No sean incrédulos: en el urbanismo de Canarias los burros vuelan, pero planeando con descaro, no vayan a creer que con nocturnidad. Hace algunas semanas les contábamos aquí mismo que Anfi Tauro, empresa de Hermanos Santana Cazorla y de la familia Lyng, había construido varias villas en terrenos escriturados a nombre del Ayuntamiento de Mogán. Ya sonaba fuerte: imagínense, unos terrenos de todos los moganeros ocupados por un particular que construye para vender villas a 600.000 euros la unidad. Han pasado semanas y los vecinos nos dicen que las villas siguen allí, que ni el fiscal anticorrupción ni la Agencia del Medio Urbano y Natural, ni la disciplina urbanística del Ayuntamiento de Mogán han movido un pajullo. Se han apropiado de varios millones de euros y nadie hace nada por reponer la legalidad. Permanezcan atentos a esta pantalla, porque es posible que lo próximo que les contemos, dado que se puede hacer negocio con solares municipales, sea que alguien construyó en medio de la plaza de Santa Ana, o que otro urbanizó el Roque Nublo.