Espacio de opinión de Tenerife Ahora
Preguntas
De la misma forma que la mayoría no tiene siempre la razón, tampoco la legalidad siempre va de la mano de la ética, en la mayoría de las ocasiones porque la ética social suele ir un paso por delante de la que se plasma en las normas y reglamentos jurídicos. Mientras que en Europa la transparencia es una cuestión de obligado cumplimiento, en España todavía estamos comprendiendo qué es la transparencia y cómo debe usarse. En Canarias, como siempre, vamos con una hora menos, aunque fingimos ser la locomotora del cambio.
Esto es lo que le ocurre al Cabildo Insular de Tenerife, presidido por Carlos Alonso (CC), que, mientras se creen que son la locomotora del cambio, están a años luz de lo que demanda la ciudadanía. Sucede que el Cabildo de Tenerife es una de las instituciones con mayor oscurantismo de toda España y, además, en los últimos tiempos, este se ha servido con polémica porque se han detectado diversas irregularidades en sus empresas. Fue algo que no ha ocasionado mucho revuelo porque parece que con disimulo y una disculpa en letra minúscula todo queda en casa.
Gasto o inversión
Esta semana saltaba una noticia que permite, una vez más, que los ciudadanos dudemos de la ética de nuestros dirigentes. Y repito para los despistados de la clase que legalidad y ética no van siempre de la mano. La noticia que hace saltar las alarmas es la existencia de lo que la oposición denomina tarjetas black, que tanto el propio presidente del Cabildo, Carlos Alonso, como algunos consejeros insulares y directivos utilizan para realizar diversos gastos relacionados con las sociedades mercantiles del Cabildo.
Entre los datos conocidos, destaca el uso que les dio el exconsejero delegado de Turismo (del PSOE) Miguel Ángel Santos, que, en cuatro años, gastó un total de 699. 527 euros. Carlos Alonso ha explicado que esto no es un gasto “alarmante” y ha defendido la labor de ese ejecutivo socialista. Sí, un miembro de Coalición Canaria defendiendo la labor de un socialista. Los medianeros también hacen cosas bien.
Me surgen las siguiente dudas: cuál es el límite de gasto que tienen los consejeros, qué tipo de conceptos cubren las tarjetas, cómo se controla que un gasto es oportuno. ¿Qué ocurre si a un consejero le da un brote de alegría y tira de tarjeta? También hay que preguntar cómo se explica que dentro de una misma área se pase de gastar casi 700.000 euros a 6.000. ¿Es Alberto Bernabé menos eficiente que Miguel Ángel Santos? ¿No desarrolla sus acciones de forma correcta, como señala el Cabildo que lo hacía Santos? ¿Es ético que se gasten dichas cantidades y que la ciudadanía no tenga la posibilidad de saber en qué con detalle?
La pregunta que desató la discordia fue la siguiente: “¿Para qué necesitan tarjetas de crédito los altos cargos de las sociedades del Cabildo?”. La respuesta de Santos y Alberto Bernabé fue algo así como “no somos los únicos”, respuesta que da mucha tranquilidad. Pero Santos añadió a su explicación algo digno de estudio. Señaló que esas tarjetas no se utilizan para gastos personales sino para comprar billetes de avión, estancias en hoteles, gastos de promoción y organización de eventos. ¿La estancia en un hotel no es un gasto personal?