Espacio de opinión de Tenerife Ahora
Subsuelos de las redes
Me parece absolutamente increíble que en los tiempos que corren todavía haya hombres que te pidan amistad por las redes sociales con cualquiera sabe qué malintencionados objetivos. La verdad es que no sé qué ideas campan a sus anchas en la cabeza de algunos especímenes de la raza humana. Y te das cuenta de lo poco hemos evolucionado en realidad. Parece que tanta publicidad lo único que ha conseguido en la cabeza de estos es precisamente el efecto contrario: están en plena fase de involución.
Les pongo por ejemplo el de un señor al que has visto por tu pueblo, sabes que es un hombre respetable y te invita a formar parte de sus amigos de Facebook o bien le envías tú la invitación por esas mismas razones. Acto seguido te escribe por mensaje privado y te dice que tienes unos ojos muy bonitos y una boca que le inspira no sé cuántas barbaridades. Te asustas. De esa persona no te esperabas eso ni muchísimo menos, pues sabes que es -o creíste que es- un señor honrado, de moral intachable.
Les pongo otro ejemplo. Tienes entre tus contactos de Facebook al amigo de un amigo muy famoso. No lo conoces en persona y por mensaje privado te ha saludado cordialmente alguna vez y le has devuelto el saludo sin sospechar nada. Un sábado cualquiera por la mañana te saluda nuevamente, todo esto por privado, por supuesto, porque si se supieran nombres de los individuos a que me estoy refiriendo saltarían más de cuatro chispas. Tú le devuelves el saludo y le preguntas qué tal le va todo, por cortesía, simplemente, y te contesta: “Hoy me he levantado… hmmmm. ¿Quieres verlo?”. Absolutamente perpleja le echas la bronca de turno y lo pones en su sitio y él te pide disculpas y piensa que ya está, que no ha pasado nada.
Les pongo un ejemplo más. Tienes entre tus contactos a un antiguo compañero de trabajo y te dice que le envíes tu número de móvil que lo ha perdido. Tú aceptas sin sospechar y sin más empieza a decirte por WhatsApp que no se había atrevido a decírtelo pero que en su día te miraba las tetas y el culo porque le gustabas y, sin planteárselo ni dos veces, empieza a enviarte de forma compulsiva fotos de su miembro viril absolutamente erguido y a decirte que si te gusta, que si tiene sitio, que si pudiéramos hacer esto y lo otro… Y no te salen las palabras porque la mandíbula te roza el suelo de puro asombro.
Y les pongo aun otro ejemplo más. El del que te agrega a Facebook y que te da detalles de gente del antiguo grupo de tus amigos al que supuestamente él perteneció también, todos ellos datos verídicos, pero tú no recuerdas su cara, cosa extraña que no te suele pasar. De pronto empieza a contarte sus intimidades y te hace una proposición indecente cualquiera y tú la frenas en seco porque no te interesa y obviamente no te la esperabas. El tipo, despechado, se enfada y empieza a insultarte, a llamarte de todo y tú, con los ojos como platos, que no sales de tu incredulidad…
¡Pero bueno! ¿Qué se ha creído la peña? ¿Que una los está esperando con los brazos abiertos desde el principio de los tiempos para compartir con ellos todas las cosas de nuestra vida? ¿Que son la última cocacola del desierto por el que nosotras andamos sedientas? ¿Que no sabemos pedir por esta boca si algo nos interesa de alguien? ¿Que si no les hacemos saber nada de eso es que nada no interesa de ellos? ¿Que son ellos los enviados del Señor para redimirnos? Por no plantearse, ni les interesa si tenemos pareja o no, les da lo mismo. Ellos van a saco.
Pues por mi parte les digo que esto no es ni más ni menos que acoso, machismo puro y duro, violencia de género. Pero a ti no se te vaya a ocurrir mencionárselo a ellos, porque ellos no son maltratadores, no son machistas, no son acosadores, no son violentos. En todo caso la feminazi eres tú. A lo mejor sus recién descubiertas tácticas les sirven para otras víctimas inocentes, pero las de mi edad y mi experiencia los vemos venir desde lejos la mayoría de las veces y nos hacemos las ingenuas para ver hasta dónde llega la zafiedad de este espécimen de engreído macho alfa.
Pero aun así, no deja de asombrarme la cantidad de veces que sucede y lo previsibles que son sus movimientos, sus palabras y se me hace que todavía hay mucho que concienciar en esta sociedad, mucho más nivel de machismo y violencia del que nos podemos llegar a imaginar.
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