Piccolo continúa explorando los momentos de felicidad en la vida cotidiana

El escritor italiano Francesco Piccolo continúa explorando los momentos de felicidad que se esconden en la vida cotidiana en su libro “Momentos de inadvertida infelicidad”, que puede ser visto como una suerte de segunda parte de su primer “Momentos de inadvertida felicidad”.

“Escribir sobre la vida cotidiana es lo que da sentido a las pequeñas cosas”, ha dicho hoy en la presentación en Barcelona Piccolo, quien se siente feliz si su obra se interpreta como un tratado filosófico para todos los públicos.

Cuando estás concentrado delante del ordenador y tu hijo se presenta con una caja de Lego y te pide que le ayudes; cuando una bella desconocida te coge de la mano en el avión y te das cuenta de que sólo tiene miedo; cuando alguien te cede amablemente el paso y eso implica que empiezas a tener una edad respetable... Éstos son algunos ejemplos de esos momentos de discreta infelicidad que, sin embargo, muchas veces están cerca de la felicidad, reconoce Piccolo.

Piccolo destila de este modo su particular visión de la vida: “basta con saber mirar las cosas con sentido del humor y encontrar su lado divertido”.

Admite el autor italiano que “ambos libros están íntimamente ligados, se puede decir que son gemelos y tengo la esperanza de que algún día se unan” y, de hecho, apunta el editor Jorge Herralde, Círculo de Lectores los publicará en España juntos en un único volumen.

El primero, aclara Piccolo, nunca fue pensado como un libro, sino que eran “meros apuntes, pensamientos”, mientras que en “Momentos de inadvertida infelicidad” (Anagrama), sí hay un alma visible, “es un intento de explicar la realidad a través de fragmentos, sin ningún tipo de limitación”.

Piccolo va desde el mínimo aserto que abre abismos de ambigüedad hasta divagaciones que consiguen enlazar la dieta Dukan con la macroeconomía o evocaciones extensas de episodios de niñez o de juventud en los que uno sospecha que se sentaron las bases para la melancolía futura.

“Este libro me ha permitido compartir mi autobiografía con el lector; me identifico con las cosas que me obsesionan y las comunico a los lectores y de este modo les hago sonreír, les despierto melancolía y hago que acaben diciendo 'a mí también me pasó'”.

En contraste con sus novelas y libros de relatos, “construidos dentro de una estructura narrativa”, la escritura de “Momentos de inadvertida infelicidad” “se desvincula de cualquier estilo, he escrito con total libertad y de manera muy alegre”.

Guionista de películas como “Habemus Papam” o “Mia madre” de Nani Moretti o “Caos calmo” de Antonello Grimaldi, el autor no es consciente de cómo influye el cine en su escritura.

“Siempre que escribo para el cine lo hago desde la literatura y he visto que las cosas que escribo tienen concreción en la imagen y por tanto puede liberar mi escritura y puedo plasmar cosas de las que no me he dado cuenta, pero me cuesta saber cómo funciona la influencia en sentido contrario”.

Piccolo intenta transmitir cosas que no todo el mundo ve y esa capacidad observadora le lleva incluso a transgredir algunos temas, que es la mejor manera de romper tabúes.

“Digo cosas que otros no se atreven porque son tabúes como el desapego a los hijos, esos momentos de cansancio por la diferencia de enfoque en la adolescencia, y esto convierte el texto en algo liberador”, señala Piccolo, para quien “explicar esos pequeños momentos es dar valor a las cosas que pueden parecer irrelevantes o futiles”.

En “Momentos de inadvertida infelicidad”, Piccolo transmite un mensaje que quiere dejar espacio a la esperanza, pues “en el fondo, podemos encontrar momentos de felicidad”.