Montoro insiste en que los médicos tributen por los congresos en contra del criterio del PP y las farmacéuticas

Los médicos deben tributar por IRPF por los congresos a los que asisten invitados por farmacéuticas en concepto de formación como retribuciones en especie. Este es el criterio de la Agencia Tributaria desde hace al menos diez años, ha asegurado recientemente una nota de la Subdirección General de Información y Asistencia Tributaria, emitida tras una pregunta sobre este asunto. En 2015 estos pagos sumaron 119 millones de euros, según Farmaindustria.

El pasado febrero, una proposición no de ley de Ciudadanos, que salió adelante apoyada por el PP, instaba al Ejecutivo a que este dinero que los laboratorios pagan a médicos para congresos sea libre de impuestos, aunque por el momento no parece que Hacienda tenga en sus planes legislar en esta dirección. 

El debate surge en plena polémica por el nuevo código de Farmaindustria por el que se pretende publicar el nombre y apellidos de los médicos que hayan recibido dinero o invitaciones a congresos y seminarios por parte de empresas farmacéuticas. Distintas asociaciones de facultativos se han mostrado en contra de esta decisión. 

El criterio de Hacienda 

La nota de la Agencia Tributaria, fechada el 5 de mayo, se refiere a dos consultas previas a la Dirección General de Tributos en las que se considera que las dietas de los médicos para formación sólo pueden estar exentas del pago de impuestos cuando estén sufragadas por su empleador, es decir, en la mayoría de los casos, los hospitales.

En concreto, aseguran que “para que la asistencia a congresos no tenga la consideración de rendimiento del trabajo en especie han de concurrir los siguientes requisitos: que los estudios sean dispuestos por los propios empleadores; la financiación total de los estudio por tales empleadores (no cabe parcial); y que la finalidad perseguida sea la actualización, capacitación o reciclaje del personal siempre que los estudios vengan exigidos por el desarrollo de su actividades o las características de los puestos de trabajo”.  

Añaden que tales condicionantes “no se cumplen en este supuesto en que la organización y financiación de los congresos se realiza por las compañías farmacéuticas”.

La industria farmacéutica

Pero Farmaindustria hace otra descripción de los hechos. Según la patronal, esta nota, junto a una resolución previa del Tribunal Económico-Administrativo Central (TEAC) emitida en abril, son los primeros pronunciamientos que ponen en tela de juicio “el criterio que se venía aplicando en esta materia”. Es decir, aseguran que no es cierto que la tributación por participar en congresos sea obligatoria para los médicos desde hace años. Y defienden que debería seguir estando exenta, como pone de manifiesto, remarcan, una reciente iniciativa aprobada por el Congreso de los Diputados. 

A su juicio, “un cambio de criterio en la fiscalidad de estas colaboraciones, lejos de ayudar a mejorar la eficiencia del sistema, podría contribuir a introducir incertidumbres que no beneficiarían ni al Sistema Nacional de Salud ni a los pacientes”.

La iniciativa de PP y Ciudadanos

En la citada proposición no de ley, que se aprobó por un estrecho margen el pasado 23 de febrero, el Congreso requería al Ejecutivo para que las transferencias de valor que las farmacéuticas hacen a los profesionales sanitarios bajo el epígrafe de “formación”, no se consideren retribuciones.

La portavoz del PP, María Eugenia Romero, aseguraba querer “evitar cualquier incertidumbre que afecte al sector [médico-farmacéutico]”. Romero añadió que su grupo considera que mediante esas transferencias, ese dinero, “las empresas suministran los recursos necesarios para actividades formativas atendiendo a los beneficios formativos que generan estas actuaciones y ahorro de recursos y aportación de mejora del sistema sanitario”. Por eso, entendía que pueden entran en las exenciones fiscales previstas por la ley.

El sector médico

Por su parte, la Federación de Asociaciones Científico Médicas de España (FACME) señala a este diario que la formación médica continuada requiere una regulación que permita que el profesional pueda acceder a ella “sin cargas ni trabas”, y que sea “de calidad e independiente”. A su juicio “que las aportaciones de la industria se vehiculicen a través de nuestras organizaciones contribuiría a ello”.

En cuanto al hecho de que la tributación, tal y como mantiene Hacienda, fuera obligatoria, aseguran que “todos los pagos que reciben los profesionales de la industria son declarados”, pero hacen hincapié en la dificultad de declarar lo que el profesional no ha recibido directamente, sin que haya tenido control alguno sobre esas cantidades invertidas.

“Esta teórica obligación no puede ser trasladada al profesional sin un claro proceso regulatorio específico que permita separar lo que son actividades promocionales de la industria de lo que son reuniones científicas no promocionales en las que las aportaciones de la industria no son finalistas”, afirman.

Según Farmaindustria, “en España, y ante la escasez de financiación pública para este propósito, una parte muy importante de la formación continuada de los profesionales sanitarios ha sido sufragada tradicionalmente por los laboratorios farmacéuticos y por otros fabricantes y distribuidores de productos sanitarios” , especialmente “en áreas de especial innovación, complejidad y desarrollo, sin que sea factible hoy en día un modelo de formación alternativo”.

La formación continuada de profesionales sanitarios está recogida y reglada por el Ministerio de Sanidad. Además, las comunidades autónomas (que tienen las competencias sanitarias) disponen de planes de formaciónen uno u otro nivel donde, incluso, se  detallan las tarifas.