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Memorias de la Guerra de Vietnam en la ZDM

Restos de un carro de combate en la ex base norteamericana de Khe Sanh, en Vietnam.

Viajar Ahora

Desde la ciudad de Hue, la carretera se interna hacia el oeste acercándose rápidamente hacia la frontera con Laos. En esta latitud, que se acerca al mítico paralelo 17, Vietnam no es más que una franja de terreno de poco más de 60 kilómetros que corre en paralelo a la costa. Tras unos 60 kilómetros de ruta junto a los arrozales, el coche enfila, durante un rato, la carretera Ho Chi Ming, que conecta el extremo norte del país con el exuberante Delta del Mekong. Los mapas de la zona nos traen nombres conocidos como Da Nang, la ciudad que, hace apenas unas horas hemos dejado atrás. Llegamos a un pequeño pueblo llamado Luo’i. Bueno, algo así como un amontonamiento de casas que se extienden a ambos lados de la carretera. Giro a la derecha. Avanzamos por el Valle de Ashau por una moderna carretera recién estrenada. Y, de repente, ante nosotros, surge Dong Ap Bia. Apenas un montículo que sobresale de un fondo chato cubierto de arrozales y del que, muy de vez en cuando, surge alguna cabaña. Los caminos se internan en todas direcciones. El guía es categórico. No podemos apartarnos un solo centímetro de la ruta. Cualquier mal paso puede ser fatal. Todavía hoy, cuando han pasado más de 40 años del fin de las hostilidades, se encuentran bombas sin explotar o minas esperando un pie inoportuno. Unas 500 personas mueren cada año a consecuencia del material bélico olvidado.

El lugar es precioso. La selva tropical tapa a conciencia las cicatrices en poco tiempo. Dong Ap Bia, hoy, es un lugar casi bucólico cubierto de árboles. El río que serpentea a los pies de las primeras rampas de la colina ayuda a acentuar esta sensación. Para el alto mando estadounidense, el lugar recibe el nombre de cota 937; para la carne de cañón que peleó palmo a palmo para conquistarla, entre el 11 y el 20 de mayo de 1969, el sitio es conocido por el contundente apelativo de Hamburger Hill: ‘la Colina de la Hamburguesa’. El nombre hace referencia a la carnicería que supuso, para ambos lados, la operación de conquista por parte de las fuerzas norteamericanas. El calor es insoportable; y la nube de mosquitos y bichos de toda ralea que se ceban en nosotros es agobiante. Cuesta creer lo que los atacantes y defensores tuvieron que sufrir durante aquellos diez días de batalla. Se supone que la conquista de la montaña debía desactivar gran parte de la logística norvietnamita al cortar el principal acceso del Camino Ho Chi Ming (red de rutas de aprovisionamiento que llegaban desde Camboya y Laos). Pero la verdad fue muy distinta. Las tropas ocupantes abandonaron el lugar sólo dos días después por el nulo valor estratégico del lugar. La operación más inútil de la Guerra del Vietnam se había saldado con 72 muertos y 372 heridos. En las filas norvietnamitas, las bajas se estiman en 675. Pero no hay datos fiables; en ninguno de los dos bandos.

La Guerra de Vietnam es un episodio clave de la historia del siglo XX y para el país asiático una herida aún abierta que también se ha convertido en un atractivo turístico más. Junto a las playas del Mar de China, la espectacular costa del norte o el Delta, Vietnam ha creado un auténtico circuito turístico en torno a la guerra. Muchos veteranos norteamericanos vienen a recordar viejos tiempos; algunos, incluso, ayudan en la limpieza de minas. Otros turistas también se interesan por los escenarios de un conflicto que aún se deja sentir. En Hamburguer Hill aún pueden verse restos de la batalla. Chatarra bélica. Pero el viajero se abstiene de tocar nada; “cualquier cosa puede explotar”, nos advierten una y otra vez.

La Zona Desmilitarizada (ZDM) es un área de unos nueve kilómetros de ancho a ambos lados del Río Ben Hay. La antigua frontera entre Vietnam del Norte y Vietnam del Sur fue el escenario de duros combates pese a las prohibiciones de los diferentes organismos internacionales. Estados Unidos y el gobierno de Vietnam del Sur fortificaron las inmediaciones del área con un cinturón de bases militares y pistas de aterrizaje desde las que se lanzaron multitud de ataques a territorio norvietnamita. La más célebre es la de Khe San (Acceso: Carretera Ho Chi Ming desde Khe Sahn; Horario: LD 07.00 – 17.00), antigua base aérea norteamericana que fue el escenario del asedio más prolongado de la guerra. Entre el 21 de enero y el 7 de abril de 1968 las tropas norvietnamitas rodearon a los norteamericanos y a sus aliados survietnamitas y los sometieron a un duro castigo que acabó con la vida de 1.532 personas. Hoy, el lugar alberga un pequeño museo de guerra y los restos de material bélico estadounidense, entre ellos un C-130 Hércules, varios helicópteros y un par de carros de combate destrozados. Lo peor, los vendedores de recuerdos. Lo mejor, poder sentir la enorme energía que desprende el lugar, una especie de meca para los veteranos que lucharon aquí para el 'Tío Sam'.

Una buena manera de atravesar el Río Ben Hay es a través del viejo Puente Hien Luong. Un monumento recuerda la reunificación del país tras la guerra. El sector norte de la Zona Desmilitarizada fue el más castigado de la guerra. El pequeño pueblo de Vinh Mo se encuentra junto a las espectaculares playas del Mar de China. Las sospechas de que se trataba de un nudo de aprovisionamiento para el Vietcong convirtieron a esta aldea situada a apenas ocho kilómetros de la desembocadura del río en objetivo prioritario de la Fuerza Aérea norteamericana. Los habitantes del, hasta entonces, idílico pueblecito de pescadores decidieron excavar un complejo sistema de túneles y cámaras entre los 10 y los 23 metros de profundidad en los que unas 60 familias vivieron más de cinco años. El complejo tiene más de 2,5 kilómetros de largo y hoy es otra de las visitas obligadas de la zona. Las zonas comunes, comedores, dormitorios y hasta una improvisada maternidad (en cinco años aquí nacieron 17 niños), dan una idea bastante aproximada de la vida bajo tierra. Es el contrapunto civil a la red de túneles militares que los vietnamitas construyeron en torno a la antigua Saigón, los famosos Túneles de Cuchi.

La consecuencia directa más notable de una guerra es el precio en vidas que pagan los bandos en contienda. El cementerio nacional de Truong Son se encuentra en la localidad de Gio Linh (Acceso desde Dong Ha por Ruta 15) y guarda los cuerpos de más de 10.000 combatientes vietnamitas que defendieron las rutas del Camino de Ho Chi Ming y que participaron en las diferentes operaciones de la zona central del país. Las tumbas se alinean formando un conjunto estremecedor. Miles de lápidas, muchas sin nombre, que dan buena cuenta de la tragedia humana que supuso la guerra para los vietnamitas. Según las diferentes fuentes, el número de muertos oscila entre los cuatro y los seis millones de personas.

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