Un viaje a las Montañas Negras; el corazón del país de los fieros guerreros sioux

Los búfalos vuelven a correr por los prados bajos de las Colinas Negras. Hoy su población es estable aunque la amenaza de la desaparición sigue siendo una realidad.  Britt Reints

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El Monte Rushmore es uno de los iconos más importantes de la cultura popular de los Estados Unidos. En una imponente mole de granito blanco, el escultor estadounidense Guzton Borglum talló durante los últimos años de su vida las efigies de cuatro presidentes del país: George Washington; Thomas Jefferson; Theodore Roosvelt y Abraham Lincoln. Borglum, que murió poco antes de que su obra magna estuviera terminada, quería hacer un homenaje a los primeros 150 años de historia del país a través de las colosales efigies (cada cabeza mide 18 metros de altura) de cuatro grandes mandatarios. La idea inicial distaba mucho del resultado final. Las esculturas debían recrear personajes vinculados con la conquista del oeste como Buffalo Bill o Kit Carson. Pero Borglum tuvo la idea de convertir a Rushmore en un monumento de talla nacional con las esculturas presidenciales. Los trabajos se iniciaron en 1927 y se prolongaron por 14 años e implicó a un grupo de 400 trabajadores.

A escasos 26 kilómetros de Rushmore otro rostro emerge del granito. La cara, de 26 metros, mira hacia el horizonte y es sólo una parte de un proyecto gigantesco que lleva ya 70 años en marcha y ha comprometido el trabajo y el esfuerzo de tres generaciones de una misma familia. Korczak Ziolkowski llegó a Dakota del Sur en 1939 para trabajar como tallador en el Monte Rushmore. Y alentado por jefes tribales sioux empezó a trabajar en el Memorial Caballo Loco. Apenas esbozó los inicios de un proyecto aún inconcluso. Una gigantesca escultura de 171 metros de altura del líder indígena que se alzo contra el ejército de los Estados Unidos durante la guerra de las Colinas Negras (1876-1877).

La tierra de los espíritus

La historia trágica de las Colinas Negras se inició durante el último tercio del siglo XIX. La presión de la colonización del Oeste norteamericano colisionó con los grupos humanos que vivían en las grandes llanuras que se extienden entre las Montañas Rocosas y el valle del Mississippi. Los Lakota (una de las etnias de la nación sioux) eran una de esas ‘tribus’ que habitaban las llanuras de lo que hoy son los estados de Dakota del Sur, Nerbraska, Wyoming, Montana y Dakota del Norte. Las Colinas Negras eran su centro simbólico espiritual. Un santuario. Paha Shapa, las llamaban. Tradicionalmente se ha interpretado como colinas negras; pero parece que sería más acertado algo así como Montañas que surgen. Y si tienes la suerte de venir desde el Este por carretera, transitando por las interminables llanuras que se extienden más allá de las riveras del Río Misouri, las Montañas Negras emergen de este mar de cultivos (anteriormente interminables praderas de hierba dónde pastaba el bisonte) como si fueran una aparición. El verde oscuro de los pinos ponderosa contrasta con el blanco del granito. Y de ahí el nombre; porque es tan profundo ese verde que a la distancia parece casi negro.

Pues como decíamos: los colonos blancos colisionaron con las tribus nómadas que se movían libremente por las llanuras tras los movimientos del bisonte norteamericano. Los enfrentamientos cada vez más habituales y un goteo incesante de muertes provocó la reacción del gobierno estadounidense que, en 1851, firmó un tratado con los Lakota y otras tribus en virtud del cual, los primeros no serían molestados en las tierras situadas al norte del mítico Fuerte Laramie (Wyoming) en un territorio equivalente a la mitad de la Península Ibérica en torno a las Montañas Negras. Hubo incumplimientos, rapiña de tierras indígenas y hasta una guerra, la de Nube Roja, por el control de territorios del norte del actual Wyoming (1866-1868). Pero el descubrimiento de oro en las Colinas Negras en 1874 provocó un alud de colonos y la intervención de un gobierno que necesitaba dinero con urgencia para paliar la crisis económica que se había instalado en el país tras la Guerra Civil (1860-1865). Fue una guerra épica en la que los Lakota se aliaron con los Cheyenne bajo el liderazgo de dos nombres míticos de la nación sioux: Toro Sentado y Caballo Loco. Los indígenas empezaron ganando en Rosebud (17 de junio de 1876) y Litte Big Horn (27 de junio de 1876) –la batalla en la que fueron masacrados el controvertido Teniente Coronel Custer y una buena parte del Séptimo de Caballería-, pero la superioridad tecnológica decantó la guerra del lado de los colonos blancos. Un nuevo tratado dejó buena parte de las Colinas Negras en manos de los mineros y confinó a los Lakota en pequeñas reservas que fueron menguando a lo largo de las décadas siguientes.

