Compuesta por diferentes formatos que incluyen cuadros, fotografías, proyecciones e instalaciones, el artista intenta condensar, como con el humo y vapor que muchas veces usa en sus trabajos, la memoria del Holocausto y los campos de concentración. Si bien estos estaban destinados al exterminio y al olvido de sus víctimas, la recuperación de la memoria, el registro de lo intangible es lo que ha llevado a Prats a realizar el presente proyecto. El resultado, una heterogénea manera de mezclar la naturaleza del lugar de los hechos, el texto del poema y los diferentes momentos referenciales del drama judío en la Alemania nazi.
El chileno se sirve de los versos para articular su concepto. Celan escribió el poema justo al terminar la II Guerra Mundial. En los círculos intelectuales de 1945 planeaba la idea de si sería posible seguir creando arte tras un trauma tan brutal, tras una fisura ética tan drástica, tras una mácula imborrable en el haber humano; y Celan, que había estado cautivo en un campo de trabajos forzados, responde con Todesfuge (La fuga de la muerte). El arte sigue, seguirá, y es capaz de servir para dialogar con las más oscuras fuerzas del alma. El texto acabó considerándose como “un lamento moral del Arte contra la Historia”.
Prats es un artística físico, su obra que nace las más de las veces a nivel conceptual en cuestiones históricas traslada su campo de acción in situ, a los lugares protagonistas de los hechos. Se desplazó a los bosques y lagos que bordeaban los campos de exterminio, los lugares donde se desecharon las cenizas de los cuerpos masivamente ejecutados e incinerados. Observó, recogió muestras e ideas. De ahí arranca sus materiales y su registro a los que sigue el proceso para darles diversos formatos. Son obras para ser vistas, sea cual sea la forma que finalmente tomen; él se considera pintor por la forma tan visual que tiene de comprender, metabolizar y plasmar sus proyectos y obras.
Entre las piezas expuestas, encontramos fotografías del cielo de Auschwitz a través de cristales rotos (como un viaje que va del vaticinio a un final contundente); láminas traslúcidas que condensan el humo de la Solución Final (“así subiréis como humo en el aire / así tendréis una fosa en las nubes no se yace allí estrecho”); vídeo proyecciones del artista “pescando” vestigios en lagos casi vírgenes de bosques casi vírgenes, que han borrado toda huella o la han materializado en naturaleza vigorosa, lugares dónde se deshacían de las cenizas de los cuerpos ejecutados; y la instalación: un tanque lleno de leche sobre la que se proyecta un vídeo mientras suena el poema Todesfuge, recitado en bucle una y otra vez por el mismo Paul Celan, como una letanía que se sumerge en un pozo desde el primer verso… “negra leche del alba”.
La exposición es un conglomerado que a veces expresándose de forma literal y otras siendo más libre en su reinterpretación del poema y del proceso histórico, concretiza la memoria y continúa haciendo arte del Horror… El Arte es tan amplio que siempre habrá aquel que se descabalgue de lo inútil y ligero.
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