¿Pueden los posos del café ayudar al crecimiento de tus plantas?

No habrán sido pocas las veces después de tomarte tu café de la mañana en las que te hayas preguntado si realmente es bueno reciclar los posos del café echándolos en alguna de tus macetas, jardineras o huerto para darle otro uso y aprovechar sus presuntos beneficios para el crecimiento de tus plantas. Tanto si optas por cafetera italiana, de émbolo o americana, es muy sencillo recoger los restos del café para darles una segunda vida. En caso de que tomes café de cápsulas, si quieres reutilizarlo tendrías que vaciarlas. Una vez vacías, podrías echarlas al contenedor amarillo (solo en ese caso, que se haya extraído previamente su contenido) o llevarlas a puntos específicos de recogida.

También es probable que hayas visto a gente de tu entorno, familiares o amigos, echar directamente en alguna maceta los posos del café o algún otro desecho como cáscaras de huevo molidas. No es que estos restos sean perjudiciales en sí mismos, pero sí que es cierto que no son igual de beneficiosos para todas las familias de plantas ornamentales o del huerto y que hay algunas formas de suministrarlos que son mejores que otras.

Según un informe de un grupo de estudio de AKIS (Sistema de Conocimiento e Innovación en Agricultura), los posos del café sí que contienen nutrientes y compuestos orgánicos beneficiosos para muchas plantas, como “compuestos fenólicos, ácidos húmicos, nitrógeno, fósforo o potasio”. Y son buenos tanto para favorecer su crecimiento como para nutrir el suelo que las sostiene y reducir algunas plagas. Pero, cuidado, echarlos directamente sobre las macetas de tu terraza o en las hileras del huerto no es la mejor forma de reutilizar los posos. Siempre será mucho mejor que lo añadas a tu compost, si es que te has animado a hacerlo en casa, o que los guardes hasta tener la cantidad suficiente para elaborar un biofertilizante casero.

Otra cuestión que tienes que tener en cuenta es que los posos de café, producto del tostado de sus granos o la molienda, generan ácidos húmicos, lo que hace que su pH sea algo ácido. Esta condición lo hace beneficioso para algunas plantas como los arándanos o los tomates, las hortensias o algunos vegetales como calabazas, las judías, las zanahorias, las remolachas o los puerros. Pero no le sentará bien a otras especies como el romero, la lavanda y aromáticas en general o árboles frutales como perales o manzanos, que crecen en suelos con pH neutro o ligeramente alcalinos.

Los posos, al compost

Aunque esparcir de vez en cuando (y en pequeñas cantidades) los posos del café en las plantas que lo admiten no las echará a perder, una de las mejores maneras de aprovechar los restos del café —así como sus filtros de papel, en caso de que los utilices y que sean reciclables— es echarlos a tu compost. Esta técnica es de las que menos riesgos entraña. Pero preparar un buen compost tampoco es algo que pueda hacerse a la ligera, simplemente llenando un cubo, compostera o montón al aire libre con todos nuestros desperdicios. Tiene que estar proporcionado y, en el caso que nos ocupa, los posos de café no deben ocupar más de una quinta parte de todo el fertilizante.

Para hacer un buen compost usaremos materiales de descomposición lenta, como pedazos de fruta y verdura, bolsas de infusiones o posos de café, paja, restos de setos jóvenes, estiércol seco, malezas o lechos de animales domésticos, junto con otros materiales de descomposición muy lenta como el desbroce de setos duros, la poda de ramas, cáscaras de huevos o frutos secos, lanas, huesos de frutos o plumas. También se puede echar ocasionalmente ceniza de madera, cartones o papel de periódico.

Lo que evitaremos para no estropearlo son los restos de carne o pescado, los derivados de la leche y aquellos que contengan levaduras y harinas. Y sobre todo, nunca utilizaremos heces de perros o gatos, pañales desechables, revistas en color, los restos de la aspiradora o de los ceniceros y tejidos que sean sintéticos.

Un fertilizante a base de café

Otra forma de reutilizar los posos en nuestras flores o en el huerto es preparar un abono líquido. Es muy sencillo: solo necesitaremos los posos y agua (utilizaremos una proporción de un litro de agua para tres cucharadas soperas). Lo dejamos reposar al menos durante 12 horas. Con el abono resultante podemos rociar el líquido por las hojas de nuestra planta. También podemos repartir un poco del abono por la tierra.

Otra posibilidad, sobre todo si vas a hacer un trasplante, es preparar una pasta con una cantidad pequeña de agua y los posos del café y mezclarlo directamente con el sustrato antes de mover la planta de maceta o de lugar en tu jardín. Usaremos siempre pequeñas cantidades para no dañar el equilibrio de nuestras plantas y del suelo.

Si queremos echar, esporádicamente, los posos sobre la tierra —para ahuyentar, por ejemplo, una plaga o prevenirla— lo que haremos previamente es secar los restos al sol durante un par de días. Una vez seco, los esparciremos alrededor de la planta pero evitando el contacto directo. Los posos del café secos ayudan a absorber la humedad, de forma que evitan que se genere un ambiente que permita el desarrollo de hongos. Pero es realmente importante que se hayan secado muy bien y que comprobemos que no se haya formado ninguna humedad u hongos en el propio café durante este proceso.

Por último, si trituramos los posos del café junto con unas cuantas cáscaras de huevo —que aportarán calcio— y pequeños pedazos de piel de plátano (que aportan potasio) junto con un poquito de agua, obtendremos un fertilizante natural muy suave y que aportará muchísimos nutrientes a nuestras plantas. Este abono sí que podría utilizarse directamente sobre la tierra de nuestras macetas o huerto.