Resultó muy aplaudida, por cierto, la intervención del concejal Pedro González, que rendía cuentas de la comisión gestora que presidió a raíz de la crisis abierta el pasado mes de enero. Entonces, el presidente local, Luis Gómez, se sintió tentado por Marcos Brito para asumir el papel de tránsfuga y pasarse al poder. Un papel que ejecuta a la perfección, ahí, calladito en los plenos, pasando olímpicamente en la comisión que preside (Urbanismo, nada menos) y tragando, sin papas, la doctrina de Coalición Canaria. González, nada más terminar, se marchó alegando que tenía un compromiso deportivo de ineludible cumplimiento. Y no votó a Navarro ni a la nueva ejecutiva, claro, con lo que las dudas sobre su descontento y sus diferencias con la televisiva concejala se han acentuado.