Rapid City no es mal lugar para establecer el campo base para explorar las Black Hills. La ciudad es bastante anodina y no cuenta con grandes atractivos patrimoniales o culturales más allá de algunos edificios históricos en la Main Street –con apenas un siglo y poco a cuestas-; las esculturas en bronce de los presidentes; un parque con dinosaurios un tanto ‘Kitsch’ y el más que interesante Museo del Aire y el Espacio de Dakota del Sur (Davis Drive, 2890; Tel: (+1) 605 385 5189; Ver Horarios ). Pero alojarse aquí es mucho más barato que hacerlo dentro de los límites de los parques nacionales y las distancias permiten ir y volver en el mismo día (33 kilómetros a Monte Rushmore ó 66 a Deadwood).

Dos rutas para conocer lo mejor de las Black Hills desde Rapid City

Las dos rutas que te ofrecemos son a modo orientativo. Si vas a estar aquí sólo un día puedes intentar hacerlo todo o escoger lo más importante. Creemos que los hitos imprescindibles son Deadwood, Monte Rushmore, Memorial caballo Loco y el Parque Natural Custer. Pero sólo en este último merece la pena estar cinco o seis horas si no más. Como siempre te decimos, creemos que es mejor dedicar dos o tres días a un destino y verlo de verdad que coleccionar muchos lugares. Pero bueno, eso depende del tiempo que tengas. Todos los lugares están ordenados de Norte a Sur para que sea más fácil orientarse. El coche de alquiler o la moto son imprescindibles si quieres verlo todo.

RUTA NORTE

Spearsfish Canyon (88,6 kilómetros desde Rapid City).- Esta maravilla natural está situada a apenas 45 minutos ya que gran parte del recorrido se hace a través de la autopista 90 que bordea las montañas por su flanco este. Este estrecho cañón horadado por el Arroyo Spearsfish fue uno de los escenarios de la mítica película Bailando con Lobos y guarda algunos rincones preciosos como el Velo de la Novia (una cascada que pese a no ser muy grande es muy bonita) y lugares muy especiales para la nación sioux como la Cueva Comunal. La ruta que te proponemos asciende a la vera del arroyo hasta llegar a Cheyenne Pass y de ahí tomar el desvío hasta Deadwood.

Deadwod (39,1 kilómetros desde Spearsfish Canyon).- Deadwood se fundó en 1876 como campamento de mineros –fue el detonante de la guerra- y pronto se convirtió en uno de los típicos pueblos de frontera lleno de pioneros, buscavidas, trileros, delincuentes, empresarios del juego, el alcohol y una verdadera legión de prostitutas. Aquí vivieron sus últimos años verdaderas leyendas del oeste americano como Wild Bill Hickok y Calamity Jane. Y el pueblo aún conserva esa aura de pueblo del salvaje oeste. Tiene un par de interesantes museos históricos , un bonito casco con casas al más puro estilo western y algunas viejas minas de oro que se pueden visitar. Los antiguos agujeros en la montaña han sido sustituidos por grandes explotaciones a cielo abierto. Algunas de estas grandes minas se pueden visitar. También hay un museo de la minería bastante interesante.

