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Los traficantes libios de inmigrantes reutilizan los barcos patera

Cerca 700 inmigrantes desaparecidos en el Mediterráneo, tras un naufragio

Efe

Las Palmas de Gran Canaria —

Frontex observa con preocupación la deriva que ha tomado la llegada de inmigrantes a la UE desde Libia, con barcos cada vez más sobrecargados como el que acaba de naufragar en Italia, pero también con traficantes que ya no dudan en amenazar con armas de fuego a los servicios de salvamento.

La Fiscalía de Catania (Italia) acaba de confirmar este martes que unos 850 inmigrantes viajaban en el barco que naufragó el domingo pasado cuando se les acercó un mercante portugués que intentaba prestarles auxilio, en una tragedia en la que los muertos se cuentan ya “por cientos”, según la misma fuente.

El director ejecutivo adjunto de la Agencia Europea de Fronteras (Frontex), Gil Arias, sigue este martes la evolución de los acontecimientos desde Las Palmas de Gran Canaria, donde la Guardia Civil ha reunido a cuerpos de seguridad de más de 30 países de Europa y África para analizar el fenómeno de la inmigración irregular y, en particular, los sucesos que se están produciendo en el Mediterráneo.

En una entrevista,, Arias explica que las primeras informaciones de las que dispone su agencia indican que el barco que naufragó el domingo salió de Trípoli, de “uno de los dos o tres lugares” cercanos a la ciudad donde las mafias del tráfico de personas están centralizando su actividad, gracias a las facilidades que encuentran en Libia por la falta de autoridad en el país.

“Lo que sucedió, parece ser, porque todavía no está confirmada esta información, fue que al aproximarse un mercante portugués que navegaba por la zona o que había sido enviado allí por el Centro de Coordinación de Salvamento de Italia, los inmigrantes se acumularon en la popa del barco, en un intento de ser rescatados cuanto antes. Es humano, pero eso hizo que volcaran y se hundiesen”, relata.

Frontex aprecia en los últimos sucesos con barcos procedentes de Libia un giro alarmante: Las mafias siguen empleando los mismos puntos de partida y casi las mismas rutas, pero no era habitual en esa zona del Mediterráneo ver embarcaciones tan hacinadas como el que ha provocado la última tragedia.

“Esto puede obedecer a que cada vez las embarcaciones son más escasas y a que los traficantes tratan de aprovechar los pocos barcos de que disponen para poner el mayor número de inmigrantes a bordo, aunque ello incremente el riesgo de hundimiento, como ha sucedido”, relata el responsable de la Agencia de Fronteras.

Esa hipótesis la corrobora otra circunstancia que inquieta aún más a Frontex y a los países que encaran esta crisis humanitaria en primera línea: en varios casos, los traficantes navegan próximos al barco-patera y, cuando los inmigrantes han sido rescatados, tratan por todos los medios de que el barco no sea incautado y destruido.

“Intentan llevárselo a Libia para reutilizarlo. Ya ha habido dos casos en los que han amenazado con armas de fuego a las tripulaciones que estaban rescatando a los inmigrantes para impedir que se llevasen en barco”, apunta Arias, quien subraya que, por ello, el consejo extraordinario de ministros de Interior y Exteriores que acaba de celebrar la UE por esta crisis ha puesto énfasis en la necesidad de retirar de la circulación esas embarcaciones.

Arias explica que los ministros también se plantearon otras opciones, como la de intervenir militarmente en Libia, algo que se descartó “porque tiene implicaciones muy serias”, o la de establecer una vigilancia marítima cerca de ese país, en vista de que no existe allí una autoridad local que pueda ayudar a frenar los flujos migratorios en origen, como se hizo en África Occidental.

Sin embargo, Frontex estima que, por más medios que se pongan, “nunca habrá garantías de evitar al cien por cien las tragedias”.

“No podemos olvidar que el Mediterráneo es inmenso, son más de dos millones y medio de kilómetros cuadrados, y los medios son limitados. Aunque exista la voluntad política (...), pretender tener bajo vigilancia absolutamente toda la superficie del Mediterráneo no es realista, es una utopía”, defiende su director ejecutivo.

Frontex asume, de hecho, que este año se batirán las cifras de llegada de inmigrantes irregulares a la UE que se registraron en 2014, aunque ya fueran “astronómicas” (280.000 personas).

Gil Arias recuerda que, solo en el primer trimestre del año, llegaron irregularmente a Europa 57.000 personas, el triple de que de enero a marzo de 2014, y ello a pesar de que hasta ese momento se estaba produciendo un ligero descenso de las entradas en Italia.

La tendencia no solo se mantiene en el segundo trimestre, sino que ahora también se le suma el caso de Italia, a cuyas costas han arribado en lo que va de abril alrededor de 10.000 personas, añade. “Por eso nuestras perspectivas son muy pesimistas. Si la tendencia se mantiene, vamos a superar con creces las cifras de 2014”, admite.

Además, a Frontex le preocupa la evolución al alza que se está produciendo en la entrada de inmigrantes irregulares por el este de Europa y los Balcanes, fundamentalmente de ciudadanos kosovares.

Solo en el primer trimestre, apunta su director, unas 32.000 personas accedieron irregularmente a la UE cruzando por la frontera de Serbia a Hungría.

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