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Alstom Wind inicia la deslocalización de instalaciones clave ante la falta de apoyo oficial al sector eólico

Alstom Wind, la multinacional de la energía eólica que tiene en Barcelona la sede de su filial española, ha comenzado a deslocalizar fuera de la capital catalana instalaciones y servicios estratégicos. Todo enmarcado en la crisis que vive el sector. España ha pasado en pocos años de liderar el crecimiento mundial en tecnología y creación de parques eólicos para producir electricidad gracias al viento a ver cómo se hundía el mercado. El brusco recorte de las subvenciones a la producción explica parte del fenómeno.

En 2010 el gobierno del PSOE anunció una reducción del apoyo a la energía eólica de hasta el 45% hasta el 2012. El efecto de esta medida ha traído como consecuencia, según la patronal AEE, la destrucción de 15.000 puestos de trabajo. Y ahora hay otros 15.000 en peligro. Todo en un país donde el desempleo supera el 26% de la población activa.

Dos años más tarde, el recorte de las ayudas colapsó la demanda y Alstom presentó el pasado febrero un plan de ajuste que suponía, para su filial española, una reducción de 373 puestos de trabajo repartidos entre las factorías de Zamora, Galicia, Barcelona y Navarra, explica David Díez, presidente del comité de empresa de Barcelona.

La legislación europea obliga a las multinacionales a negociar durante tres meses sus planes de ajuste y facilita a los sindicatos presentar alternativas. Fruto de esta posibilidad se ha evitado el cierre de la fábrica navarra y se han reducido los despidos en 42 personas. El ERE en marcha suma ahora 329 puestos de trabajo. A finales de mes el Ministerio de Trabajo dictaminará sobre la petición del grupo.

A esto hay que añadirle que Francia, por su parte, ha decidido empujar para recuperar inversiones de Alstom. Con dinero público ha convencido a la multinacional para que traslade a su país parte de su producción. Ahora, pues, se plantea centralizar allí la investigación y la producción de parques eólicos off-shore, que se instalarían con torres marinas. Esto afecta a la sede barcelonesa, que tiene actualmente 508 empleados y que puede ver cómo se deslocalizan partes clave como el de diseño, que podría ir a la ciudad francesa de Reims. “Algunos compañeros han sido avisados ​​para pasar a la nueva sede”, explica Díez. Todo ello hace pensar a los sindicatos que existe el peligro de que la multinacional deje Barcelona siguiendo un plan escalonado. “El grupo es mundial y hay lugares como Brasil, con gran demanda, donde podría la multinacional ubicar parte de los servicios que se habían concentrado en Barcelona”, asegura David Díez, presidente del comité de empresa de la ciudad y miembro de CCOO.

La Generalitat no puede

Así pues, los trabajadores han pedido a la Generalitat que intervenga para evitar que este sector, que contribuye altamente a la tecnología y que tiene futuro, acabe emigrando. Ya se han hecho tres reuniones con miembros del Departamento de Empresa y Empleo, pero no hay mucha esperanzas en lo que pueda hacer el gobierno catalán, dado que no puede competir ofreciendo dinero para contrarrestar la iniciativa francesa. Si a ello se suma la caída de los pedidos por la falta de apoyo oficial, los malos augurios están servidos.

Los trabajadores no están dispuestos a ver como todo esto pasa mientras están cruzados de brazos. Por eso hace meses que se movilizan. Argumentan que la crisis es temporal y que la empresa y las nuevas energías tienen futuro, ahora y aquí. Sólo hay que pasar el trance con medidas provisionales. Por tanto, han convocado para el 18 de junio una jornada de huelga en Barcelona, ​​con una manifestación desde las Ramblas hasta el consulado francés. Y todo, afirman, no ha hecho más que empezar.

Inicios heroicos

Ecotècnia fue una cooperativa fundada en la década de los 80 del siglo pasado por un grupo de ingenieros visionarios. La entidad se centró inicialmente en fomentar la electrificación rural instalando paneles solares en muchas masías. Tenían su sede en un almacén del barrio del Poblenou en Barcelona. Poco a poco ampliaron el ámbito de actuación hacia la energía eólica. Desarrollaron tecnología propia, se extendieron por España y abrieron mercados internacionales, especialmente en la India. La cooperativa tenía más de 400 operarios en la década de los 90, la mayoría ingenieros altamente especializados. La necesidad de capital para crecer facilitó una alianza con el grupo cooperativo vasco Mondragón, de quien unos años más tarde se separaron amistosamente.

En 2007 el grupo catalán líder mundial en tecnología eólica fue comprado por la multinacional anglo-francesa Alstom Wind.

Alstom Wind, la multinacional de la energía eólica que tiene en Barcelona la sede de su filial española, ha comenzado a deslocalizar fuera de la capital catalana instalaciones y servicios estratégicos. Todo enmarcado en la crisis que vive el sector. España ha pasado en pocos años de liderar el crecimiento mundial en tecnología y creación de parques eólicos para producir electricidad gracias al viento a ver cómo se hundía el mercado. El brusco recorte de las subvenciones a la producción explica parte del fenómeno.

En 2010 el gobierno del PSOE anunció una reducción del apoyo a la energía eólica de hasta el 45% hasta el 2012. El efecto de esta medida ha traído como consecuencia, según la patronal AEE, la destrucción de 15.000 puestos de trabajo. Y ahora hay otros 15.000 en peligro. Todo en un país donde el desempleo supera el 26% de la población activa.