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Hyundai y Toyota hacen los deberes con el hidrógeno a la espera de infraestructuras

En cuanto a manejo, la tecnología del Mirai es igual a la de cualquier eléctrico de baterías.

Pedro Umbert

El reciente Congreso Europeo de la Energía del Hidrógeno, celebrado en Málaga, ha puesto de manifiesto dos realidades que, hoy por hoy, se desmienten entre sí. Por un lado, que los modelos de pila de combustible son ya opciones perfectamente viables desde el punto de vista mecánico. Por otro, que son invendibles en España mientras no se despliegue una red de suministro de hidrógeno suficiente.

Además de otros operadores sin relación con el mundo del automóvil, dos marcas de coches estaban presentes en Málaga para llamar la atención sobre este estado de cosas, y comparecían con los deberes hechos: Toyota mostraba el Mirai, que desde 2015 circula por países europeos con mayor infraestructura de hidrógeno, y Hyundai enseñaba un Nexo de preserie, pero casi completamente a punto para ser comercializado.

De hecho, el fabricante coreano habla de ponerlo a la venta en el verano de este mismo año. Para que ello tenga sentido en nuestro país tienen que darse unas circunstancias que cabe resumir así: o bien la Administración toma la iniciativa y realiza las inversiones necesarias para que exista un número de estaciones de servicio al menos testimonial, o bien alguna empresa o consorcio especialmente interesado en la movilidad sostenible presiona para que se hagan esas inversiones a través de un pedido de unidades significativo del Nexo o del Mirai.

Puede que hayas escuchado decir que en España existe una media docena de hidrogeneras, lo cual es cierto, pero se trata de instalaciones pertenecientes a centros de investigación o tecnológicos como el Centro Nacional del Hidrógeno, con sede en Puertollano, y por tanto no abiertas al público general. Es decir, que ahora mismo no hay manera posible de repostar aquí un coche de pila de combustible, tecnología que emplea hidrógeno y oxígeno para generar la electricidad que impulsa al vehículo. Por los escapes sale solo el agua sobrante del proceso, que algún director de comunicación –al estilo de Fraga en Palomares– ha llegado a beberse ante las cámaras de televisión.

Para el conductor, el Mirai y el Nexo no difieren en nada de cualquier coche eléctrico de baterías en cuanto al manejo. El mismo silencio, la misma suavidad y la misma ausencia de emisiones, si la energía original procede fuentes renovables. De hecho, son coches eléctricos pues disponen de un motor eléctrico y un sistema de baterías donde se almacena la electricidad producida por la pila de combustible. Pero con dos diferencias abrumadoras a favor del hidrógeno: la autonomía es mucho más extensa (de 754 kilómetros, según ciclo NEDC, en el caso del Nexo, suficiente para casi cualquier viaje) y el repostaje, a 700 bares de presión, no pasa de cinco minutos, como en un vehículo convencional.

El español Javier Arboleda, uno de los ingenieros de Hyundai más involucrados en el desarrollo del Nexo, recuerda que del modelo precedente de pila de combustible, el ix35 FCEV –que se comercializó como Tucson Fuel Cell–, se vendió en España un número de unidades testimonial. Ahora se contenta con poner en el mercado “dos o tres decenas” del Nexo si nada en cuestión de infraestructuras cambia. Pero citas como el congreso europeo de Málaga se organizan precisamente para que todo, o al menos algo, cambie.

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