El Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación ha confirmado que está acelerando los trámites para que se expidan los salvoconductos que permitan viajar cuanto antes a España a Osman, un niño afgano de siete años con parálisis cerebral que se encuentra en el campo de refugiados de Idomeni, en Grecia.
Este jueves García-Margallo ha confirmado que el pequeño recibirá atención médica en algún hospital de nuestro país, y ha hablado con la consellera valenciana de Sanidad y Salud Pública, Carmen Montón, para acordar que será la Generalitat la que determine a qué centro sanitario será trasladado cuando llegue a España.
La ONG Bomberos en Acción impulsó una petición en la plataforma Change.org para pedir a las autoridades españolas que facilitasen el traslado del niño, con la que consiguieron recoger 150.000 firmas.
Ante la inminente evacuación del campo de Idomeni, los profesionales y voluntarios consideran que Osman no podría aguantar el traslado a un nuevo campamento, porque “sea militrizado o no, no va a tener los tratamientos que necesita”, explica Inés García, una enfermera de la ONG.
Unicef recuerda que en Grecia hay atrapados más de 23.000 niños que, como Osman, permanecen bloqueados en lugares como el conocido campo de Idomeni, en donde las condiciones de vida son, “cuanto menos, precarias”, explican.
Fuentes diplomáticas han informado a Efe de que el ministro está llevando personalmente el traslado a nuestro país del pequeño y su familia. García-Margallo ha explicado este miércoles que su departamento está acelerando la tramitación de documentos –con la expedición de unos salvoconductos que suplan a los pasaportes– para que Osman y su familia puedan viajar a España.
“En el momento en que eso esté hecho y cuando sepamos si habían pedido o no asilo en Grecia –el procedimiento sería distinto– en cinco horas estarían en Atenas y volarían a España en un avión con asistencia médica”, ha añadido el ministro.
Los 23.000 niños que no vienen
Salvo en excepciones, como la de Osman, los gobiernos europeos “no están prestando soluciones para estos niños”. A día de hoy, “con nuestra indiferencia estamos corriendo el riesgo de que esta sea una generación perdida”, dice Unicef.
En campos como el de Idomeni, de 'régimen abierto', los niños conviven hacinados, duermen en el barro, pasan frío y no van al colegio. Algunos son menores no acompañados. Perdieron a sus familiares por el camino y han llegado solos a Europa.
Incluso en los campos de detención gestionados por el ejército griego, hay niños. Allí, donde también viven en condiciones precarias, los pequeños están entre rejas por haber llegado a Grecia después de la entrada en vigor del acuerdo entre la UE y Turquía, el pasado 20 de marzo.