Lucía bonito este día para la UD Las Palmas, sobre todo, cuando aterrizó en Pío XII vía fax el levantamiento del embargo por la deuda que se mantiene con Hacienda. Esto supone que lo generado por el club amarillo a partir de ahora, puede quedarse en las arcas. Pero el cava no se encargó y después nos enteramos del porqué. Resulta que era cierto que los accionistas no avalaron para saldar la deuda que se mantenía con la UD Salamanca, pero faltaba el resto de la historia que nadie se atrevió a contar. La lógica marcaba que existieran esos avales, porque si no ocurriría lo que al final ha pasado. De lo recogido en la campaña de abonos, 150 kilos de los antiguos se van para pagar la deuda que el club mantiene con La Caja por el préstamo de 1.740 millones de julio de 2002. Otros 180 son los que han salvado la deuda con la UD Salamanca. Sumen y verán que se han ido 330 kilitos de rubias. Pero además, la entidad financiera se ha quedado los pagarés de la venta de Ángel al Celta, que hasta hace unos días estaban bajo llave en tierras salmantinas, para cobrarse al golpito una deuda del Universidad que el consejo de la UD asumió cuando se rompió el convenio de filialidad. En román paladino, el plan de viabilidad hecho jirones y las nóminas que irán cayendo. Les contaremos más, porque la mano que está diseñando la hecatombe es larga y afilada. Les adelantamos, eso sí, que no tiene nada que ver con el consejo de la UD, por si luego hay mosqueo.