Ocho años de cárcel para el vendedor de perritos calientes que mató a un cliente
La Audiencia Provincial de Las Palmas ha condenado a ocho años de prisión y a otros ocho de internamiento psiquiátrico al vendedor de perritos calientes de un bazar de Las Palmas de Gran Canaria que mató a un cliente, ha informado el Tribunal Superior de Justicia de Canarias.
El fallo declara probado que, en abril de 2017, Adriel Hernández, de 29 años, víctima de un trastorno mental que disminuía sus facultades pero no las anulaba, mató de una cuchillada a un varón con quien dos días antes había discutido por el supuesto mal estado de unos perritos calientes.
El hijo de la pareja del hoy fallecido se los había comprado al ahora condenado en el bazar que éste regentaba en el distrito centro de la capital grancanaria, señala el TSJC.
De acuerdo con el veredicto emitido por el jurado la semana pasada, la sentencia condena a Adriel Hernández Rodríguez a ocho años de prisión como autor de un delito de asesinato con la eximente incompleta de anomalía o alteración psíquica.
Asimismo, le impone otros ocho de internamiento en centro penitenciario psiquiátrico como medida de seguridad, y le obliga a abonar indemnizaciones por valor de 328.000 euros a los hijos del fallecido, a sus hermanos, a su pareja y al hijo de ésta.
El fallo especifica que la medida de seguridad debe ejecutarse “con prioridad a la pena de prisión”.
Además de estas condenas, se le impone la prohibición de residir en el mismo municipio que la familia del fallecido durante cinco años.
La sentencia detalla que, en la noche del 12 de abril de 2017, Adriel Hernández se dirigió a la víctima, Aldo S.A., cuando caminaba por la calle Concepción Arenal de la capital grancanaria en compañía de su pareja y del hijo menor de ésta hacia una comisaría -con el ánimo de interponer una denuncia contra el hoy condenado-, y con un cuchillo que portaba “se lo clavó en el lado derecho del abdomen” de manera sorpresiva y se dio a la fuga a continuación.
La herida le causó la muerte 45 minutos después de ser apuñalado, según la sentencia.
Asimismo, indica que, ese mismo día por la mañana, asesino y víctima se habían visto las caras en un juicio rápido por delito leve en el que ambos se habían denunciado mutuamente como consecuencia de una discusión generada dos días antes, el 10 de abril, a raíz de que el hijo de la pareja del hoy fallecido acudiera al bazar del acusado a comprar unos perritos calientes, que al parecer, se encontraban en malas condiciones de consumo.
Fruto de ese enfrentamiento, el acusado tuvo que ser ingresado ese mismo día en un centro sanitario, presa de un ataque nervioso.
Escapó de los médicos, se personó en la puerta de la casa del hoy fallecido y provocó una escalada de tensión y enfrentamientos, que culminó en la noche del día 12 con el apuñalamiento mortal.
La sentencia de la Audiencia, que se adjunta, es susceptible de recurso de apelación ante el Tribunal Superior de Justicia de Canarias.
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