FERIA DEL LIBRO DE MADRID

El libro sigue de fiesta

Peio H. Riaño

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Cuando las librerías abrieron sus puertas durante el estado de alarma, la incertidumbre dio paso a la euforia: ahí afuera había una población ansiosa por la lectura y el libro. Cuando los libreros celebraron el 23 de abril y abrieron sus puertas, ahí estaban las filas en el umbral de sus comercios, con unas ventas que duplicaron las de 2019 y un récord histórico. Cuando todos pensaban que aquello era una burbuja que se pincharía ante los costes de las primeras vacaciones casi normales —para quienes todavía mantenían su trabajo—, el veraneo reservó unos euros para mantener la euforia librera del último año y crecer en ventas. Estas se han incrementado este verano un 10% respecto a la misma temporada en el año anterior, según los datos de la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (CEGAL) y su plataforma de venta online todostuslibros.com.

¿Por qué? “La sensación de consumo de lectura es mejor que en 2019”, asegura el portavoz de CEGAL, Álvaro Manso, dueño de la librería Luz y Vida (Burgos). Ha constatado que los mismos clientes que antes consumían dos libros al mes ahora se llevan tres. Y en la reacción tras el confinamiento fue mayor durante un tiempo. “Salvo enero, el resto de este año ha superado a 2019 en ventas casi todos los meses. El verano 2020 frente al de 2019 fue muy bueno, pero este ha sido mejor. Creo que la razón está en los títulos que hay sobre la mesa de novedades”, asegura Manso.

El librero avisa del aluvión de grandes autores que las editoriales se han reservado para la vuelta de vacaciones, coincidiendo con la celebración de la Feria del Libro de Madrid. Han desplazado su calendario de best sellers de junio a septiembre. Este interés ha quedado patente en las reuniones del consejo de organización de la Feria, donde el deseo de los editores era mucho mayor que el de los libreros. Estos ya han cerrado un año extraordinario en ventas y dudan de la recompensa que sea capaz de generar una feria con un aforo tan limitado. Según explicó la organización a este periódico durante los 17 días de la cita solo podrán acceder al recinto cerrado el 15% del público habitual. No circularán por las casetas más de 300.000 personas.

Todo para septiembre

Pablo Bonet, secretario del Gremio de Librerías de Madrid y la Feria del Libro de Madrid, confirma que el año 2021 va a superar al 2019 y todavía falta la Feria del Libro. Cree que es una alegría este “amor y fidelidad” de los lectores y lectoras con las librerías. “Es una sorpresa y estamos muy agradecidos”, reconoce. Pide cautela, moderación y precaución en la celebración de un montaje especial, con menos casetas, menos público y más corta. “Se va a vender, pero no sabemos cuánto porque habrá menos público. Las librerías han tenido una avalancha de novedades impresionante, incluso superior al de otros años. La colocación de la Feria en septiembre ha afectado en el aluvión a todas las librerías de España”, añade Bonet.

Septiembre es una avalancha en las librerías pero con la Feria “es demasiado”. Alfonso Tordesillas, dueño de la librería Tipos Infames, dice que ha llegado mucho y en poco tiempo. “Nosotros vivimos de la recomendación y no hemos tenido tiempo para leer lo suficiente como para recomendar en condiciones. Hay pesos muy fuertes”, comenta. Alfonso reconoce la euforia y el optimismo, y para explicarlo utiliza un ejemplo muy ilustrativo: “Está pasando como con el follamigo, cuando lo pierdes te arrepientes de no haberlo convertido en tu pareja. La gente se ha reencontrado con el libro para bien y estamos viviendo un momento muy dulce”, dice.

Tordesillas suele ver el lado brillante de la vida y no rompe ese hábito durante el montaje de la caseta de la tienda en la Feria del Retiro. Dice que va a ser una cita especial. “Para los más lectores. No habrá paseo y mirones. El aforo será un filtro muy importante. Que pasee mucha gente por el Retiro para los patrocinadores es bueno, pero no tiene que serlo para los libreros. No es tan bueno el volumen como la calidad. Esto debería pensarlo la organización para el futuro”, recomienda Alfonso.

Patrici Tixis, presidente de la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE) y dircom del grupo Planeta, dice que uno de los factores que han mantenido eufórica a la industria es que ha logrado resistir al nuevo ocio cultural. “Durante el confinamiento no hubo solo pantallas. Se leyó mucho. La primera mitad de 2021 ha sido muy buena y que haya Feria del Libro en la segunda parte va a ser muy bueno. Es una muy buena noticia. Y la cosecha editorial es muy buena porque salen novedades que invitan a leer”, comenta. La cara más amarga es la de las empresas que exportan y tratan con Latinoamérica porque allí las ventas han caído a la mitad.

Diversidad en peligro

Así que 2020, a pesar de todo, no fue un mal año para las librerías, pero sí para la edición. El Ministerio de Cultura ha publicado recientemente los datos que desvelan el desastre para la edición de libros que supuso la crisis sanitaria provocada por el coronavirus. 2020 registró un desplome de la publicación de nuevos títulos del 13%, de 90.075 títulos inscritos en el ISBN en 2019 pasaron a registrarse 78.422. La creación literaria fue la que más sufrió el golpe, con una reducción de títulos del 24% (poco más de 12.000). Las ciencias sociales y las humanidades, un 21% menos. Los libros infantiles y juveniles resistieron mejor, con un 11,5% menos de títulos producidos.

“Sería simplista e inexacto centrarse solo en las buenas noticias y concluir que el sector del libro ha salido ileso de la crisis de la COVID-19”, advierte la Federación de Editores Europeos que acaba de hacer público un informe sobre el balance del sector ante la crisis sanitaria. Reconocen que en la evaluación de daños que redactaron antes de julio de 2020 las presiones de pérdidas se disparaban al 25%, pero que la revisión de la misma quedó en el 2%. “No es un buen año, desde cualquier punto de vista, pero está lejos del desastre”, indica el estudio.

Los editores europeos reconocen que estos resultados han llegado con sorpresa para todos los componentes del frágil ecosistema del libro. “Parece que el sector del libro tiene un grado de resiliencia mucho mayor de lo que muchos predijeron o incluso esperaban”, añaden los responsables de la Federación. A pesar de ello reclaman a las autoridades públicas mucha atención para aquellos en la cadena del libro que han soportado la peor parte de la crisis. Gracias a las ayudas, explican, podrán asegurar seguir contribuyendo a la diversidad cultural que todos valoramos.

Esa es la amenaza de la resaca poscovid. La federación indica que este complicado y eufórico año tendrá consecuencias, a largo plazo, y afectarán a la diversidad cultural. Se han publicado menos títulos, ha aumentado la concentración en el comercio minorista en línea, las editoriales más pequeñas se han visto muy afectadas y los autores menos conocidos también, según la visión de los editores europeos. “Si se confirman las tendencias, el sector tendrá problemas para mantener la diversidad y una menor diversidad agravará la fragilidad que la crisis ha generado inevitablemente en el sector”, indican. Para evitar este riesgo piden más ayudas para los autores y para los lectores, con apoyo a la demanda y no solo a la oferta.