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Román Delgado

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El incendio forestal de Arafo-Candelaria, que se inició en el monte de esos dos municipios del sudeste de Tenerife en la noche del 15 de agosto de 2023, es, sin duda, lo peor que le ha pasado a la naturaleza de esta isla en los últimos tiempos. 

Muchos de los tinerfeños y tinerfeñas que hoy miren atrás no recordarán un evento parecido, de esa magnitud y con ese volumen de destrucción, con tantos días con el fuego activo, con numerosas evacuaciones de personas y animales domésticos, y con afecciones gravísimas al bosque, el pinar, el monteverde, la vegetación de cumbre y el paisaje agrario de las medianías altas del norte de Tenerife, más lo ocurrido con la fauna silvestre e infraestructura y servicios.

Algo más de tres meses después del inicio de esa catástrofe ambiental (el incendio forestal más grave en España en lo que va de 2023), Canarias Ahora, justo este domingo 26 de noviembre, realizó un recorrido por algunas de las zonas naturales más dañadas y en él ha descubierto el tremendo impacto de negro, tizna y muerte vegetal y paisajística que el fuego ha dejado en la antes belleza de la Corona Forestal, el Valle de La Orotava y sus montes, o en zonas de la vertiente norte del Parque Nacional del Teide y en las medianías agrarias.

Solo 16 días después de declararse extinguido el incendio por parte del Cabildo de Tenerife (el 10 de noviembre pasado), administración pública responsable del cuidado de todos esos espacios naturales, el balance sigue siendo muy negativo: en torno al 6% de la isla de Tenerife afectada por el fuego, con distintas intensidades en los destrozos; un perímetro con daño en su interior de 90 kilómetros; casi 15.000 hectáreas violentadas por el fuego, con afecciones en una docena de espacios naturales protegidos y en unas 40 especies de aves, y la evacuación en algún momento con el fuego activo de 13.000 personas en distintas zonas de los 12 municipios en que hubo incendio.

En esta galería de fotos, todas captadas el domingo 26 de noviembre pasado, se muestran las heridas de tremenda catástrofe, unos destrozos naturales que han cambiado el paisaje habitual desde La Esperanza hasta el Portillo (Teide), en una travesía por la carretera de la dorsal, dentro del Parque Nacional del Teide y en la caída hacia los montes del Valle de La Orotava, en los municipios de La Orotava y Los Realejos.

La recuperación será lenta, tardará años y quizá ya algunas generaciones esas áreas afectadas no las vuelvan a ver como eran antes, en su estado clímax precedente. Aquí un repaso en imágenes de tanta destrucción a la naturaleza.

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