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Las altas miras del señor Obama

No me sorprendió que Miguel Ángel Revilla estuviera firmando el primer fin de semana en la Feria del Libro de Madrid, claro, ni que hubiera gente con el suyo en la mano haciendo cola. La sorpresa vino cuando levanté la mirada para saber en qué caseta lo hacía: era la de la editorial Visor, especializada en poesía. Volví a mirar dentro y, efectivamente, ahí estaba el mismísimo Chus Visor, uno de los pocos que puede juntar las palabras poesía y dinero en la misma frase sin que aparezca una negación acompañándolas.

Sorprende que Revilla firme sus ensayos en una caseta dedicada a la poesía, además, porque él publica en el grupo Planeta. ¿Les suena a ustedes Planeta? Es el mayor grupo español, y uno de los grandes del mundo: sus autores pueden firmar donde quieran. Puede que Revilla haya juzgado conveniente firmar en una caseta de poesía dada la vinculación de Cantabria con la misma. Porque Cantabria es una comunidad donde a ojo de buen cubero hay entre 25.000 y 30.000 poetas, todos buenísimos, y ni un solo narrador digno de tal nombre.

Los poetas son gente inofensiva, excepto para sus propios colegas, a los que odian cordialmente. Así que su superabundancia en Cantabria, aunque intrigante, en principio no debería preocuparnos. En la práctica presenta algunos problemas porque, mientras que en otros lugares los poetas se ganan la vida como profesores de instituto sin meterse con nadie, por aquí hay tantos que se disfrazan de periodistas, de gestores culturales, de lo que cuadre… y no tienen el menor reparo en fingir adoración por lo más tarado y perverso de la provincia, siempre que tenga la mínima oportunidad para enseñar su libro. Lo cual, en un sitio tan pequeño, produce bastante distorsión en la percepción pública.

Dice Joan Vinyoli, uno de los grandes de la poesía española del siglo pasado, que los dioses regalan el primer verso; es trabajo del poeta escribir el resto del poema. Quizá por la extraordinaria vinculación de Cantabria con la poesía los dioses se dirijan con frecuencia a su presidente, aunque no escriba poemas, y le regalen versos. De ser así, podríamos imaginar una de estas situaciones, en la que, con el empaque adecuado, le dijeran algo como: “El gran baranda tostado vendrá, bajará a lo oscuro y el barandilla pálido tendrá que abrirse pa su keli”. Es que los dioses cuando hablan son un poco crípticos por costumbre, sea en Delfos o en Peña Sagra. Así que con ese material poco entendible en primera instancia se reúne el Gabinete de Hermenéutica del Gobierno de Cantabria y desentraña el mensaje: lo que los dioses le trasmiten a Revilla es que puede que Obama venga a ver Altamira, pero que eso le costaría el puesto. Y el resultado público es que el pasado día 10, según la agencia EFE, Revilla se pronuncia así: “Si me dijeran que como condición para que venga el señor Obama a Cantabria tiene usted que presentar la dimisión, la presento mañana”.

La frase tiene una estructura prosaica muy propia de Revilla, pero algo me decía que significaba más de lo que era evidente. Que había poesía en ella, vaya, quizás la huella de un recado de los dioses. Pero no fui capaz de dar con ese significado añadido.

A mí, que no frecuento Delfos ni Peña Sagra, la iluminación suele alcanzarme en La Pirula, y allí fue donde el otro día me llegó un correo de mi amigo Luis, madrileño, que no ve tan lejos como los dioses pero se explica con una claridad meridiana. Juzguen ustedes mismos: “Obama vendrá a Madrid para convencer a Mariano de que se quite de enmedio”. Y de golpe lo entiendo todo.

Los mensajes de los dioses son ambiguos, a veces con resultados terribles: es famosa la historia del rey de Lidia, Creso, que consulta a la Pitia si le conviene emprender la guerra contra los persas. La respuesta es: “Si Creso cruza el río Halis, destruirá un gran imperio”. (El Halis separaba Lidia del territorio persa). Creso interpreta que el oráculo es favorable, cruza el río y pierde: es su propio imperio el que resulta destruido.

La confusión es comprensible y se repite con frecuencia. Del mismo modo a Revilla los dioses le susurran que si Obama viene a España un presidente tendrá que dimitir, y cree que es él, presidente de Cantabria. Pero Obama tiene miras más altas: piensa en el presidente del Gobierno de España.

Porque quién gobierne España después de las próximas elecciones depende del PSOE. El PSOE ya sabe que le toca beber cicuta, inevitablemente. Pero le dejan elegir si quiere mezclarla con pipermint o con pacharán. Y ya ha elegido: pipermint. No pacharán de ninguna manera. Solo quedan aspectos formales para concretar la resolución, se trata de limitar la humillación: que el Gobierno lo presida Rajoy, eso sí que no. Así que el trabajo de Obama es explicarle al gallego que debe irse calladito a Santa Pola, donde como dice Revilla no se está tan mal, para que las cosas puedan seguir estando como están y no entorpezcan los planes globales.

Las miras del señor Obama son que Rajoy regrese a Santa Pola, no que Revilla vaya a Santa Polaciones. Revilla puede seguir escribiendo ensayos, o poesía si se le antoja: su comunicación con los dioses es privilegiada. Interpretarla… bueno, es cuestión de entrenamiento.

Nota: Obviamente, la frase “Cantabria es una comunidad donde a ojo de buen cubero hay entre 25.000 y 30.000 poetas, todos buenísimos, y ni un solo narrador digno de tal nombre” contiene una exageración: aunque pocos, hay algunos narradores de prestigio reconocido y merecido. Y luego está Luis Jar Torre, un autor más que notable que parece esconderse: en la agencia española del ISBN no lo conocen, a pesar de tener publicados al menos dos libros excelentes, muy atractivos para el público en general.

No me sorprendió que Miguel Ángel Revilla estuviera firmando el primer fin de semana en la Feria del Libro de Madrid, claro, ni que hubiera gente con el suyo en la mano haciendo cola. La sorpresa vino cuando levanté la mirada para saber en qué caseta lo hacía: era la de la editorial Visor, especializada en poesía. Volví a mirar dentro y, efectivamente, ahí estaba el mismísimo Chus Visor, uno de los pocos que puede juntar las palabras poesía y dinero en la misma frase sin que aparezca una negación acompañándolas.

Sorprende que Revilla firme sus ensayos en una caseta dedicada a la poesía, además, porque él publica en el grupo Planeta. ¿Les suena a ustedes Planeta? Es el mayor grupo español, y uno de los grandes del mundo: sus autores pueden firmar donde quieran. Puede que Revilla haya juzgado conveniente firmar en una caseta de poesía dada la vinculación de Cantabria con la misma. Porque Cantabria es una comunidad donde a ojo de buen cubero hay entre 25.000 y 30.000 poetas, todos buenísimos, y ni un solo narrador digno de tal nombre.