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Saracho achaca “errores” a Ron y admite que el banco era “un desastre”

Saracho achaca "errores" a Ron y admite que el banco era "un desastre"

EFE

Madrid —

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El expresidente de Banco Popular Emilio Saracho ha dicho hoy que en la entidad se cometieron “demasiados errores”, de los que ha responsabilizado a su predecesor, Ángel Ron, y ha asegurado que el banco “engañaba”, era “un desastre”, “una caca” y tenía un valor muy cercano a cero.

Durante su comparecencia en la comisión del Congreso de los Diputados que investiga los orígenes de la crisis financiera, Saracho ha admitido que él mismo pudo cometer errores, pero ha insistido en que presidió la entidad apenas 108 días, y que ahora tendrá que ser la justicia la que determine si esos errores son delitos.

Ha lamentado el final del banco, intervenido y vendido por un euro al Santander, porque supuso la pérdida de dinero para todos los accionistas, pero ha advertido de que “se evitó un mal mayor”, en alusión a los 30.000 millones en depósitos que estarían en juego en caso de una liquidación.

“Peleé a muerte para no empezar a hablar de resolución”, ha dicho, para admitir luego que no había forma de vender un banco cuyo valor era negativo “en el mundo de los vivos” y que la solución adoptada evitó “un desastre bíblico”.

Saracho, que es investigado en la Audiencia Nacional por un presunto delito de manipulación de mercado por la publicación de noticias durante su mandato que habrían afectado a la cotización del banco, ha indicado que la evolución de la acción en ningún momento le ha quitado el sueño, porque era consciente de que “tendía a cero”, puesto que la entidad era incapaz de dar una buena noticia.

No sólo tuvo que modificar sus cuentas del ejercicio 2016, ha recordado, algo que se hizo evitando una reformulación y que incluía algún ajuste que en su opinión era “una trampa, ilegal e irregular”, en un momento que ha definido como “la tormenta perfecta” porque el banco ya había consumido todo el capital captado en su última ampliación y había probabilidades de que hubiera incumplido la ratio de liquidez.

Por eso y por el propio desconocimiento de la entidad de las necesidades que tenía de provisiones, Saracho llegó a la conclusión de que el banco “era un desastre”.

La situación desembocó en la decisión de vender al mejor postor, para lo cual se abrieron los libros a cinco competidores, aunque la cifra de capital necesaria era “descomunal”; el Santander era el que más podía pagar y no muy lejos BBVA, que era “el que tenía interés de siempre”.

Desde que asumió las riendas del Popular tuvo claro que podía acabar siendo intervenido, de ahí que no le sorprendiera el desenlace, ya que no es “tan imbécil” como para ignorar que eso podía pasar, lo que no implica que, a diferencia de su antecesor, tenga ninguna sensación de satisfacción por el deber cumplido.

“Lo siento en el alma”, ha afirmado, en referencia a la imposibilidad de evitar la resolución, pero en todo momento se hizo todo lo que se pudo, pero “un banco que puede explotar no es seguro y había que sacarlo del circuito y ponerlo a buen recaudo”.

Todo ello se hizo con total transparencia y siempre intentando “no asustar a los supervisores”.

Incluso, ha desvelado, se reunió con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a petición del ministro de Economía, Luis de Guindos.

Aceptó asumir la presidencia “por responsabilidad”, ya que la entidad en 2016 “era el mayor problema de Europa, después de Deutsche Bank”, aunque era consciente de que su elección, dado que era un experto en banca de inversión que venía de JP Morgan, se interpretaría como ponerle “un lazo rojo” o el cartel de “se vende” al Popular.

Sin poder ocultar la emoción, ha justificado la labor de todo el equipo de la entidad en los 108 días en los que fue presidente, desde finales de febrero de 2017 hasta principios de junio, porque no desfallecieron para evitar que el banco acabara en resolución.

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