El concejal de Hacienda del pelotazo de Las Teresitas vuelve al lugar del crimen

José Alberto Díaz Estébanez, en una reunión en el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife

Carlos Sosa

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José Alberto Díaz-Estébanez está a punto de regresar al lugar del crimen. Es el único de los tres supervivientes políticos del caso Las Teresitas que va a transitar durante el próximo mandato el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife. Su partido, Coalición Canaria, lo ha colocado en el quinto puesto de la lista de José Manuel Bermúdez, lo que le garantiza su elección, al tiempo que lo ha relegado al lugar número siete en la lista al Parlamento de Canarias por Tenerife, tres puestos más atrás del que ocupó en 2019. Los otros dos supervivientes ya no están por los alrededores ni se les espera. José Carlos Acha, que abandonó Coalición Canaria en 2009 para ingresar en el PP, y Dámaso Arteaga, que hasta este mandato seguía siendo concejal, tienen destino asegurado en el Cabildo de Tenerife.

Díaz-Estébanez fue el que en 2001, siendo concejal de Hacienda de ese Ayuntamiento, tramitó el pelotazo de Las Teresitas, es decir, la compra por 52 millones de euros del frente de esa playa desoyendo una tasación propia que valoraba el terreno en 19 millones, terreno que luego se supo que ya era de propiedad municipal cuando se produjo la operación. Además, el consistorio del que este actual diputado regional era concejal y portavoz de Coalición Canaria, recalificó para los vendedores del frente de playa el resto de terrenos, lo que les permitió venderlos por otros 90 millones de euros.

No ha sido una experiencia edificante para el Grupo Parlamentario Nacionalista Canario el paso por Teobaldo Power de José Alberto Díaz-Estébanez. Su carácter levantisco, sus intervenciones insultantes y faltonas, su confrontación personal con adversarios políticos y su manejo atrabiliario de las redes sociales desentonaron estos cuatro años con el estilo de hacer oposición que impuso el portavoz del grupo, José Miguel Barragán. La de Coalición Canaria en el Parlamento regional ha sido una oposición combativa pero lejana a la agresividad mostrada por algunos de sus dirigentes y hasta ha sido capaz de apoyar iniciativas gubernamentales que han sido aprobadas por unanimidad. 

A otro diputado: “Eres un mantenido”

Ese estilo de oposición sereno ha sido quebrado en el Parlamento solamente por Díaz-Estébanez, que incluso llegó a ser llamado a capítulo por el presidente de la Cámara, Gustavo Matos, por un desagradable episodio que protagonizó con el diputado de Sí Podemos Canarias Francisco Déniz al término de una comisión de control de Radio Televisión Canaria. Se había debatido acaloradamente acerca del grado de manipulación de los medios de titularidad pública, sobre todo la televisión, y la discusión se redujo a evaluar en qué momento la contaminación gubernamental había sido mayor. A Díaz-Estébanez no le gustaron las alusiones a los tiempos de Coalición Canaria, por lo que creyó que lo mejor era zanjar la cuestión acusando al diputado Déniz de ser un “mantenido de Carlos Sosa”, autor de este texto. La reacción de Déniz, según la versión de Díaz-Estábanez, fue decirle al oído, de modo que solo lo escuchara él, lo siguiente: “La próxima vez te arranco la cabeza”. Acto seguido, el diputado de CC puso literalmente el grito en el cielo vociferando a los cuatro vientos lo que él y sólo él había escuchado. El resto de la concurrencia sólo había oído de su boca pronunciar la palabra “mantenido”. 

Un historial de insultos y amenazas

Se ganó fama Estébanez de tabernario en el Parlamento, y no solo con los diputados rivales. En una ocasión la tomó -también a gritos- con un ujier que se negó a cerrar una ventana por la que trascendían los gritos de una manifestación callejera ante la sede parlamentaria. El diputado se quejaba de que esas voces perturbaban su trabajo como parlamentario, pero eran tiempos de COVID y de obligada ventilación, por lo que la ventana no fue cerrada pese a las imprecaciones lanzadas por su señoría contra el funcionario.

Pero en el historial de incidentes verbales de Díaz-Estébanez hay otros episodios desagradables. Como cuando no pudo soportar que los concejales de la izquierda en el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife presentaran una moción de reprobación a él y a los otros dos ediles que permanecían entonces en la vida pública tras el mayor escándalo de corrupción que ha sacudido a la isla de Tenerife, el caso Las Teresitas. No le gustó nada la petición de dimisión lanzada por Ramón Trujillo y Pedro Fernández Arcila, y directamente amenazó a los reprobantes con una frase escuchada por varios testigos (concejales del PSOE, de Ciudadanos y el secretario de la Corporación) que no se presta a mucha confusión:  “Ya me encargaré yo de que todo el daño que me están haciendo a mí recaiga sobre ustedes y sus familias”.

