De la entrevista que este domingo publicó La Provincia caben deducir muchas conclusiones, unas más solemnes que otras. La primera es que Soria no ha cambiado en lo sustancial: sigue creyendo que el mundo gira a su alrededor y que son los demás los que están equivocados cuando sus proyectos se estancan por ilegales, como es el caso de la ilegal Gran Marina. Muy simpático su recurso a aquel personaje de medio pelo de Gran Hermano, que preguntaba a voz en grito por el propietario de la pierna que le ponían encima para no poder ser feliz. Soria dice que Zapatero le pone el pie encima a Gran Canaria, un discurso que empieza a ser creído exclusivamente en los ambientes más sorianos, Larry incluido. Pero sobre todas estas cosas, llama la atención el papel de hombre de los empresarios que le gusta jugar: segundo aeropuerto para Gran Canaria, concierto sanitario para la clínica privada de Meloneras, inversiones en el Puerto, centro comercial en el Estadio Insular... Aspira a ser el gran conseguidor, en versión sport fino.