No todo son disparates en la alocada Casa Palacio Insular. Hay cosas que funcionan, como la campaña que la consejera de Educación y Universidad, Yolanda Arencibia, se empeñó en poner en práctica contra viento y marea. Algunas voces criticonas se opusieron a la iniciativa, pero los resultados son los que son y no hay manera de cambiarlos: más de 100.000 libros donados por los ciudadanos para aquellos centros y bibliotecas que los precisan, no son moco de pavo. No van a dormir los libros recaudados en ningún sótano institucional. El primer lote parte este viernes en el Barco de la Paz, de la ONG del mismo nombre (pero en inglés), rumbo a Colombia y Perú, donde serán entregados a varias asociaciones sociales de ámbito local que trabajan por la solidaridad, la igualdad entre los pueblos y los derechos humanos, especialmente las que centran sus objetivos en los niños trabajadores y las clases más empobrecidas.