A Néstor Hernández le tocaría, si se confirma su nombramiento, lidiar con un área complejísima, con graves problemas heredados, como las expropiaciones defectuosas de la era del PP, el insoportable endeudamiento de la empresa pública-cajón de sastre Geursa, la falta de cuadros profesionales y el exiguo presupuesto con el que cuenta para, por ejemplo, elaborar y adaptar el nuevo Plan General de la ciudad. Las peleas con Rodolfo Espino, irreductible concejal de Hacienda, al que le ha tocado administrar el desastre económico y financiero dejado por el PP, han sido una constante porque el hombre no afloja un duro y se teme por la parálisis. Luego están los otros pulsos municipales, que son endemismos socialistas.