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LOS DISCOS DE LA SEMANA

C. Tangana y cómo ha convertido en oro las críticas a su mercantilismo

Luis J. Menéndez

C. Tangana

C. Tangana

Avida DollarsSonyMÚSICA URBANA7/10Avida Dollars

Hay verdades impepinables más allá de las filias y fobias personales. Que C. Tangana ha supuesto un soplo de aire fresco para el pétreo y casposo mainstream de nuestro país es una de ellas. Un simple un vistazo a la frenética agenda de lanzamientos que el rapero madrileño maneja desde su fichaje por Sony resulta refrescante a poco que lo enfrentemos con los esclerotizados planes de marketing de las multis, con su Operación Triunfo y demás artistas-marioneta. Y a partir de ahí entremos al detalle.

Avida Dollars es la segunda colección de canciones publicada por Tangana en menos de un año. Frente al tratamiento de “álbum” que tuvo Ídolo hace unos meses, con una notable campaña promocional detrás, este nuevo lanzamiento reclama la categoría de “mixtape”, formato que el mundo del rap se ha sacado de la manga para restar importancia a un disco teóricamente menos ambicioso que los “oficiales”.

En realidad no hay diferencia en lo esencial entre esta colección de diez nuevas canciones y aquel Ídolo que igualmente renunció al formato físico y solo llegó a distribuirse en digital.

La mayor parte de los colaboradores (productores) resultarán también familiares a los que han seguido la trayectoria de Tangana en los últimos años: Alizzz, la gente del colectivo Banana Bahía Music, Lost Twin, el ex Pxxr Gvng Steve Lean… La principal novedad en ese sentido es la colaboración del colombiano The Rudeboyzm, habitual de Maluma o Shakira, y cuya mera presencia confirma la obsesión del madrileño por hacerse un hueco entre la aristocracia del latineo superventas.

A pesar de que el estilo musical en el que se maneja esta hornada de chavales “sobradamente preparados” genera sarpullidos entre musiqueros mayores de treinta, también resulta poco discutible su nivelazo desde un punto de vista técnico en el terreno de la música urbana. No puede ser casualidad que buena parte de los nombres que se dan cita aquí estén trabajando ya como productores para artistas y agencias internacionales.

A Tangana, por su parte, podremos achacarle su estilo interpretativo monocorde, el abuso de determinados trucos y hasta lo reiterativo del personaje que se ha creado en estos últimos años. Pero el tiempo le ha dado la razón, confirmándole como el mejor estratega del pop nacional en mucho, muchísimo tiempo: del underground y la autoedición al prime time televisivo y una carrera con repercusión internacional en tiempo récord.

Avida Dollars, lejos de romper con esa dinámica, supone una suerte de continuación natural de lo que Ídolo nos ofreció. No sólo musicalmente -como decía antes, no hay golpes de timón a destacar en ese sentido-, sino también a nivel conceptual. Si aquel disco jugaba a describir cómo se construye una estrella del pop y la pérdida de la inocencia artística, en Avida Dollars cita a Breton y Dalí en un nuevo ejercicio de autoreivindicación.

“Avida Dollars nació como un insulto, que la vieja guardia del surrealismo europeo acuñó para criticar el éxito de Salvador Dalí y su obra”, explica el propio Tangana a propósito del concepto alrededor del que gira el disco. El cantante continúa diciendo que “el genio de Figueres no dudó en abrazar aquel término creado por André Breton para insultarle, y transformarlo en un símbolo más de su éxito”. ¿No querían café? Pues dos tazas.

Este comportamiento ha sido en realidad una constante en Tangana desde que en 2014 empezara a asomar tímidamente la cabeza fuera del underground con Alligators. Cuando algunos representantes del rap más politizado le echaron en cara su acuerdo con una marca de ropa -un comportamiento, por cierto, habitual en casi todos los raperos que gozan de cierta popularidad, sean del signo político que sean-, él respondió haciéndolo aún más visible al tiempo que reivindicaba el valor de trabajar con sus amigos de siempre.

Ahora que se le señala como un producto puramente marketiniano, Tangana se presenta con un videoclip como el de Llorando en la limo, entre la exageración, el guiño wannabe a las estrellas del rap yankee y, efectivamente, la autoparodia. Lo que resulta incomprensible es que a estas alturas de la película y a poco que se haya prestado un poco de atención a su carrera, todavía haya quien no ponga en contexto discursos como este: “Me gusta el oro, soy chulo, joven y listo / Salgo de la Limo, me siento De Niro / Salvaje y con estilo, multiplatino / Su culo muy gordo, su gusto muy fino / Sólo un Dios puede elegir su destino”.

