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Las prostitutas del Raval alertan de agresiones machistas

Desde principios de agosto las prostitutas han sufrido almenos dos agresiones.

Blanca Blay

Janet es una de las prostitutas más veteranas de la calle Robador, en el corazón del barrio del Raval de Barcelona. Hace 32 años que ejerce la prostitución y la mitad de este tiempo lo ha pasado en esta calle. “¿Qué, puta del Raval? ¿Chupas o no?”, comenta a una compañera amistosamente, bromeando. Un vecino la interrumpe para saludarla mientras pasea al perro. Esta uruguaya, que ejerce con orgullo la profesión, se ha encontrado este martes al mediodía con una veintena de compañeras y vecinas para denunciar la violencia machista que han sufrido algunas de las prostitutas con las que comparte calle. Durante el mes de agosto ejercen la prostitución en esta calle una veintena de mujeres.

Según explica Janet, miembro del colectivo Putas Indignadas, en las últimas semanas han sufrido al menos dos agresiones. La primera fue el 8 de agosto, cuando un cliente acusó la prostituta con quien se había relacionado de haberle robado e intentó agredirla con un arma blanca, lo que consiguió impedir la intervención de un recolector de chatarra que pasaba por allí.

Una semana después, el día 15, otro individuo comenzó a increpar y perseguir algunas de las mujeres que trabajan en la calle con jeringas usadas o botellas de vidrio.

Ambos casos han sido denunciados por las prostitutas, que también han informado de la situación al Ayuntamiento a través de la concejala del distrito de Ciutat Vella, Gala Pin. Desde la Fundació Àmbit Prevenció reconocen la actitud activa del consistorio y admiten que las denuncias han generado más presencia policial. “En este sentido ha habido una respuesta positiva por parte de los cuerpos de seguridad”, comenta la presidenta de la entidad, Mercè Meroño.

Una mirada que genera violencia

Para Meroño las dos agresiones no responden a un problema de inseguridad en el barrio. “Es un barrio que a menudo protesta contra las putas y hay gente que se cree con el derecho de erigirse violento y agredir a estas mujeres”, asegura Meroño, presidenta de Àmbit Prevenció. “Aparte de ser ya víctimas de criminalización, lo que no podemos permitir es ser víctimas de violencia machista”, denuncia Janet.

“El vaso se va llenando, primero de insultos, después de 'no te pongas aquí sino allá', gritos... hasta que alguien se cree con el derecho de ir más allá. Esto forma parte de la violencia contra mujeres que están estigmatizadas, no queridas, es una mirada que genera agresión”, añade Meroño.

Janet asegura que en los años que ha ejercido en la calle Robador nunca había vivido un clima de agresión como el de las dos últimas semanas en el barrio, si bien sí que admite la criminalización o el estigma del colectivo del que forma parte, en especial desde el endurecimiento de la Ordenanza de convivencia, aprobada en 2006 por el gobierno municipal para impedir la prostitución en la calle, principalmente en el Raval, con más sanciones a las prostitutas y los clientes.

Precisamente con el objetivo de trabajar la situación en el barrio, en el mes de noviembre el pleno del Ayuntamiento aprobó una proposición de Ciutadans con los votos a favor de Barcelona en Comú, ERC y la CUP Capgirem Barcelona para dar una mayor protección y seguridad a las personas que ejercen la prostitución y contribuir a mejorar la convivencia de este barrio popular de la capital catalana. Con todo, la prostitución sigue estando prohibida en las calles de la ciudad, a la espera de una nueva Ordenanza que regule la situación.

El Raval, insignia de lo que es Ciutat Vella

“Las putas forman parte de la sociedad, somos ciudadanas y vecinas del Raval”, afirma esta prostituta. Los carteles de “barrio indigno” o la voluntad de echar de las calles estas mujeres siguen presentes en el barrio y son la prueba, según Mercedes Meroño que aunque la situación en el barrio “no es hostil, algunos vecinos no responden de la misma manera que las entidades o las mismas mujeres” que tratan de trabajar la situación y la convivencia.

“Las putas tenemos arraigo aquí. Hay vecinos que se quejan y quizás hace diez años que viven en el barrio. Ya sabían donde se metían (se refiere a la prostitución y a la narcosala que hay en el barrio). El Raval siempre ha sido un barrio multicultural, la insignia de lo que es Ciutat Vella”, relata Janet.

“Lo que reivindicamos es que las mujeres son vecinas del barrio y no son agresoras ni ladronas”, declara Meroño. Para ella la respuesta del Ayuntamiento debería pasar por hacer procesos de mediación y generar soluciones compartidas por el barrio. “Hasta que no lleguemos a estos puntos la solución pasa porque nosotras protestemos y pongamos denuncias”. Y eso es lo que pretenden seguir haciendo estos días, ante el número 25 de la calle Robador, ahora tapiado y que sirvió de cobijo durante más de diez años para las prostitutas del Raval. Aún se lee 'Ateneu del Xino', como se conocía antiguamente este barrio de Barcelona.

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