Después de Mugica vendrán las damas de la alta sociedad a quejarse de que alguna revista pornográfica se dedique a airear las vergüenzas de sus señores esposos. Y hasta puede que venga y lo haga El Mundo, donde se pierden los apoyos porque ya se sabe que Pedro J. Ramírez no es precisamente un dechado de lealtades. Y le pueden haber encargado las marquesinas de las guaguas o la multimillonaria exposición del CAAM a la Ágatha Ruiz de la Prada, pero como le caiga entre manos el escándalo del istmo y una necesidad de meter una bomba en Génova, verás tú que pronto encargan al tonto útil a escribir del edredón de Góiriz. Si es que no aprenden.