Mientras mira para el enemigo exterior, el alcalde de Las Palmas de Gran Canaria aprueba los primeros presupuestos de su estricta responsabilidad, los de 2012, con el retraso que se estila, por lo que parece. Unos presupuestos que incluyen una importante subida de impuestos que castigan nuevamente a unos vecinos que ya sufrieron un incremento en el IBI durante el mandato de Jerónimo Saavedra, pero con una sustancial diferencia: los socialistas incrementaron la presión fiscal a cambio de no tocar ni un solo euro de las partidas sociales, lo que contribuyó a que fuera algo más llevadero el drama que viven miles de familias de la capital grancanaria. Cardona ha hecho exactamente lo contrario y en una entrevista publicada este domingo en Canarias7 (a nosotros no nos concede entrevistas) justifica el tijeretazo a las partidas sociales con el desparpajo y el desprecio que le caracterizan: “Tan importante es que prestemos los servicios sociales que la ciudad necesita, como los servicios públicos de seguridad, de limpieza, de ornato y de apoyo a las pymes”. El mismo periódico recordaba unas pocas páginas más adelante en qué se nos van muchos millones y en qué consiste el endeudamiento que arrastra la ciudad como consecuencia de los disparates de grupos de gobierno en los que fue concejal el señor Cardona. Por ejemplo, en este año de 2012 el Ayuntamiento tendrá que pagar 1.280.000 euros del crédito que pidió para comprar La Favorita, crédito del que aún quedarán por liquidar otros 2,4 millones. Ni Paulino Rivero ni José Miguel Pérez obligaron a Soria a aquella operación en la que alguien se embolsó un pelotazo de siete millones de euros de principios de siglo. Pero toca ponerse insularista llorón, qué le vamos a hacer.