Mireia Mollà, Compromís prescinde de una pieza clave de su éxito político

La abrupta salida del Ejecutivo valenciano de Mireia Mollà i Herrera (Elche, 1982) supone la caída de una pieza clave para Compromís y para los socios del PSPV-PSOE y Unides Podem. Su incorporación al Gobierno autonómico como consellera de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica en la segunda legislatura del Pacte del Botànic, inaugurada tras un adelanto electoral unilateral decidido por el presidente Ximo Puig y que ahondó aún más la desconfianza entre los socios, pretendía encarrilar una conselleria que fue una jaula de grillos durante los primeros cuatro años. Mollà, con su osado estilo de cara al público, esconde un perfil serio que permitió, sin ir más lejos, la aprobación de los Presupuestos autonómicos durante la primera legislatura del Botànic, cuando ella era diputada del grupo parlamentario en las Corts Valencianes.

El puesto de consellera culminaba una carrera política iniciada con su incorporación como diputada autonómica en 2007, bajo la marca del originario Compromís pel País Valencià, con apenas 25 años. Tras la ruptura del sector liderado por su padre, Pasqual Mollà, y por Mónica Oltra y la creación del Compromís definitivo —una nueva marca que consolidaba una suerte de valencianismo progresista con una potencia electoral impensable hasta hacía cuatro días—, Mireia Mollà lideró junto con la diputada socialista Clara Tirado la denuncia de las corruptelas de Rafael Blasco, entonces conseller del PP. Una denuncia que propició la entrada en prisión del longevo político valenciano.

Si durante la última legislatura de los populares valencianos en el Palau de la Generalitat Mollà se centró en la batalla contra la corrupción de Blasco, en la primera del Botànic a partir de 2015 se encargó prácticamente en exclusiva de pilotar las complicadas negociaciones de los presupuestos autonómicos. Una misión casi imposible en la que tuvo que bregar con los socios del PSPV-PSOE y, especialmente, con Podem, que no estaba integrado en el Ejecutivo valenciano pero daba apoyo parlamentario desde la barrera.

El papel central de Mollà en la negociación presupuestaria, con interlocutores en la parte socialista como Manolo Mata, José Muñoz o Ana Barceló sucesivamente, le valió un cierto reconocimiento por parte del presidente Ximo Puig, por su capacidad de que las cosas no se desmadraran demasiado y su hondo conocimiento de los números ejercicio tras ejercicio. 

Su aterrizaje en el Gobierno valenciano en 2019 propició la pacificación de una conselleria, controlada durante la primera legislatura por la pata verde de Compromís, que acabó como el rosario de la aurora. Sin embargo, el peso de Mireia Mollà en el seno de Iniciativa se ha ido deshinchando en los últimos tiempos, a pesar del histórico papel de la familia en la formación. Sin ir más lejos, los Mollà fueron barridos en el último congreso de la formación ecosocialista.

Si bien una de las explicaciones que se han manejado tras el cese ha sido la supuesta negociación unilateral de los presupuestos, las desavenencias en el seno de la pata valencianista del Botànic vienen de (más) lejos. Mireia Mollà empujó, junto con el alcalde de Valencia, Joan Ribó, a la dimisión de Mónica Oltra en un contexto insostenible tras su imputación a cuenta de la gestión de la Conselleria de Igualdad de los abusos de su exmarido a una menor tutelada.

La postura de Mollà quedó anotada en el seno de una formación que cuenta con una lejana, leve y muy difuminada tradición bolchevique. La minoritaria vanguardia había quedado descabezada con la dimisión de su histórica y carismática líder, una situación que en esa tradición suele ir acompañada de purgas.

En sustitución de Oltra, entró como vicepresidenta la joven Aitana Mas, uno de los puntales de Iniciativa en las comarcas del sur del País Valenciano, un terreno electoralmente controlado por la derecha. Mas se ha encargado de negociar con sus socios del PSPV-PSOE las cuestiones más espinosas de la acción de gobierno y encara el siempre complejo debate del reparto presupuestario. En paralelo, el diputado en el Congreso Joan Baldoví se ha postulado como candidato a las primarias para encabezar la lista de Compromís a las próximas elecciones autonómicas y llenar el vacío que deja Oltra en el liderazgo de la formación.

Paradójicamente, la salida de Oltra (percibida por los socialistas como un foco de inestabilidad y tensiones) no ha traído paz. La última refriega en el seno de las conselleries controladas por Compromís a cuenta de la lentitud de las autorizaciones para las plantas fotovoltaicas colocó a Mollà en el disparadero. La vicepresidenta Aitana Mas le pidió a Mollà en la última rueda de prensa posterior al pleno del Consell que huyera de los personalismos e instó a “remar todos en la misma dirección”.

Apenas cuatro días después de estas declaraciones, Aitana Mas ha pedido a Ximo Puig la destitución de Mollà en una conversación celebrada en el Palau de la Generalitat. El comunicado de Presidencia alude al agradecimiento por parte de Mas a su “esfuerzo” y “dedicación” de los últimos años. También destaca el “perfil político” y de “gestión de primera línea” de la sustituta, la hasta ahora secretaria autonómica de Salud Pública Isaura Navarro, con quien Mollà ha mantenido a lo largo del tiempo sonados enfrentamientos.

En Compromís, más allá de Iniciativa, no sabían nada de la decisión que se traía entre manos Aitana Mas. El cese, del que Mollà se ha enterado poco antes de que Presidencia lo comunicara, ha causado cierta perplejidad entre las filas socialistas. A nadie se le escapa que apenas quedan seis meses para las próximas elecciones autonómicas.