La receta típica italiana de frittata de manzana que puedes preparar fácilmente cuando tengas antojo de dulce

Cuando el frío del otoño empieza a colarse entre los abrigos, el cuerpo nos pide algo cálido, reconfortante y, en muchas ocasiones, dulce para coger fuerzas. El frío y la lluvia, además, invitan más a pasar la tarde en casa y el ambiente se hace ideal para preparar algo casero. Es, por tanto, el momento perfecto para descubrir un postre nuevo, especialmente cuando apetece disfrutar de una merienda hecha en casa que puedes acompañar con una taza de café, un chocolate espeso o un rico té especiado. Estas bebidas, tan propias de la temporada, encuentran su aliado ideal en un dulce sencillo, pero con mucho carácter.

Durante esta época del año, el dulce siempre llama a la puerta durante la merienda. En ese contexto, solemos recurrir a recetas tradicionales como los bizcochos, las magdalenas o las galletas. Sin embargo, también podemos aprovechar para probar algo diferente, dulce y sorprendente, que desde el primer bocado saciará ese antojo. En este caso, hablamos de la frittata de manzana, una deliciosa propuesta que sorprende por su originalidad. Este plato es un claro ejemplo de versatilidad y, además, no entiende de horarios. Es ideal para cualquier momento del día, tanto fría como caliente.

Cabe destacar que la frittata de manzana pertenece a la gastronomía italiana, una cocina mundialmente famosa por sus pastas y pizzas, pero que también guarda deliciosos tesoros dulces que pueden convertirse fácilmente en tus favoritos. La tradición repostera italiana es rica, variada y sorprendente.

La frittata, del italiano fritto, podría considerarse similar a la tortilla de patatas en España. No obstante, este plato tiene un resultado más cremoso y permite incorporar diferentes ingredientes al final de la cocción, lo que lo convierte en una receta flexible y muy personalizable. Normalmente es una receta salada que puede rellenarse con vegetales, queso o embutidos, pero también existe su deliciosa versión dulce, como en este caso, con manzana.

Una de las versiones más populares es la frittata di cipolle, elaborada con cebolla en abundante aceite de oliva, huevo, sal, queso gratinado y pimienta. Tradicionalmente, la frittata era el plato que muchos campesinos llevaban al campo, y hoy podemos acompañarlo con multitud de ingredientes.

La frittata de manzana se consume a diario en muchos hogares italianos porque sus ingredientes son sencillos, accesibles y económicos. Los principales son el huevo y la manzana, lo que convierte a la receta en una preparación fácil, deliciosa y perfecta para una tarde en la que apetezca experimentar con algo distinto.

El principal protagonista de esta frittata dulce es la manzana, un ingrediente disponible en cualquier supermercado o mercado local gran parte del año. Los nutrientes de la manzana varían ligeramente según la variedad. Se trata de una fruta saludable con decenas de tipos.

La receta

Cuando el cuerpo pide algo dulce que saborear, la frittata de manzana se presenta como una opción irresistible, sencilla y casera. Prepararla no requiere complicaciones, ya que sus ingredientes suelen estar al alcance en cualquier despensa o frigorífico. Además, en apenas media hora podrás disfrutar de un bocado suave, jugoso y ligeramente dulce, ideal para acompañar con una taza de tu bebida caliente favorita. Estos son los ingredientes para dos personas:

  • Dos manzanas, unos 300 gramos
  • Media taza de harina, unos 60 gramos
  • Dos huevos medianos
  • Un vaso de yogur natural, unos 125 ml
  • Dos cucharadas de azúcar, alrededor de 40 gramos
  • Un limón
  • Una cucharadita de canela
  • 70 gramos de mantequilla

Cuando tengamos todos los ingredientes, ya podemos ponernos manos a la obra. En primer lugar, con ayuda de un cuchillo, retiramos la piel de la manzana y la cortamos por la mitad para extraer el corazón con sus pepitas. A continuación, la troceamos en gajos o rodajas finas, como si preparáramos patatas para una tortilla. Seguidamente, incorporamos las manzanas en un bol con un chorro de zumo de limón, procurando que no caiga ninguna pepita para evitar que se oxiden y mantengan su color.

Por otro lado, en otro bol, cascamos los huevos y los batimos bien hasta obtener una mezcla homogénea. Luego, añadimos el azúcar y mezclamos hasta conseguir una textura espumosa. Después, incorporamos el yogur, la ralladura del limón y la canela al gusto, integramos todos los ingredientes con suavidad y paciencia para lograr una mezcla equilibrada y aromática.

Mientras tanto, en otro bol aparte, tamizamos la harina dos o tres veces con ayuda de un colador, lo que permitirá obtener una preparación fina, ligera y sin grumos. Acto seguido, vertemos la harina poco a poco sobre la mezcla anterior, removiendo constantemente para asegurar que los ingredientes se fusionen correctamente. Cuando la mezcla esté lista, colocamos una sartén a fuego medio y añadimos mantequilla. Una vez derretida y ligeramente burbujeante, incorporamos las manzanas y las salteamos durante unos tres minutos, hasta que se ablanden y desprendan su aroma característico.

Después, vertemos la mezcla de harina y huevos, distribuyéndola uniformemente por toda la sartén. En ese punto, dejamos cocinar a fuego lento durante unos diez minutos, hasta que adquiera un todo dorado y esté bien cuajada. Con cuidado, ayudándonos de un plato si es necesario, le damos la vuelta para cocinar el otro lado sin que se derrame.

Finalmente, cuando esté dorada por ambos lados, retiramos del fuego, la colocamos en un plato y, como toque final, espolvoreamos un poco de azúcar por encima. Ahora sí, ya podemos saborearla y disfrutar de su delicioso aroma y textura en cualquier momento del día.