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Con las togas sucias

Camy Domínguez

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¡Mira que tenemos mala suerte! Es que se nos ocurre montar un circo y no solo nos crecen los enanos, sino que prohíben las actividades de doma de animales, por decir algo, que por supuesto que me dan penita los animales cautivos, especialmente los de los circos, y de hecho nunca he visto uno de estos espectáculos.

Decía yo esto porque, encima de que sabemos que la justicia es lenta, y cada vez más, porque en la era del conocimiento somos paulatinamente más conscientes de cuáles son nuestros derechos y cada día más, e incluso por cualquier nimiedad, denunciamos ante la justicia cosas que en multitud de casos pudieran resolverse con un simple acto de mediación, que es más rápido y barato.

Hoy en día los casos conocidos de corrupción, de violencia de género, de delincuencias varias en los diferentes juzgados se amontonan exponencialmente, pero eso no quiere decir que los jueces y demás personal togado sean más veloces en su resolución.

Por ejemplo, para resolver un divorcio, ocurrida la separación en agosto de 2010, se falla la sentencia en abril de 2012 y la manutención de los hijos habidos en la pareja se empieza a contar a partir de diciembre de 2011, lo cual quiere decir, y de hecho dice, que los hijos de esa pareja entre agosto de 2010 y diciembre de 2011 no tienen ningún derecho a pensión de alimentos, aun estando el progenitor custodio sin percepción económica, esto es, de ser por la justicia hubieran muerto por inanición los pobres angelitos. Es una aberración o una incoherencia o una injusticia o muchos calificativos que se nos pueden ocurrir.

Y más aún. Si el progenitor no custodio se niega a pagar dicha pensión una vez establecida la sentencia firme de divorcio, el progenitor custodio puede exigir que se ejecute la sentencia, embargando bienes, si los hubiere y por voluntad propia del progenitor no custodio los aporta, pero si no los hay o habiéndolos los presenta inservibles en el juzgado aproximadamente en julio de 2013 se produciría el acto fallido de embargo (otro año más en que los menores no reciben alimentos), con lo que pasaríamos a realizar una reclamación por la vía penal (con abogados y procuradores, por supuesto), la cual vendrá a resolverse en junio de 2015, en la que el progenitor no custodio será condenado a pagar o cumplir cárcel. En todo ese tiempo, pueden haberse sucedido varias denuncias por el mismo incumplimiento de pago de pensión de alimentos y todavía en noviembre de 2016 estar celebrándose juicios inútiles por no haberse simplificado en un solo acto todos los relacionados.

Obviamente, he relatado un caso real de más de seis años coleando por los juzgados un impago de nada menos que una pensión de alimentos a menores, cuestión en la que dice la ley que no hay tu tía. No sé entonces si llamarlo ineptitud del sistema judicial o algún pseudónimo más adecuado para no decir que se vayan a hacer puñetas (tan bonitas que son las puñetas y la expresión resulta tan indeseable).

Y si a ello añadimos que algunos cargos judiciales son nombrados a dedo por el partido del gobierno, que entre los magistrados se clavan puñaladas traperas en aras de pillar poder haciéndose grabaciones mutuas y zancadillas varias (véase el caso Albagate), ¿qué esperanzas nos pueden quedar a los ciudadanos para seguir creyendo en la justicia? ¿A dónde vamos a parar con semejante podredumbre? ¿Qué será lo siguiente si ya hemos gastado el asombro que nos quedaba?

Cuando yo era pequeña y tardaba demasiado en llegar del cole, mi madre me reprochaba diciendo: “Siempre vas atrás como la Justicia”. Desde esa época en que todo era interpretación e imaginación, ya le tenía ojeriza a la tal Jusiticia. Debía ser un personaje de lo peor para que mi madre me comparara con ella. Creo que ahora entiendo la amplitud de aquella certera expresión.

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