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Un ascenso térmico sufrido en 2010 anuló el “pulmón del Atlántico”

La isla de Tenerife, vista desde el océano

EFE

Santa Cruz de Tenerife —

Uno de los pulmones oceánicos que libran al planeta de buena parte de las emisiones de CO2 provocadas por el hombre, la región del Atlántico situada en torno al trópico de Cáncer, dejó de funcionar durante la primavera de 2010 debido a un alza de 3,4 grados en la temperatura del agua.

La comunidad científica calcula que los océanos han absorbido del 40% al 50% de todo el dióxido de carbono (CO2) emitido por las actividades humanas desde la revolución industrial, pero algunos estudios alertan de que ya hace medio siglo que los pulmones marinos que depuran la atmósfera de gases de efecto invernadero y mitigan sus efectos sobre el clima están dando síntomas de perder fuelle.

La revista Scientific reports, del grupo Nature, publicó el pasado 30 de enero un estudio que advierte de hasta qué punto el aumento de las temperaturas inducido tanto por fenómenos naturales como por el hombre puede hacer que los océanos pasen de depurar la atmósfera a cargarla con todavía más gases de efecto invernadero.

El trabajo, firmado por científicos de las universidades de Pernambuco (Brasil) y la Sorbona (Francia), analiza lo que ocurrió en la primavera de 2010 en las aguas del Atlántico norte situadas entre el ecuador y el paralelo 30 (que pasa justo al norte de Canarias) como secuela de un intenso fenómeno de El Niño en 2009.

Los autores subrayan que esa región del Atlántico desempeña un papel fundamental, porque por ella pasan la corriente ecuatorial del norte y la corriente de Canarias, dos de los elementos del giro oceánico que regula el clima en esa zona del hemisferio norte.

Y recuerdan, además, que existen estudios que demuestran que la región atlántica situada al norte del paralelo 18 (la línea imaginaria que une la República Dominicana, en el Caribe, con Mauritania, en la costa de África) absorbe cada año unos 420 millones de toneladas de CO2; es decir, el 30% de todos los gases de efecto invernadero que capturan los océanos.

En la primavera de 2010, los efectos de El Niño y de la Oscilación Atlántica Multidécada hicieron que la temperatura de la superficie del océano en esa zona subiera 3,4 grados por encima de lo habitual y que cambiara la velocidad de los vientos, lo que trastocó dos de los mecanismos que regulan la absorción del CO2.

Como resultado de esos cambios, explican los autores, ese pulmón oceánico “se colapsó” temporalmente, de modo que una región del Atlántico que cada año suele depurar 29 millones de toneladas de CO2 solo entre febrero y mayo, en la primavera de 2010 expulsó a la atmósfera 1,6 millones de toneladas de gases de efecto invernadero.

Y los cambios más importantes se concentraron en la región de la corriente ecuatorial del norte (entre 25 y 10 grados norte, en la franja comprendida entre el sur de Canarias y Camerún), donde el océano emitió a la atmósfera en esos meses cerca de 1,2 millones de toneladas de CO2, cuando lo normal es que absorbiera 22,4 millones.

Los firmantes de este artículo remarcan que sus estimaciones sobre el efecto que ese alza de temperaturas tuvo en la capacidad de esa región del Atlántico para absorber CO2 “son muy conservadoras”, aunque sean las mayores que se han medido hasta la fecha en la zona.

Y lanzan este aviso: “La tendencia actual de calentamiento de las aguas superficiales del océano y el incremento en la frecuencia de fenómenos climáticos extremos puede amenazar la capacidad del Atlántico Norte para mitigar las emisiones de CO2 realizadas por el hombre y sus consecuencias sobre el clima”.

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