de pedagogía sistémica en la Universidad de Barcelona (UB). ''Empecé a formarme en 2007 en este terreno con Amparo Pastor, una psicóloga que vive en Madrid y viene a Canarias puntualmente. Me enamoré del método y quise seguir investigando. Fue al quedarme sin trabajo cuando decidí darle un carácter más oficial“, explica.
Esta corriente pedagógica está basada en el funcionamiento de los sistemas (familiar, laboral, político, escolar?) y los desórdenes que se producen en ellos. ''La terapia sistémica te ayuda a ampliar la mirada, a ver las cosas desde otro punto de vista. El primer pilar es la familia y en todas hay enredos: el hermano mayor cuida de la madre o el hermano menor hace de mayor. Este método permite deshilachar los nudos, cambiarlos“, expone Soraya.
En 2008 ya impulsó un proyecto sobre inteligencia emocional en el Colegio Alfredo Kraus de Lomo Los Frailes aplicando esta metodología; ''Propuse al equipo directivo gestionarlo en el centro y les pareció buena idea. Empezamos a hacer reuniones para padres, abiertas a la comunidad. Dio muy buenos resultados y la participación fue muy amplia, pero, desgraciadamente, nadie ha podido asumir ese proyecto en el centro“.
En el marco de un convenio con la UB, Soraya realiza actualmente prácticas en Proyecto Hombre y en el IES Valsequillo mientras perfila un proyecto que guarda con celo. ''Está relacionado con la familia y supervisado por la Universidad, para ver qué vías de ejecución puede tener aquí. Es un proyecto muy bonito, que me hace mucha ilusión“, admite la trabajadora social, que rebosa optimismo a pesar de la complicada situación por la que está atravesando el sector. ''Quiero pensar que el ser humano va a tener una transformación. Es el momento de ser emprendedores, de atrevernos a crear. Una cosa que no nos pueden recortar los políticos es nuestro ingenio y las ganas de hacer”, asevera la grancanaria.
''Estamos limitados en la parte económica desde el lado público, pero la sociedad sigue teniendo necesidades y las personas que tienen buenas ideas encontrarán los recursos y los medios para hacerlo. El cómo es la pregunta del millón“, zanja Soraya, al tiempo que reivindica el valor de la formación continua: ”La sociedad cambia minuto a minuto. La conciencia social tiene un peso tan grande en cada individuo que lo que ayer servía, hoy no. Te tienes que adaptar“.