“Mi tortura fue la espera”
Elena abortó el año pasado. Reconoce que tuvo suerte, ya que lo hizo bajo el amparo de la Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de Interrupción Voluntaria del Embarazo de 2010.
Acudió al Área de Salud donde le fue entregado un sobre cerrado que contenía información de las ayudas y prestaciones a las que tienes derecho si sigues adelante con el embarazo. Con la regulación de 2010 las mujeres están obligadas a mantener tres días hábiles de reflexión antes de decidir la intervención. Algo que muchas mujeres no comparten, “yo lo tenía muy claro, no necesitaba reflexionar durante tres días”, asegura Elena.
Cuenta que tuvo la mala suerte de acudir un viernes al centro, lo que hizo que el proceso se prolongara, “recuerdo que además coincidía con algún día de fiesta, por lo que tuve que esperar más de una semana”. “Mi tortura fueron las semanas que tuve que esperar sabiendo que estaba embarazada”, afirma.
Al llegar a la clínica concertada, nadie le preguntó a Elena por qué había decidido abortar. Al contrario que la ley anterior, la regulación de 2010 estipula que las mujeres podrán interrumpir su embarazo hasta la semana 14 sin tener que justificarlo.
Elena hace hincapié en la falta de información que hay al respecto, “nadie te dice dónde tienes que acudir primero, ni cuáles son tus derechos. Una chica de 16 años que no afronta que está embaraza, que tiene miedo, cuando decide dar el paso igual ya es muy tarde”.
Estigma
“Lo que te machaca psicológicamente no es el hecho de haber abortado, sino el cómo te juzgan”, afirma Elena.
Es muy común entre las mujeres que han decidido interrumpir su embarazo el sentir que son juzgadas por ello,“hay un estigma que tiene mucho peso y que te remueve interiormente por muy claro que lo tengas”, apunta Elena.
Uno de los momentos que hacen que el proceso sea más difícil es enfrentarse a la pregunta ¿Por qué? En el caso de Elena, la pregunta la realizó su médico de cabecera cuando acudió a ella tras haber interrumpido su embarazo, “¿Y qué mas da? Es mi cuerpo y es un derecho”, afirma Elena.
Hay circunstancias que incomodan aún más a las mujeres, Elena cuenta que “cuando eres joven y ya has tenido hijos el estigma pesa más del doble”.
El hecho de que el aborto siga siendo un tema tabú empeora la situación, “si no está aceptado socialmente, pesa más y te acaba machacando”, asegura Elena, que destaca lo importante que es recibir apoyo desde sus círculos de confianza, “te sientes aliviada cuando ves que las personas no te juzgan cuando lo cuentas”.