Los viajeros ya no planificarán los vuelos con antelación: más retos que la pandemia trae al turismo canario

Aeropuerto de Gran Canaria unos días antes de Semana Santa. (ALEJANDRO RAMOS)

Jennifer Jiménez

Las Palmas de Gran Canaria —

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La planificación de los viajes tras la pandemia no será como la conocíamos hasta ahora. Es una de las conclusiones de un estudio elaborado por dos profesores de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC). “Al menos, a corto y medio plazo el modelo va a cambiar y ya no reservaremos con meses de antelación”, explica el experto en emprendimiento y turismo digital Jaques Bulchand. En el estudio realizado junto al doctor en Ciencias Económicas y Empresariales Santiago Melián se evidencia que “más de un tercio de los viajeros que ha usado habitualmente el avión en los últimos años modificará su comportamiento de compra de pasajes aéreos para sus principales vacaciones anuales”. De hecho, un 28% de los encuestados afirmó que “demorará la compra de sus pasajes, haciéndolo en una fecha significativamente más cercana a la fecha del vuelo”. 

Las conclusiones del estudio han sido publicadas en la revista científica Annals of Tourism Research, una de las principales en el ámbito del turismo. Los profesores detallan que al menos un 5% de las personas a las que se les ha cuestionado asegura además que en los próximos años va a evitar el uso del avión como medio de transporte en sus principales vacaciones. Aunque no se trata de un porcentaje elevado, sí son destacables estos comportamientos en un destino como Canarias al que se llega casi exclusivamente por avión. Los motivos de posponer la planificación vienen condicionados por la pandemia, pero otros investigadores ya apuntan también que la mayor concienciación por la huella del carbono será otro de los retos a los que se enfrenta el turismo. Así mismo, el proyecto Soclimpac de la ULPGC ya reflejaba hace unos meses que “más del 60% de los turistas que visitan el archipiélago cambiaría de destino ante una pérdida de confort térmico causado por altas temperaturas” derivadas del cambio climático. 

Sobre el cambio de la tendencia en la planificación de los viajes, los profesores señalan que afectará a un modelo basado en la reserva a través de touroperadores, de manera que hasta ahora se han garantizado los clientes de forma anticipada y ha supuesto una manera de asegurarse que será rentable mantener la oferta actual. En este sentido, citan como ejemplo los billetes de avión, ya que “los viajeros compran sus pasajes con gran antelación, de forma que se aseguran una plaza y un precio ventajoso. A su vez, las aerolíneas garantizan una ocupación mínima del vuelo, lo que les asegura que será rentable”.

Se trata de una tendencia que confirman también los datos publicados recientemente por Instituto Canario de Estadística (ISTAC) sobre el tiempo de antelación para reservar viajes. En el último cuatrimestre de 2019, el 32% de los turistas planificó sus vacaciones entre 3 y 6 meses antes del viaje, mientras que en 2020 la tendencia cambió por la pandemia. El perfil mayoritario de turistas es el que planifica su viaje con apenas entre 1 y 15 días (una cifra que representó el 43%).

Hacia modelos más flexibles

Jacques Bulchand subraya que “vamos a tener que acostumbrarnos a trabajar con un modelo basado en una menor antelación” ya que hasta ahora, tratábamos de comprar vuelos hasta seis meses o incluso un año antes para conseguirlos “a un precio relativamente económico” de cara a nuestra previsión de vacaciones y si finalmente no podías viajar ese día perdías el dinero. Sostiene que, quizás, a largo plazo sí que se vuelva al sistema actual, pero calcula que al menos en los próximos tres años el turista no comprará los pasajes con tanto tiempo. La tendencia afectará, de este modo, no solo a las aerolíneas sino a los hoteleros y a otras empresas que ofrecen actividades y servicios turísticos. 

Una de las claves de este comportamiento es la situación que se produjo a principios de la pandemia, en la que los viajeros empezaron a encontrar dificultades con las aerolíneas para que se les devolviera su billete, en especial cuando no habían reservado con seguros de cancelación, lo que generó incertidumbre. Por ello, otra de las claves será avanzar hacia modelos que permitan transmitir confianza “y disminuir la percepción de riesgo e incertidumbre en el viajero”, recuerdan ambos en el artículo. 

El cambio fundamental será incidir en la digitalización del destino e incorporar facilidades de cancelación de reservas. Es decir, “garantizando al viajero la devolución inmediata de lo pagado en caso de que se produzca cualquier situación inesperada”. Explican que alternativamente se puede optar por un modelo en el que la compra anticipada, sin posibilidad de devolución, tenga una ventaja económica mucho mayor que antes de la pandemia. “En ambos casos, son cambios que tendrán consecuencias en la estructura de precios y de opciones para el viajero. A su vez, también condicionarán la rentabilidad de los operadores turísticos, ya de por sí bastante maltrecha después de la crisis derivada de la pandemia”, apuntan.

Cuestionado sobre si el modelo turístico de Canarias cambiará tras la pandemia, Bulchand destaca que antes de la crisis de la COVID-19 no era tan negativo con el modelo porque considera que ha ido mejorando en los últimos años, pese a que haya cuestiones que se puedan “corregir”. No obstante, sí añade que todas las prácticas sostenibles que avancen hacia un modelo respetuoso con el medio ambiente es positivo. Así mismo, destaca que la huella del carbono es una de las amenazas del sector, pero que también es cierto que  la ciencia y la tecnología están trabajando por crear “aviones más eficientes con menos huella del carbono”. 

“El futuro del sector turístico se presenta complicado. Hay numerosas amenazas que pueden dificultar la vuelta a la normalidad. Solo la colaboración entre todos los agentes implicados permitirá retomar las operaciones en el sector”, concluyen ambos profesores en su análisis, e inciden en que el papel de los gobiernos es fundamental, no solo para ayudar al sector económicamente sino para dar una imagen de confianza en el destino. Bulchand sostiene que las campañas deben focalizarse también en que todos los clientes tengan la garantía de que podrán recuperar su dinero si cancelan la reserva “sin tener que presentar una reclamación”.  

*Gráfico de Toni Ferrera.

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