Monte Rushmore (99,6 kilómetros desde Deadwood) .- La carretera 376 atraviesa en corazón del Parque Nacional de las Colinas Negras de norte a sur. El firme está en muy buen estado y la vía es cómoda. Si vas a tiro hecho en poco más de una hora y cuarto estarás ya frente las efigies de los cuatro presidentes; si tienes tiempo hay un par de lugares en los que merece la pena pararse: como el Monte Custer (desde dónde hay impresionantes vistas) . Hay un sendero que recorre las partes más interesantes del monumento, un centro de interpretación y una tienda de recuerdos. Al anochecer (entre los meses de mayo y septiembre) hay un espectáculo de luces que se proyectan sobre el monumento en el que explican la historia del lugar y todas esas cosas. No lo vimos pero dicen que está bastante bien. Ideal si te puedes quedar aquí un par de días. No se paga entrada pero sí un precio de 10 dólares por coche.

Memorial Caballo Loco (25,5 kilómetros desde Monte Rushmore).- Aunque la cosa, como decíamos antes, es un poco a ver quién la tiene más grande, sería una pena no aprovechar la ocasión para ver el lugar que más allá de la escultura también cuenta con un centro de interpretación sobre los sioux, sus costumbres y su historia, algo que se echa mucho en falta en otros lugares. Parece mentira que en Rapid City, por ejemplo, no haya un museo dedicado a las mujeres y hombres que vivieron aquí antes de la llegada de los colonos. Ese es uno de los aciertos del Memorial Caballo Loco, la reivindicación de los verdaderos dueños de estas tierras. También te cobran por coche (30 dólares si van más de dos personas y 24 si van dos).

FUERA DE RUTA : Para los amantes de los trenes, en el pequeño pueblo de Hill hay un viejo tren de vapor que sigue recorriendo las viejas vías que serpentean entre las montañas. El 1880 Train parte desde Hill y llega hasta Keystone. Un paseo de poco más de dos horas que, si tienes tiempo, merece la pena. Además el Main Street de Hill es como un escenario de película del oeste.

RUTA SUR

Custer Estatal Park (59 kilómetros desde Rapid City; 31,3 kilómetros desde Monte Rushmore) Custer Estatal Park .- Es una de las maravillas naturales de los Estados Unidos. A la altura de otros lugares míticos como los bosques de Alaska o Yellowstone. Un verdadero paraíso natural de bosques y pequeños lagos dónde puedes ver al bisonte americano, el mítico búfalo, campando a sus anchas. Hay multitud de senderos y las rutas panorámicas te permiten recorrer gran parte de la superficie del parque con el coche.

Wind Cave National Park (33 kilómetros desde Custer Estatal Park) Wind Cave National Park .- Dicen que es una de las cuevas más grandes y complejas del mundo. Lo mejor, más allá del boquete y sus raras formaciones de calcita, es el entorno que alterna áreas de pradera y algunas manchas de bosque de pinos ponderosa donde puedes ver bisontes americanos, ciervos, alces, zorros y demás familia. También los simpáticos pero huidizos perrillos de las praderas.

OTRAS VISITAS DESDE RAPID CITY

Parque Nacional Badlands (101 kilómetros desde Rapid City).- Parque Nacional Badlands Tierras malas, según la traducción literal. Este espectacular paisaje es el fruto de millones de años de acción paciente de la naturaleza. Una obra maestra de la erosión que encontró rendijas para destruir la pradera creando un paisaje de formas fantasmales dónde los diferentes sedimentos que se depositaron a lo largo de las eras geológicas quedaron al descubierto. Una maravilla cuajada de fósiles que es un verdadero libro sobre la historia natural del planeta.

Devil`s Tower (172 kilómetros desde Rapid City).- Devil`s Tower Aunque está en el estado de Wyoming se la considera como parte de las Colinas Negras. Para cinéfilos decir que se trata de la montaña en forma de cilindro que sale en la película Encuentros en la tercera fase. Esta masa de rocas espectacular formada por columnas de lava de forma exagonal era un lugar sagrado para los lakota. Lo llamaban Mato Tipila (guarida del oso) y creían que las columnas eran las huellas de las garras de un oso gigante.

Fotos bajo Licencia CC: David Brossard; icpcnews icpcnews; Madeleine Deaton; Andy Rusch; Jay Gannett; Don Merwin; Bernard Spragg. NZBritt ReintsSharon Mollerus

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