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Sobre este blog

Este blog se dedicará a hablar de uno de los fenómenos más incipientes de la actualidad: el mundo seriéfilo. Recomendará, analizará y traerá curiosidades de series de televisión estadounidenses, británicas, europeas y de otros países del mundo.

 

‘Heimat l’: mosaico de uno de los periodos alemanes más convulsos

Heimat

Mario Cerdeño

Esta semana entraré en el terreno de los clásicos televisivos aprovechando que hace unos meses se puso a la venta su primera temporada en nuestro país. Se trata de la serie alemana ‘Heimat’ considerada por muchos directores de corte internacional y por la crítica como una de las mejores ficciones de la historia. Por ejemplo, Stanley Kubrick la tenía entre sus favoritas o en 2010 en la revista ‘Empire’ ocupó el puesto 59 de su top 100 de mejores películas de la historia. Una auténtica joya europea creada por Edgar Reitz y que se compone de tres temporadas independientes que recogen distintos periodos en el arco temporal que comprende desde 1919 al 2000. En este caso, escribiré sobre el primer tramo que recoge desde 1919 hasta 1982.

Más de 25 años le ha costado al director alemán completar el macro-proyecto de ‘Heimat’, un sueño que se compone de: ‘Heimat I: Una crónica de Alemania’ (11 episodios. 1919 - 1982), ‘Heimat II: Crónica de una juventud’ (13 episodios. 1960 - 1970), ‘Heimat III: Crónica de unos tiempos cambiantes’ (6 episodios. 1989 - 2000); y las películas, ‘Heimat: fragmentos’ y ‘Heimat, la otra tierra’ que se estrenó el año pasado en nuestro país y que hace el papel de precuela. Un amplio relato audiovisual que tiene mucho de autobiográfico, ya que Edgar Reitz pone gran parte de vivencias y recuerdos propios y de su familia en las cintas. Aunque son consideradas como películas largas -gracias a la duración de alguno de sus capítulos-, cierto es que, desde una perspectiva actual, encaja mucho mejor en la definición de serie de televisión gracias a su estructura narrativa. La primera temporada -de la que me ocupo en esta entrada- se estrenó en 1984 en la canal público alemán ‘ARD’.

‘Heimat I’ se sitúa en Sehabbach, pequeña localidad imaginaria, en la comarca de Hunsrück cerquita de la frontera francesa en 1919. Paul Simon, acaba de regresar de combatir en la I Guerra Mundial al pueblo y a partir de su llegada, empezamos a conocer a los diferentes habitantes y familias que lo componen; aunque, seguiremos más atentamente a los clanes Simon-Schirmer y Wiegand. La historia toma como pilar central a María (Marita Breuer), casada con Paul, y es a través de ella como se irá desgranando uno de los periodos más convulsos de la historia de Alemania.

Este gran mosaico social, económico, político y cultural se podría definir como una excelente metáfora costumbrista del ámbito más desconocido alemán: el rural. Una narración virtuosa sobre la evolución -queda más que patente-, aunque se echa de menos un poco más de profundización. El relato se canaliza a través de lo cotidiano -la familia o el pueblo-, haciendo constante referencias a lo macro-guerras, movimientos sociales, Hitler, avances tecnológicos, etc-, y como ello afecta al entorno más cercano. Al final entre estas dos dimensiones existe un ‘feedback’ latente dando como resultado un documento histórico-antropológico excepcional.

Los personajes son los auténticos protagonistas del relato audiovisual y, a través de ellos se canaliza todo el contexto de la época. Sus evoluciones tanto personales como las relaciones son el hilo conductor principal de ‘Heimat I’; de hecho, la dirección, me recordó mucho a la de ‘El último metro’ de Truffaut, con ese tipo de plano fijo en donde los personajes entraban y salían, y la escena se desarrollaba dando un protagonismo superlativo a los mismos. La mirada de María y ver cómo todo el mundo a su alrededor va tomando caminos distintos, es lo más importante. La contraposición de las diferentes personalidades dependiendo de tu lugar de nacimiento y año en que lo hagas es brutal a la hora de ver cuáles son sus distintas motivaciones y cómo se relacionan entre ellos.

Si ‘La cinta blanca’ de Michael Haneke sirve perfectamente para comprender los orígenes del nazismo en Alemania; ‘Heimat l’ es el vivo retrato de ese desarrollo, evolución y posterior derrota de Hitler en la II Guerra Mundial. Se tratan los movimientos antijudíos, el nacionalsocialismo, los alemanes marxistas llevados a campos de concentración, el adoctrinamiento y paranoia nazi, la visión distinta del conflicto a través del frente interior, la eficacia e ineficacia de la máquina propagandística, la llegada de los americanos y, por último, el posterior rechazo del movimiento.

La serie creada por Edgar Reitz es un gran fresco económico, social, cultural y político pintado a base de finas y precisas pinceladas: las consecuencias de la I Guerra Mundial, el tratado de Versailles -humillación-, resentimiento hacia el pueblo francés, tradición y progreso, pueblo y ciudad, entrada del capitalismo, el milagro económico alemán, cine como fenómeno social, hijos y padres, primeras experiencias sexuales o el amor, entre otros temas. Estos temas entran y modifican a cada de los protagonistas de ‘Heimat’.

Los progresos tecnológicos son parte sustancial de la historia y ver cómo afectan al desarrollo económico y social es una delicia: la llegada de la radio, la fotografía, el teléfono, la autopista, los primeros coches o la electricidad, entre otras cosas. Eso sí, casi siempre utilizado como símbolo de poder y status.

La mezcla entre estos ámbitos, es decir, las evoluciones personales y el contexto dan como resultado una narración virtuosa con grandes elipsis temporales para avanzar y poner foco a los eventos más importantes.

Como ya escribí antes, el uso del plano fijo es característico en el relato y que se puede definir como una dirección sobria y sin grandes alardes técnicos, es decir, muy televisiva y con una puesta en escena teatral, en muchos casos. La fotografía en blanco y negro es intercalada -en ciertos momentos- por el color, sin un motivo aparente o quizás para enfatizar ciertas escenas.

En conclusión, ‘Heimat I’ es un verdadera joya histórica de la televisión. Un documento audiovisual de exquisita calidad que debería ser de obligado visionado. Ahora, es un buen momento ya que está editada en DVD en nuestro país; no hay excusa.

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