Nunca se supo qué tipo de daño le pudo causar a Estébanez que le trataran de reprobar, ni consecuentemente qué tipo de daño iba a hacer él que se infligiera a los concejales de la izquierda municipal y a sus familiares porque, como es habitual, negó haber pronunciado esas palabras, o al menos en ese orden, cuando se le requirió que dimitiera por haberlo hecho. “Posiblemente han salido con este tema porque han visto que la moción [de reprobación] no tiene más recorrido, por eso intentan hacerse las víctimas”, declaró a los periodistas. 

Sin embargo, cuando se le pidió que precisara el tenor literal de sus afirmaciones, volvió a la carga: “Espero y deseo, y haré todo lo que esté en mi mano para que así sea, que este ataque en lo personal tenga justa recompensa y reciprocidad no sólo en lo político, sino también en lo personal y en lo familiar, exactamente igual que a mí”.

Cree el candidato a concejal en su habilidad para justificar sus pronunciamientos políticos. Como hizo durante el juicio de Las Teresitas, proceso del que salieron varias personas condenadas a duras penas de cárcel, entre ellas quien fuera su alcalde, Miguel Zerolo, y que para él no supuso ni siquiera la imputación a pesar de haber sido el concejal de Hacienda que firmó la operación y el portavoz del partido que la lideró políticamente.

“Voté a favor por el interés de la ciudadanía y para evitar la urbanización; entendí que el precio era adecuado porque tenemos que fiarnos de los técnicos”, explicó ante el tribunal. “Nunca tuve constancia del informe de Pía Oramas”, una técnica que valoró aquel famoso frente de playa en 19 millones de euros frente a los 52 que aquel concejal de Hacienda pagó convencido de que hacía un bien al pueblo de Santa Cruz de Tenerife.

Amante de las frases para la posteridad, en las hemerotecas hay algunas suyas muy elocuentes: “Hemos tenido el privilegio de participar en un hito histórico para la ciudad, como se desprende del volúmen de la operación”. O esta otra: “Ha valido la pena”.

La operación de Las Teresitas fue anulada por los tribunales de justicia y los 52 millones que el Ayuntamiento pagó a la empresa de los empresarios Ignacio González y Antonio Plasencia solo fueron exigidos y con intereses en el breve lapso de un año en el que Coalición Canaria fue desplazada de la alcaldía de Santa Cruz de Tenerife.

Ahora Díaz-Estébanez reniega incluso del que fuera su alcalde en aquellos aciagos momentos y tacha de planteamientos izquierdistas los que le han recordado en Twitter que Miguel Zerolo ya paga su deuda con la sociedad con la condena de cárcel que actualmente cumple en régimen de semilibertad.

Ejerce la política “de manera accidental”

José Alberto Díaz-Estébanez es el prototipo de político profesional, cada vez más frecuente. Nacido en Santa Cruz de Tenerife hace 56 años, ya lleva 30 dedicado a la vida pública, es decir, más de la mitad de su vida cobrando salarios del erario público, unas veces como cargo electo y otras, cuando las urnas no le han sido propicias, como cargo de libre designación, desde jefe de gabinete a director general, pasando por concejal y ahora diputado.

De estirpe profundamente insularista, en su currículo solo figura haber trabajado fuera de la política entre los años 1990 y 1993 para el periódico El Día. Porque Díaz-Estébanez es licenciado en Ciencias de la Información, de lo que presume habitualmente para sentar cátedra entre los profesionales que ejercen el periodismo y las veces que pudo en la comisión de control de Radio Televisión Canaria, de la que formó parte en esta X Legislatura que ahora fenece. 

Pese a haber pasado ya más de 30 años sin escribir una noticia, el pasado noviembre dijo en una rueda de prensa que se encuentra ejerciendo la política “de manera accidental” Y añadió: “Porque mi profesión es la de periodista. Tuve una actividad periodística en varios medios de comunicación, siempre he intentado mantener ese gusanillo profesional de escribir y de colaborar con medios locales”, explicó. En realidad, Díaz-Estébanez llama “varios medios informativos” a las prácticas que hizo en Televisión Española en 1990 y a esos tres años (1990-1993) en el periódico El Día. Y sus colaboraciones con medios de comunicación se reducen actualmente a intervenir en tertulias como representante de Coalición Canaria.

Esas referencias curriculares las soltó el diputado en el acto de presentación de un libro que ha publicado, Mil citas con el abecedario de la vida, un compendio de frases que van desde el buenismo y la autoayuda a un homenaje a los sobres de azúcar cuando se pusieron filosóficos. Nada de periodismo, por supuesto. La sinopsis no puede tener más epítetos: “Antología reflexiva e inteligente que, desde un lenguaje directo y actual, busca un análisis social crítico desde la perspectiva más personal en su caótico y caprichoso orden alfabético”.

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