Olor a nuevo en los coches: poco recomendable para respirar

Foto: akem2013

Marta Chavarrías

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A algunos les encanta y otros lo odian. El olor a coche nuevo no deja indiferente a casi nadie. Sin embargo, responde a la liberación de gases, partículas microscópicas que emiten plásticos y tejidos sintéticos recién salidos de fábrica.

A medida que los plásticos de zonas como el salpicadero empiezan a reaccionar a la atmósfera, la luz solar y el calor, también comienzan a descomponerse a nivel molecular y a dispersarse en el aire, lo que da el característico y particular olor.

Compuestos orgánicos volátiles, los responsables del olor a nuevo

Los principales responsables del olor a nuevo de un automóvil nuevo procede de una mezcla de compuestos orgánicos volátiles (COV) que “se escapan” de las piezas usadas para fabricar ciertos componentes como molduras de plástico, alfombras, pinturas, adhesivos, telas, cauchos y selladores

Algunos de estos compuestos son para colorear, otros para controlar la flexibilidad o para retardar el fuego. Se evaporan con el tiempo y están muy presentes poco después de la fabricación. 

Según un estudio realizado por expertos de la Universidad de California y publicado en Environment International, la combinación de dos sustancias químicas, el benceno y el formaldehído, usadas durante el proceso de fabricación y principales responsables del olor a nuevo de un coche, pueden causar problemas de salud con una exposición elevada. 

Los investigadores han intentado abordar el problema observando más de cerca los desplazamientos en coche. El benceno, que se encuentra sobre todo en el caucho y los tintes, se califica como contaminante del aire interior relacionado con mareos, temblores, náuseas, dolores de cabeza, vómitos y somnolencia (a niveles altos de exposición).

El formaldehído es un gas incoloro usado en alfombras, cuero y pinturas que emite ciertos materiales de fabricación asociado con el cáncer de las vías nasales. La exposición a cualquier de estos productos es menos problemática en entornos al aire libre, pero en entornos cerrados como un coche pueden acumular y amplificar el riesgo, reconocen los expertos.

Estos químicos son muy volátiles, es decir, se mueven fácilmente de los plásticos y textiles al aire que se respira. Se calcula que el gas formaldehído tiene un riesgo de cáncer por encima de los 40 microgramos por día, mientras que para el benceno la dosis máxima permitida por inhalación la sitúan en 49 microgramos por día. 

Según el estudio, los niveles de concentración de benceno y formaldehído generalmente exceden las cantidades seguras si alguien conduce durante 20 minutos o más todos los días. 

Contaminación del aire interior

La Agencia de Protección Ambiental (EPA) enumera varios de los compuestos orgánicos volátiles (COV) dentro de los vehículos como carcinógenos conocidos y reconoce que las concentraciones de muchos de estos son más altas en interiores (hasta diez veces más altas) que en exteriores.

La exposición, aunque sea breve, a niveles más bajos puede llegar a causar somnolencia, mareos, frecuencia cardíaca rápida, dolor de cabeza, temblor y confusión. Un estudio de 2001 de la Organización de Investigación Científica e Industrial de la Commonwealth de Australia (CSIRO) concluía entonces que solo con sentarnos en un coche nuevo ya estamos sometidos a emisiones tóxicas. 

Debe tenerse en cuenta que la cantidad de los químicos que circulan en un coche depende de factores como la temperatura, la velocidad y modo de ventilación, la humedad, la radiación solar, el material de la tapicería y el tiempo que se pasa en el interior del vehículo.

El problema es similar al síndrome del edificio enfermo, en el que los COV pueden llegar a enfermar a las personas cuando las sustancias químicas tóxicas se filtran en las paredes, alfombras y accesorios de edificios nuevos. 

Cómo reducir la exposición a olor a nuevo

Los expertos lo tienen claro y aconsejan mantener las ventanas abiertas durante los trayectos siempre que sea posible cuando el coche sea nuevo (al menos durante los primeros seis meses). La entrada de un poco de aire consigue diluir la concentración de estos químicos en el interior. 

Si no es posible abrir la ventana, es importante que el sistema de calefacción y aire acondicionado esté configurado en modo de aire fresco, no recircular

También es fundamental no dejar el coche al sol en un día caluroso porque, cuando un automóvil está estacionado al sol, sube mucho la temperatura del aire, lo que favorece en gran medida la emisión de contaminantes.

¿Es para siempre esto? La buena noticia es que el 80% de los gases se producen en los primeros tres meses de vida de un coche, por tanto, con el tiempo, las emisiones se reducirían.

Muchos fabricantes de coches, conscientes de este problema, ya trabajan para reducir la cantidad de plásticos potencialmente dañinos en el interior del vehículo. Algunos de estos cambios se han producido en respuesta a las regulaciones en la Unión Europea, donde ya existen mayores restricciones sobre el uso de productos químicos. 

El programa REACH (Registro, Evaluación, Autorización y Restricción de Sustancias Químicas) se puso en marcha para proteger y las personas y el medio ambiente de los productos químicos y para encontrar sustitutos menos tóxicos para usar en vehículos. 

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