La Luna llena solo dejará ver las estrellas más brillantes en la lluvia de las Gemínidas
La Luna llena dificulta este año la observación de la lluvia de estrellas de las Gemínidas, cuya actividad se produce entre el 4 y el 17 de diciembre, con el máximo en las noches del 13 y el 14, ha informado este jueves el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC). El IAC transmitirá en directo la lluvia de estrellas desde el Observatorio del Teide, en Tenerife, y lo hará durante la noche del 14 de diciembre.
Las Gemínidas son, junto a las Perseidas, las mayores lluvias de estrellas del año, y la actividad de las primeras durante los últimos diez años ha superado los cien meteoros por hora. El máximo de actividad se espera a las 19.00 horas del 14 de diciembre, si bien las noches del 13 al 14 y del 14 al 15 serán los mejores momentos para la observación de la lluvia de estrellas, explica el IAC.
Con las Gemínidas, los meteoros parecen salir en la constelación de Géminis (los Gemelos) que se situará cerca de la conocida constelación de Orión. Para la observación de las Gemínidas el IAC recomienda fijar la mirada en una zona del cielo y mantenerla, al menos, durante unos minutos para poder “detectar” alguna, y también señala la conveniencia de tumbarse en el suelo y abrigarse, “y lo más importante: hay que tener paciencia”.
Las Gemínidas son una lluvia que puede observarse desde ambos hemisferios, y a pesar de que desde el norte la actividad será mayor que desde el sur, debido a que el radiante estará a mayor altura sobre el horizonte, desde los cielos australes también se observarán una gran cantidad de meteoros.
Las llamadas “estrellas fugaces” son en realidad pequeñas partículas de polvo de diversos tamaños (desde fracciones de milímetros hasta centímetros de diámetro) que dejan los cometas -o asteroides- a lo largo de sus órbitas alrededor del Sol, debido al “deshielo” producido por el calor solar, recuerda el IAC.
La nube de partículas resultante, llamados meteoroides, se dispersa por la órbita del cometa y es atravesada cada año por la Tierra en su órbita alrededor del Sol. Durante este encuentro, los meteoroides se calientan, principalmente por rozamiento al entrar a gran velocidad en la atmósfera terrestre, vaporizándose parcial o completamente, creando los conocidos trazos luminosos o “estrellas fugaces” que reciben el nombre científico de meteoros.
Aquellos meteoros que sobrevivan al rozamiento atmosférico impactarán con la superficie terrestre convirtiéndose en meteoritos, y el IAC añade que, normalmente, los progenitores de las lluvias de estrellas son cometas, pero en el caso de las Gemínidas no.
Un pequeño cuerpo celeste -el asteroide (3200) Faetón- es el presunto progenitor de las Gemínidas desde 1983, siendo un misterio para los astrónomos. El equipo dirigido por Dave Jewitt (UCLA), ayudado por las sondas STEREO, de NASA se dio cuenta en 2010 de que Faetón experimentaba un aumento de intensidad en su brillo, comenta el IAC.
Explica que se trataba de algo nuevo que dieron en llamar “cometa rocoso”, quizás un híbrido entre asteroide y cometa, y añade, que, en síntesis, es un curioso asteroide que se acerca tanto al Sol -lo hace cada 1,4 años, de manera similar a como lo haría un cometa- que el calor emitido por la estrella “quema” los residuos de polvo que cubren la superficie rocosa y forma así una especie de “cola de grava”.
Javier Licandro, del IAC, comenta que (3200) Faetón, con 4 o 5 kilómetros de diámetro, es un “destructor total”, de manera que si chocara con la Tierra produciría una catástrofe global que acabaría con especies, incluida probablemente la humana.
Aun así, añade, Faetón es un riesgo menor en la lista de los cuerpos potencialmente peligrosos, si bien hay que controlarlo porque las órbitas de estos pequeños asteroides que pasan tan cerca de la Tierra están afectadas por muchos efectos que pueden hacer que, en un futuro, la órbita pudiera derivar en una órbita de colisión.
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