Quizá sin saberlo, o posiblemente a sabiendas, José Manuel Soria firmó este jueves el acta de defunción política del presidente de la Autoridad Portuaria de Las Palmas, su tocayo Arnáiz. Cada vez que alguien ha pedido la cabeza de este hombre, Mauricio y Adán Martín le han sumado una vida más para tenerlo coleando en este atolondrado juego que es mantener en manos de un irresponsable la gestión de los puertos orientales de Canarias. Pero Soria ha sido coherente, porque Su Excelencia, además de aplicar con rigor la política de todo lo que hace el Gobierno y lo que pide el PSOE es malo, ha sido cómplice directo, cuando no inductor, de muchas de las irregularidades de las que ahora se acusa a Arnáiz, particularmente de los desmanes de aquello que se dio en llamar La Gran Marina.