Es la demostración de que siempre hay quien está dispuesto a aferrarse a la literalidad para hacerse un Torquemada. Lo llamativo del caso que nos ocupa es que lejos de hundirse por ello, Tangana ha aprovechado toda esa energía negativa para tomar impulso y brillar. Ladran luego...

Clint

Clint

El camino de la mano izquierdaDiscos MalosINSTRUMENTAL6/10El camino de la mano izquierda

Los madrileños Clint autoeditan su cuarto trabajo tras seis años de silencio en los que, además, apenas ha habido oportunidades de seguirles la pista en directo. La suya es una posición privilegiada a la vez que poco exigente: sin expectativas desmedidas más allá mantener vivo el proyecto discográficamente hablando, se permiten seguir creciendo sin excesivas pretensiones.

Esta vez no hay productor estrella, como sí ocurrió en el precedente Asuntos internos (2012). Además, el concepto “clinteastwoodiano” con el que se presentó el grupo hace algo más de una década y que de alguna forma marcaba la línea musical de aquellos primeros discos parece más diluido que nunca. Así las cosas, estas doce composiciones resultan lo más libre de corsés que el cuarteto ha firmado hasta la fecha.

Obviamente, el concepto de rock instrumental marcado por los arreglos de vientos es por sí sólo suficientemente cohesionador como para que esta colección de canciones, las cuales desde el título apelan a la magia negra, no resulten deslavazadas. Todo ello, mientras encontramos diversos sabores entre estas doce composiciones: el del tequila en Fortuna no es suerte, un Manhattan en Suave es la noche, y más cerveceros que nunca en Camino del patíbulo o el single de adelanto que posiblemente sea también la canción más directa en la historia del grupo, Fémur dislocado.

Drinks

Drinks

Hippo LiteDrag City / Popstock!ALT-ROCK★Hippo Lite

7/10

Los más viejos del lugar recordarán aquella ocasión en que Paul McCartney compuso una canción para un simpático coro de sapos y ranas. En Drinks también recurren a los batracios para construir alguna de sus canciones a partir de grabaciones de campo, pero en su caso el proyecto tiene bien poco de sinfonía infantil. El proyecto colaborativo entre Cate Le Bon y el White Fence Tim Presley de alguna forma alcanza su mayoría de edad con su segundo disco.

Confirman de esta manera que, más allá de lo caprichoso de las estructuras musicales de estas canciones herederas del rock pluscuamperfecto y avantgarde de Red Krayola o Pere Ubu, lo de Drinks va en serio y tiene visos de continuidad. Algo que no quedaba del todo claro tras la publicación en 2015 de Hermits on Holiday.

Pero más allá de esa suerte de folk-rock disonante, en Hippo Lite se cuelan también algunas cancioncillas realmente encantadoras. Como por ejemplo aquella con la que arranca el disco, Blue from the Dark, una tonada repetitiva que entre efectos de mecanismos varios nos retrotrae a la magia atemporal de las cajas de música. O las igualmente cautivadoras In the Night Kitchen o Greasing Up, que rescatan del fondo de la memoria el doméstico misterio de las canciones de Deux Filles.

Family Fodder

Family Fodder

Easy Listenin’ (Not)Furniture RecordsALT-POP★Easy Listenin’ (Not)

7/10

Alig es uno de los grandes Expedientes X de una escena musical repleta de ellos, el post-punk británico. Por ello, Family Fodder no suele aparecer en los canónicos listados de imprescindibles de aquella era, una injusticia que todavía está a tiempo de ser solventada.

De hecho la actividad de los últimos años ha servido no sólo para que Alig continuara incrementando su inabarcable producción discográfica, de tal forma que los primeros trabajos del grupo -Sunday Girls (A Tribute to Blondie by Family Fodder and Friends) o Monkey Banana Kitchen- se han recuperado por vía de la reedición. Con aquellos álbumes grabados hace casi ya cuarenta años, los Family Fodder de hoy comparten el carácter juguetón y lo imprevisible. Así fue en Classical Music (2010) y Variety (2013), discos en los que como en este Easy Listenin’ (Not) Alig ejerce de multinstrumentista pero comparte protagonismo vocal con voces femeninas.

