“Donar es más solidario”: España mira mal al turismo de vacunas que ofrece Nueva York

Analía Plaza

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“Bienvenido a Nueva York. ¡Tu vacuna te espera!”. La ciudad más visitada de Estados Unidos ha desvelado su plan de verano: vacunar a los turistas. El alcalde, Bill de Blasio, anunció que instalará unidades móviles en sitios “icónicos” como Times Square o Central Park.

Aunque aún necesita autorización estatal y la entrada desde Europa, China, Brasil, India y Reino Unido (entre otros) sigue prohibida, la bomba está lanzada y le va como un guante a la campaña de reapertura. Bajo el eslogan “NYC Reawakens” (Nueva York vuelve a despertar) y con 30 millones de dólares para marketing (la mayor dotación económica de su historia, según la oficina de turismo), la ciudad pretende recuperar a más de la mitad de los visitantes de 2019: 36,4 millones frente a los 66,6 que viajaron entonces.

Por comparar, España tiene el mismo objetivo —que vengan 45 millones de turistas, algo más de la mitad que en 2019— y cuenta con 8 millones de presupuesto estatal para publicidad, aunque cada destino puede promocionarse por su cuenta. Lo que no tiene España son vacunas para turistas. Y desde el Gobierno no ven con buenos ojos este novedoso reclamo.

“Estados Unidos no ha exportado vacunas, así que ha acumulado un volumen con el que se puede permitir este anuncio”, señaló la ministra de Industria, Reyes Maroto, cuando presentó la campaña veraniega. “Europa y España han sido solidarias: a la vez que vacunamos a la población, exportamos al mundo porque mientras no estemos protegidos no recuperaremos la normalidad. Vamos a donar 7,5 millones de vacunas a Latinoamérica. Es una respuesta más solidaria que usarlas como elemento promocional”.

“El anuncio de Nueva York es un golazo para la reactivación del sector”, dice Ana Belén Ramón, catedrática en Economía del Turismo por la Universidad de Alicante. “Es un golpe de efecto que da al visitante sensación de seguridad. Si un país tiene dosis para inmunizar a su población y a los turistas, fantástico. Pero es una visión cortoplacista: a largo plazo, no es buena idea que los países que puedan permitírselo sean islas y el virus siga mutando en lugares como India”.

Aunque Nueva York no es el primer destino que usa las vacunas como reclamo promocional, sí es el primero con cierta relevancia para el turista español. El estado de Alaska (Estados Unidos) y Cuba han lanzado golpes de efecto similares, y en los últimos meses ha habido informaciones sobre paquetes turísticos con vacuna incluida a Serbia y Emiratos Árabes Unidos, donde se vacunaron las infantas Elena y Cristina.

Con vuelos desde España por poco más de 300 euros (para este mes de mayo, según búsquedas hechas con origen en Madrid y Barcelona), la opción de ir a Nueva York y vacunarse se percibe como factible. En 2019, la ciudad recibió más de medio millón de visitantes de nuestro país, un crecimiento del 17% respecto al año anterior. Estamos en el top 10 de mercados emisores.

“Hasta ahora todo ha sido más inaccesible, como que la familia real se vacune en Abu Dabi. Pero ya hablamos de un horizonte posible, de un viaje a Nueva York, que es algo muy común”, sostiene el epidemiólogo Pedro Gullón. “Muchas de esas vacunas se podrían distribuir de manera adecuada entre la población vulnerable. Ni siquiera de otros países, sino de Estados Unidos, donde aún falta mucha por vacunar”.

Dudas epidemiológicas

La primera duda que expresa Gullón sobre la vacunación de turistas es el tiempo de inmunización.

“La vacuna no te inmuniza hasta los 21 días, así que no generas un espacio de seguridad total. Y a pesar de que tengan una gran inmunidad, falta gente”, apunta. En estos momentos, el 41% de la población neoyorquina tiene la pauta completa. Entre la población de más de 75 años el porcentaje de vacunados es del 67%, mientras que en España prácticamente todos los mayores de 80 están vacunados. Es una estrategia distinta. “Allí han ido muy rápido porque han vacunado antes a la gente más dispuesta. Es la ventaja de tener sobreproducción. Aquí no tenemos para todo el mundo y priorizamos a grupos vulnerables, como se hace en sanidad con cualquier bien escaso”.

