Carnaval Santa Cruz de Tenerife

Críticas al Ayuntamiento de Santa Cruz por no proteger los árboles ante el Carnaval y utilizar algunos para los escenarios

“Ni caso”. Eso es lo que denuncian los cuatro colectivos de Santa Cruz de Tenerife que presentaron el martes pasado, por la vía de urgencia, un escrito en el Consistorio de la capital tinerfeña dirigido al alcalde, José Manuel Bermúdez (CC), para que adoptase medidas que protejan a los árboles de la ciudad que se ubican en las zonas del Carnaval de la calle que, desde la noche de este viernes, con la cabalgata y las primeras verbenas (si la anunciada lluvia, incluso en forma de dana, lo permite), y hasta el Carnaval de Día y madrugada del Sábado de Piñata (8 de marzo) disfrutarán cientos de miles de personas. Las asociaciones Los Árboles Hablan, Iniciativas.10, La Mesa del Árbol y El Toscal de las Tribulaciones criticaron esta mañana a Canarias Ahora que el gobierno de CC y PP haya hecho “absoluto caso omiso” a su reclamación y advertencias, por lo que temen lo peor para ejemplares de gran relevancia durante esta semana larga.

Las entidades censuran que no se haya tomado ninguna medida de protección y que, incluso, y lejos de eso, se utilicen palmeras en la plaza de La Candelaria para soportar uno de los grandes escenarios del Carnaval chicharrero. Las asociaciones  temen que muchos ejemplares de gran importancia, porte y antiguos, así como los incluidos en el Catálogo de Árboles Singulares del municipio ubicados en el corazón de la fiesta y en otras zonas aledañas, sufran las consecuencias de otros años por no tomarse ninguna medida paliativa para protegerlos, como vallas y otros elementos de protección. Se muestran especialmente preocupadas por las especies situadas en la zona del “cuadrilátero” del Carnaval, que incluye áreas emblemáticas de la fiesta, como la plaza del Príncipe, la de Isabel II y la de la iglesia de San Francisco, así como numerosas calles del entorno, que se llenan por la noche, sobre todo en los días más potentes (los dos viernes, los dos sábados y el lunes). Advierten, sobre todo, de los efectos de la orina y los productos de limpieza que se usan durante todo el año, especialmente en estas fiestas, para contrarrestarla, “de forma que no dañen a los árboles y no acaben en los alcorques”.

Las asociaciones mencionan específicamente el baobab y el pino budista de la calle de El Pilar, los numerosos laureles de la plaza del Príncipe, la ceiba de la calle del Castillo y los dos tuliperos de Gabón de la calle Robayna. A juicio de estos colectivos, se está cometiendo una clara “negligencia en el cuidado de nuestro patrimonio vegetal”. 

Aunque no se les haya hecho caso en la preparación y protección ante la fiesta, insisten, al menos, en que el Consistorio capitalino utilice elementos de limpieza “ecológicos e inocuos” no sólo estos días, sino durante todo el año para no dañar la salud de las personas ni tampoco a las plantas y árboles, “ya que muchos árboles se están secando y muriendo porque estos productos químicos acaban en los alcorques y los absorben por las raíces”. No obstante, temen que les hagan el mismo caso que respecto a la protección solicitada para esta intensa semana.

En su lucha por mantener la masa verde del municipio, una de las más amplias de España, con la máxima calidad de vida, y en línea con otras numerosas iniciativas que han emprendido con ese cometido, estas asociaciones subrayan que “no podemos permitirnos perder ningún árbol más porque el ayuntamiento no tome las medidas necesarias para protegerlos”. Además, se anticipan y critican que el gobierno local pueda “excusarse en que los árboles están enfermos para talarlos meses después del Carnaval como resultado del daño producido por orina humana y la toxicidad de los productos químicos utilizados en la limpieza de las calles, vías, plazas y parques de Santa Cruz”.

Los colectivos, además, consideran contradictorio que, durante la edición de 2024, se fijaran multas muy cuantiosas (aunque sólo se impuso una) contra las personas que orinaran en la calle durante el Carnaval y la ausencia de medidas, al menos en el número y contundencia adecuadas, para proteger a los árboles y zonas verdes.