Estrés en gatos y aburrimiento en perros, las mascotas sufren el aislamiento

Los perros necesitan de rutina, una vida estructurada y predecible, y ahora este cambio brusco en sus rutinas pueden generarles inseguridad e incertidumbre, explica la etóloga.

EFE/Ana Santana

Santa Cruz de Tenerife —

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El confinamiento puede provocar un aumento del estrés en los gatos al no tener tiempo en soledad y en perros más demanda de atención por aburrimiento, afirma la etóloga Esther Alonso, quien intuye que hay problemas de comportamiento que podrían aumentar al acabar el aislamiento.

Esther Alonso es veterinaria especializada en la conducta de pequeños animales y explica que a las mascotas, igual que a los niños, les descolocan los cambios bruscos en la rutina y si habitualmente los felinos ocupan un 10% de sus consultas, ahora con el confinamiento han aumentado las llamadas por problemas de conducta en gatos.

“Algunos gatos no llevan nada bien estar todo el día compartiendo su espacio o territorio. Ahora pasamos 24 horas en casa adultos y niños. Este aumento de las interacciones o manipulaciones y disminución de los tiempos de descanso pueden derivar en agresividad redirigida por estrés hacia sus otros compañeros felinos o caninos, con los que hasta ahora se llevaban bien, o incluso hacia sus propietarios”, precisa.

En el caso de los perros se está viendo mayores demandas de atención, porque se aburren o por aumento del apego, detalla Esther Alonso.

Muchos perros pueden sentirse hipoestimulados, no se ejercitan lo suficiente y su área social se ve perjudicada porque aunque pueden salir, no pueden relacionarse entre ellos y esto les puede crear frustración y estrés.

“Creo que las consecuencias reales del confinamiento se verán después, cuando volvamos a la normalidad, porque hay mascotas, incluso gatos, que tienen o pueden generar dependencia de sus dueños y van a pasar de estar todo el rato con ellos a quedarse solos en casa, lo que les puede crear trastornos por separación o incluso ansiedad”, añade.

Los perros necesitan de rutina, una vida estructurada y predecible, y ahora este cambio brusco en sus rutinas pueden generarles inseguridad e incertidumbre, continúa la etóloga.

Pero será cuando las personas comiencen a salir y a ausentarse 8 horas o más cuando afloren estos problemas de comportamiento, insiste la etóloga, ya que las mascotas van a pasar de un contacto permanente de 24 horas de compañía al cambio brusco de estar muchas horas en soledad “y no todos los perros lo van a saber gestionar bien”.

El confinamiento va a afectar especialmente a los cachorros, que están en la etapa de socialización, que va desde las dos semanas a los tres meses, un período muy importante ya que marcará su carácter como perro adulto y al estar enclaustrados posiblemente cuando salgan a la calle pueden generarles miedo estímulos tan cotidianos como una moto o una guagua e incluso podrían presentar miedos a relacionarse con otros canes o personas.

Esther Alonso, que lleva cinco años investigando cómo las enfermedades o un trastorno orgánico determinado puede afectar a la conducta de un animal, precisa que cada mascota necesita de un análisis personalizado y pautas específicas para reconducir la alteración de comportamiento pero, en líneas generales, recomienda ir acostumbrándolos a no estar todo el día acompañados y crearles rutinas “que luego podamos mantener”.

Para esto aconseja que por ejemplo mientras se hace teletrabajo se cierre la puerta de la habitación para limitarles el acceso, no prestarles atención a cada momento y tratar de no estimularlos con juegos en horas en las que después van a estar solos, además de mantener los horarios de comida y paseos futuros.

Por el contrario, para los gatos que están estresados por la continua presencia de humanos y de ruidos en casa, el regresar a su ambiente cuando acabe el aislamiento “va a ser maravilloso”, indica Alonso, quien reitera que cada animal debe llevar su análisis y tratamiento específico porque cada individuo es un mundo.

Esther Alonso, que es licenciada en Veterinaria por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, emprendió en 2013 el proyecto ETHO, un servicio especializado en materia de etología clínica y educación canina que lleva a cabo el diagnóstico, prevención y tratamiento de problemas de conducta en clínicas veterinarias de Tenerife y particulares.

En el proyecto cuenta además con educadores caninos y psicólogos que asesoran en casos especiales, siempre con el objetivo de dar herramientas a los propietarios para mejorar su relación y gestionar las situaciones conflictivas como puede ser la llegada de un bebé a casa, problemas como la ansiedad por separación, miedos, falta de control o reactividad hacia los miembros de la familia, entre otros.

Con el confinamiento mantiene un nuevo servicio de consultas online para asesorar sobre problemas de comportamiento en perros y gatos y que, entre otras materias, incluye el diagnóstico y tratamiento de problemas ya existentes, planes de prevención de aburrimiento o estrés asociado a la cuarentena y preparación del cachorro para la vuelta a la normalidad.

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