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“Dejad de matar negros”: Los migrantes reiteran en Madrid su indignación por las muertes de Melilla

Cumplida una semana del salto de migrantes en Melilla, en el que murieron al menos 23 personas –37, según ONG locales– unos 500 vecinos se han concentrado este viernes en la Plaza de Callao de Madrid para protestar bajo el lema “Contra las muertes en las fronteras - Las vidas negras importan”, tras una convocatoria unificada de decenas de asociaciones en defensa de los derechos de los migrantes, entre ellas el Movimiento Estatal Regularización Ya, y apoyada por Amnistía Internacional, Izquierda Unida o Podemos, entre otros.

Los primeros coros empezaron oírse a las 19.30 horas acompañando al grito de “ningún ser humano es ilegal”, en un acto en el que el se hizo patente el enfado por lo sucedido hace una semana, tras el violento choque entre migrantes, la mayoría de origen sudanés, y la gendarmería marroquí, que respondió agresivamente al intento de cruzar la frontera. “No son muertes, son asesinatos”, clamaban los participantes, que portaban diversas pancartas, una de las cuales, de las más de grandes, adaptaba al contexto inmediato el ‘Black lives matter’ estadounidense: “Dejad de matar negros”.

De la responsabilidad de los fallecimientos se hizo partícipe a todos los actores implicados. Marruecos, España, la Unión Europea y la OTAN, “culpables” todos, con especial alusión al color político del Ejecutivo español: “Gobierno progresista, también es racista”. Fueron, en su mayoría, eslóganes simples y directos que canalizaban el rechazo al suceso, y que Regularización Ya, a través de uno de sus portavoces, vinculó con la legislación represiva y su uso contra los migrantes: la ley ‘mordaza’, o la de extranjería. Entre los manifestantes fue circulando una hoja de firmas para que quienes quisiesen estampasen su rúbrica en la Iniciativa legislativa Popular para imponer una regularización masiva de los extranjeros que se encuentren en España sin permiso de residencia.

La diversidad de colectivos, unido al bajo volumen de la megafonía, provocó que, durante varios momentos de la concentración, que se extendió durante una hora, los cánticos se entrecruzasen, aunque todos iban en el mismo sentido. “Ni más ni menos, los mismos derechos”, o “Melilla, hermanos, nosotros no olvidamos” fueron algunos de los mensajes que se sucedieron. Mediado el acto, también se quiso simbolizar la barbarie de los cadáveres amontonados en la frontera, y la organización pidió para ello a “las personas racializadas” que se echasen al suelo.

Un provocador, neutralizado

Aunque se respiraba indignación, el acto se desarrollaba con tranquilidad y cierta vocación internacionalista: “Nativa o extranjera, es la misma clase obrera”, repetían los concentrados, de que los nativos eran mayoría, pese a la numerosa presencia de personas originarias de África y América Latina. También se presentó en el acto el militante de Vox y ocasional opinador televisivo Bertrand Ndongo, que trató de enzarzarse en varias ocasiones con los demás asistentes, incluido un hombre mayor al que reprochó, con insultos, que le sacase una foto, al tiempo que él mismo filmaba el acto. Los presentes le afearon la conducta y el hombre acabó alejándose un poco.

Las reclamaciones de los convocantes pasan por una investigación independiente que determine el número exacto y la entidad de los fallecidos, así como de las víctimas. Se volvieron a reiterar datos estadísticos conocidos de la realidad migratoria, como que la inmensa mayoría de los migrantes irregulares llegan a España en avión y no en patera. “Grande-Marlaska, salta tú la valla”, se censuró al ministro de Interior, que negó en el Congreso la veracidad a los vídeos que muestran devoluciones en caliente durante el salto fronterizo del viernes. “CIEs, redadas, vallas y fronteras, así se construye la riqueza europea”, fue otro de los cánticos, que señalaba el agravio entre “del norte cerrado” frente al “sur saqueado”. Otro cartel apuntaba a otro desequilibrio comparativo, en alusión a la recién concluida cumbre de la OTAN, sobre el trato a los refugiados ucranianos frente a los solicitantes de asilo al sur del Sahara: “Putin es el malo por matar rubios de ojos azules”, rezaba.