Cargar un teléfono móvil es una rutina diaria que en muchas ocasiones se hace sin prestar atención a dónde se deja el dispositivo mientras permanece enchufado. Pero ese detalle puede tener más importancia de la que parece. Colocar el teléfono en un sitio inadecuado durante la carga puede favorecer que se sobrecaliente y, en casos extremos, provocar pequeños incendios domésticos.
La mayoría de los móviles actuales utilizan baterías de litio, que generan calor mientras se cargan. Si el dispositivo se apoya en una superficie que impide que ese calor salga, la temperatura puede subir más de lo recomendable. Esto puede afectar tanto a la batería como al cargador. Los materiales textiles, las almohadas o los colchones retienen el calor y aumentan la probabilidad de sobrecalentamiento. Aunque los sistemas de seguridad de los móviles actuales reducen los riesgos, no siempre son suficientes si las condiciones no son las adecuadas.
La seguridad depende del uso correcto del cargador y de la elección del lugar donde se coloca el móvil. Algunas superficies ayudan a que el calor se disipe; otras lo acumulan. Mantener hábitos sencillos y constantes protege tanto el dispositivo como el entorno. En la mayoría de los casos, la prevención se basa en decisiones pequeñas y fáciles de aplicar en el día a día.
Superficies adecuadas para una carga segura
Las superficies lisas, firmes y no combustibles resultan las más apropiadas para dejar un teléfono mientras se carga. Una mesa, una encimera o una estantería permiten que el calor se disperse y reducen la posibilidad de que el aparato se recaliente. En cualquier caso, el dispositivo debe quedar al aire libre, sin objetos encima ni telas que tapen la zona. Una buena ventilación ayuda a mantener una carga estable y evita problemas con el cargador.
El entorno también influye. Un espacio despejado y con aire en movimiento evita que el calor se acumule. Cuando el teléfono está apoyado junto a paredes, cortinas o montones de papeles, retiene más temperatura de la necesaria. Por eso conviene dejar cierta distancia entre el cargador y los materiales que guardan calor. Tampoco es buena idea cargar el móvil bajo el sol directo o cerca de una fuente de calor, como un radiador o una estufa. Durante el verano, el interior de un coche puede alcanzar temperaturas muy altas, por lo que no se recomienda dejar un dispositivo cargando dentro.
El estado del cargador y del cable también influye mucho. Los accesorios originales o de buena calidad reducen los fallos eléctricos y garantizan mayor seguridad. Si el cable está dañado, doblado o con la cubierta rota, conviene sustituirlo de inmediato. Cuando se nota que el cargador o el móvil se calientan más de lo normal, lo mejor es detener la carga y dejar que se enfríen. Además, mantener el teléfono enchufado una vez completada la carga genera calor innecesario. Desenchufarlo al llegar al cien por cien ayuda a conservar la batería y evita riesgos eléctricos.
Lugares que deben evitarse
Las superficies blandas, los tejidos y los materiales que guardan calor son las menos seguras para dejar un móvil enchufado. Las camas, los sofás o las almohadas dificultan la ventilación y pueden incendiarse si la temperatura sube demasiado. Dejar el móvil sobre la cama mientras se carga, especialmente por la noche, es una costumbre muy común, pero también una de las más peligrosas. El calor se acumula y el riesgo aumenta.
Tampoco conviene cargar el teléfono en lugares húmedos, como baños o cocinas. El vapor o las salpicaduras pueden llegar hasta los conectores y provocar un cortocircuito. Incluso si el enchufe está algo alejado del agua, la humedad del ambiente puede afectar a los componentes eléctricos. Por eso, lo más seguro es cargar el dispositivo en un sitio seco, firme y alejado de cualquier fuente de humedad.
Dejar el teléfono enchufado durante muchas horas incrementa el riesgo de sobrecalentamiento. Aunque los cargadores modernos incluyen mecanismos de seguridad, un fallo eléctrico puede pasar desapercibido. Además, mantener la batería cargada al máximo durante demasiado tiempo acelera su desgaste. Si se necesita una carga nocturna, es preferible dejar el móvil sobre una superficie dura y despejada, lejos de telas o materiales que puedan arder.