Cantabria permite a los cazadores saltarse el confinamiento municipal para “controlar” una supuesta sobrepoblación de jabalíes que no termina de demostrar

Blanca Sáinz

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“Cuando el salvoconducto es una escopeta en el maletero”. Así lo afirmó el periodista Gonzalo Cortizo de elDiario.es Galicia en su Twitter tras publicar una información sobre la caza en su comunidad y eso es justo lo que está ocurriendo en Cantabria en pleno confinamiento municipal. Y es que el pasado 17 de noviembre el Gobierno autonómico informaba de que se permitía la caza de jabalíes por toda la comunidad, es decir, que comenzaba a haber una especie de 'inmunidad' para aquellos cazadores federados por realizar una actividad “necesaria”.

Pero claro, esa necesidad había que demostrarla, por lo que el Decreto 9/2020 publicado en el Boletín Oficial de Cantabria extraordinario número 106 establecía como “excepción al movimiento de personas fuera de su municipio de residencia la realización de actividades cinegéticas de caza mayor para evitar la sobreabundancia de especies cinegéticas que causan daños en los ecosistemas, en los ciclos productivos de la agricultura, en la ganadería y en la seguridad vial”.

Por tanto, el documento otorga esa libertad en la movilidad siempre y cuando el cazador esté en posesión de sus licencias y permisos, no se encuentre en grupos de más de seis personas, mantenga la distancia interpersonal y la mascarilla , y no comparta los utensilios de caza. Es decir, que cumpla con las normas básicas mientras la comunidad se encuentra en un nivel de alerta 4 y los propios responsables de Sanidad anuncian la “exposición incontrolada del virus”, así como el “riesgo extremo” que supone estar con personas que no forman parte del grupo de convivencia estable.

Sobre ello, el director de Medio Rural de la Consejería de Desarrollo Rural, Ganadería, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, Antonio Lucio, opina que el riesgo “desde el punto de vista sanitario” es una cuestión que compete a Salud Pública. “Los informes que se han enviado desde aquí los han valorado ellos, y el decreto no es de la Consejería, sino del Gobierno”, apunta.

Por otro lado, la Federación de Defensa Animal (DEAN) expresa su rechazo al decreto y anuncia cómo a partir de este han podido comprobar “el poder que tiene la caza” en Cantabria. “Si la actividad cinegética sirviese, con el número de batidas que se viene produciendo en los últimos años la población de estos animales no seguiría aumentando”, opinan tajantes. Y es que para DEAN, la sobreabundancia de especies cinegéticas es “una mentira del lobby cazador que el Gobierno regional sigue comprando una y otra vez”.

Asimismo, y preguntado por este periódico sobre la importancia de desarrollar esta actividad de forma imperiosa, Lucio declara que “estamos en plena temporada de caza”. “Si perdemos un mes de actividad cinegética tenemos el riesgo de no poder mantener esa presión sobre los jabalíes que nos dicen que tenemos que mantener”, señala.

Pero, ¿quién 'obliga' al Gobierno regional a mantener esa presión cinegética sobre los jabalíes?, pues según la Consejería de Desarrollo Rural es el propio Ministerio de Agricultura. “A principios de mes se aprobó una estrategia para gestión de las poblaciones de jabalíes en España a partir de un documento presentado por el Ministerio, y ahí se explican los riesgos derivados de esta abundancia de jabalíes y, por ende, lo que supondría reducir la presión cinegética”, relata Lucio.

Sin embargo, y analizando esa estrategia nacional, ahí se indica que son las propias comunidades autónomas las que, en el marco de sus competencias, desarrollen actuaciones para regular las poblaciones “allá donde la información disponible indique sobreabundancia por encima del nivel óptimo soportado por el medio”. Preguntado por esta variable, el director de Medio Rural, argumenta con los datos de evolución de las capturas de jabalíes que se han incrementado un 46% en los últimos diez años. Un porcentaje que no extraña a los ecologistas teniendo en cuenta el progresivo aumento de cupos para la caza que se han ido ejecutando.

Aún así, estos colectivos inciden en que todo apunta a que la Consejería lleva razón y las poblaciones de jabalíes se están incrementando, pero el problema principal reside en que no existe información fidedigna que lo demuestre, así como tampoco una explicación que razone cuáles son las causas que provocan este aumento.

La respuesta podría estar en el lobo

Dentro del documento presentado por el Ministerio, también se indica que las autonomías deberían identificar y eliminar los factores que favorecen las altas densidades de jabalíes, por lo que algunos grupos ecologistas ya apuntan a que dentro de ellos podría estar la caza del lobo. La explicación, según cuentan, es sencilla ya que, junto al corzo, el jabalí es la presa del lobo en la comunidad, por lo que cuantos más lobos se maten, más jabalíes habrá. En Cantabria, el Gobierno permite capturar al 20% de la población de lobos, así que para los ecologistas, no resulta extraño que, al matar lobos por un lado y jabalíes por otro, “tengan que meter a cazadores para que hagan el papel que haría el propio lobo”.

Algo que comparte DEAN, que considera que el lobo es quien regula “de manera natural” estas poblaciones, “pero nuestros gobernantes regionales también se empeñan en matarles”.

El otro dato al que apuntan es la propia caza, ya que estos animales se adaptan a las presiones que les producen los depredadores -en este caso la caza- respondiendo con una mayor reproducción, lo que sumado a la alta capacidad reproductiva innata en los jabalíes, termina por provocar un aumento en su número que, cuanto más se cace, más aumentará.

“Un ecosistema sano se encarga por sí mismo de regular la población de especies, si las administraciones cumpliesen con su responsabilidad de velar por mantener unos ecosistemas sanos y compatibles con la actividad humana, no tendrían que plegarse una y otra vez a las pretensiones y mentiras del lobby cazador”, concluyen desde DEAN.

Brotes relacionados con la caza

El pasado 7 de octubre Sanidad informaba de un brote ramificado en Villacarriedo con origen en un bar. Se trataba de un grupo de personas mayores que había acudido al municipio a cazar y que no había mantenido las normas de seguridad requeridas por Salud Pública. Dicho brote concluyó con una veintena de positivos en la residencia de ancianos del municipio y con un peinado masivo de la población a través de la realización de test PCR que buscaban encontrar a asintomáticos.

De igual manera, según personas relacionadas con la actividad cinegética en el municipio, Rionansa también habría estado afectado por un brote que “saltó” a través de la caza, lo que ha podido contribuir a que este pueblo se convierta en uno de los tres que están a la cabeza en contagios en proporción a su población a pesar del cierre de los municipios.