Por sus canciones -bocetos publicados antes de tiempo, sugerentes y caprichosos-, además, se cuelan ecos del folk británico, el dub, la música clásica o la electrónica, situándose en la tradición de otros grandes excéntricos del pop británico, de Syd Barrett a Young Marble Giants o Virginia Astley.

Josh Rouse

Josh Rouse

Love in the Modern AgeYep Roc / Popstock!POP★Love in the Modern Age

8/10

Hace aproximadamente una década que Josh Rouse se instaló en España, un cambio en su vida que claramente tuvo un efecto en su música, publicando una serie de álbumes influidos la luz mediterránea y por nuestra cultura. Love in the Modern Age sin embargo propone una mirada al pasado, que no un paso hacia atrás.

Desde un momento histórico como el actual, en que hasta lo posmoderno parece más que superado, esa “edad moderna” a la que apela el título es sólo un recuerdo del pasado. Y, como tal, el disco propone un emotivo retorno a un tipo de música que posiblemente Rouse vincule con su adolescencia.

El elegantísimo pop de los escoceses Blue Nile parece una referencia evidente a la hora de situar estas canciones. Lo es tanto en la temática de las canciones -un retorno casi nostálgico a los escenarios por los que se movía el yuppie de los ochenta- como en su estructura, con los sintetizadores como protagonistas y algún que otro solo de saxo que inmediatamente nos sitúa en aquel tiempo en que el pop de Prefab Sprout, Aztec Camera o los ya citados The Blue Nile se colaban en las listas de ventas.

Rival Consoles

Rival Consoles

PersonaErased Tapes / Gran SolELECTRÓNICA8/10Persona

Efectivamente, el nuevo álbum del británico Ryan Lee West bajo el alias de Rival Consoles está inspirado en Persona, influyente filme de Ingmar Berman que afronta el caso de una actriz aterrorizada ante el mero hecho de vivir. La dimensión psicológica de la película y, por extensión, de este quinto largo de Rival Consoles, se hace explícita en el arte del disco y en el tratamiento musical del mismo.

Puesta en perspectiva con el resto de referencias de su sello Erased Tapes, la música de Rival Consoles ha tenido desde sus primeras referencias bastante más que ver con la IDM británica que con la voluptuosidad instrumental e inequívocamente continental de compañeros de sello como Ólafur Arnalds, Högni o Nils Frahm. Aunque el giro que emprende con este disco no es tan radical para que eso deje de ser del todo así, sí que es cierto que el tono introspectivo de Persona encaja mejor en la idiosincrasia de Erased Tapes que sus trabajos precedentes.

Con un sonido a medio camino de lo orgánico y lo digital, West incorpora instrumentos reales para luego modificarlos con su set de efectos, optando en la mayor parte de los temas por una progresión que va desde la calma a la tormenta. Un disco importante para aquellos que gusten de la electrónica emotiva de Clark o Kiasmos.

Territoire

Territoire

AlixHumoELECTRÓNICA★Alix

8/10

Territoire es Olivier Arson, un músico francés que lleva años instalado en Madrid. Desde la capital, y de la mano de diversos colaboradores, se ha convertido en uno de los principales instigadores de la música electrónica facturada dentro de nuestro territorio.

Lo ha hecho al frente de su sello Envelope Collective, donde ha publicado referencias propias y de otros artistas; también firmando bandas sonoras como las de la ficción televisiva La zona (junto a Abel Hernández); y, desde luego con este proyecto, Territoire, posiblemente el más personal de todos aquellos en los que está involucrado.

Con producción a cargo del ínclito Óscar Mulero, lo que asegura una ración de oscuridad extra a un disco ya de por sí tenebroso, Alix se plantea como una pesadilla hecha música. Las notas de del disco se refieren a Alix como una persona desprovista de libertad y de voluntad, una suerte de autómata que nos pone frente al espejo de nuestro propio día a día: “Cada día a Alix le ordenan levantarse y se levanta. Le ordenan comer y come”.

La representación musical del conflicto entre las necesidades humanas y los mecanismos que hacen avanzar nuestra sociedad se traduce en siete piezas de ambient enfermo, bajos profundos, ritmos maquinales y amenazantes samples vocales en su lengua materna. Así suena el miedo.

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