En segundo lugar, añade, “me preocupa el efecto llamada: que haya una llegada masiva de gente no vacunada y aumenten los contagios. En términos de salud pública, es un criterio complicado. Cuando hay escasez de un recurso tenemos que ver cómo distribuirlo, no dárselo solo a los que puedan pagar un viaje a Manhattan”.

Dentro del sector turístico español hay distintas opiniones. En la Mesa del Turismo, una asociación que reúne a muchos de los pesos pesados de la industria (Globalia, Hotusa, Iberia, Balearia, Ifema, Amadeus...), están radicalmente en contra. Carlos Rus, presidente de la alianza de la sanidad privada española y uno de sus miembros, cree que es “un error absoluto”.

“Es poner en peligro el país de destino y es tremendamente irresponsable cuando hay países que tienen acceso limitado. La pandemia no es un problema local”, dice Rus a elDiario.es. “Este posicionamiento tiene dos riesgos. La vacuna es un tema serio y no puede ser un reclamo, es inmoral. Y nuestra obligación como países desarrollados es vacunar a países sin capacidad. Si todo el trabajo que estamos haciendo no se acelera en países en vías de desarrollo, hay variantes y las vacunas no las cubren, podemos caer en saco roto”.

Es el mismo mensaje que lanzó la ministra Maroto, que mencionó el documento diplomático entregado por España en la cumbre de Oporto: la iniciativa 'Vacunas para todos', en la que el Gobierno defiende la liberalización de las patentes, la creación de una plataforma para garantizar que la producción se ajuste a la demanda y la aceleración de la distribución de dosis.

Te sobran vacunas. ¿Qué haces? Si las envías a India mejoras tu imagen como país, pero si se las das al turista mejoras tus ingresos

Pero los hoteleros españoles con negocio en Nueva York están encantados. “Nosotros estamos muy a favor. A favor de cualquier medida que ayude a que el sector turístico se recupere”, responden fuentes de Room Mate, con el hotel Grace en Times Square. Según sus datos, a medida que avanza la vacunación aumentan las ocupaciones, y en Nueva York y Miami ya están entre el 50% y el 60%, que “no es para tirar cohetes, pero son brotes verdes. La gente está deseando viajar”. Según otras fuentes del sector, la demanda en Nueva York aún es muy local y tiran más los destinos españoles y portugueses, de sol y playa.

El grupo Hotusa, propietario de los hoteles Eurostars y con establecimiento en Wall Street, considera que “el reclamo es positivo” y que “cualquier medida que suponga incrementar el ritmo de vacunación, recuperar la confianza en el viajero y posicionarse como destino seguro contribuye”.

“En turismo sanitario, la moralidad siempre está encima de la mesa aunque depende del tipo de intervención. En turismo de fertilidad, vas a un sitio seguro y legal; con la adopción surgen dilemas. La vacuna es una contradicción, porque es urgente, cortoplacista y moviliza tráfico tras una época sin turismo”, considera la especialista en marketing turístico Konstantina Zerva, profesora en la Universidad de Girona. “Te sobran vacunas. ¿Qué haces? Si las envías a India mejoras tu imagen como país, pero si se las das al turista mejoras tus ingresos. A nivel ético, no va a haber reacción en la calle siempre que el destino no demuestre que ha quitado vacunas a los locales para dárselas a los turistas”.

Para Zerva, la campaña neoyorquina aprovecha el momento y sería impensable tal y como va la vacunación en España. “Si hablásemos de turismo de vacunas, habría una reacción en la calle. Hablar de solidaridad tiene más lógica: es un concepto bonito y nadie lo va a cuestionar. Pero como técnica para atraer turismo no tiene mucho sentido”, dice. La campaña española —“Te mereces España”— es, en su opinión, poco arriesgada porque la situación no permite otra cosa. “Tiene la intención de mostrar un turismo tranquilo. No hay cambio, estamos como antes, podéis volver. Es una campaña modesta y saben que el que quiera viajar lo hará. Simplemente, decimos que lo puede hacer”.

Concluye Gullón. “Dentro de España hemos asumido muy bien que las vacunas no pueden ser de acceso libre, sino que ha de haber criterios. Pero al subir de escala, a nivel global, no ha habido ese planteamiento: lo ha regulado el mercado”.